Aún cuando hay versiones de que nació en Tacubaya, las evidencias muestran que el 3 de julio de 1883 nace en Praga, República Checa, un pequeño y atormentado ser que llegaría a convertirse en unos de los símbolos del siglo XX: Franz Kafka, autor de La Metamorfosis y El Proceso.
Lo de Tacubaya se utiliza como prueba palpable de que vivimos en un país kafkiano en el que buena parte del año nos sentimos cucarachas, de los interminables trámites y vericuetos que hay que seguir casi para cualquier cosa, país se ventanillas y apapachos sexenales. Después, la indiferencia y el miedo, la insatisfacción y la alienación; la desesperación y el absurdo; millones de seres movidos por la angustia de ver pasar el tiempo con las mismas promesas, los mismos juegos de palabras, las mismas caras de siempre. De ahí la pertinencia de nuestro kafkanismo.
Durante cien años las inteligencias más destacadas han tratado de encontrarle sentido a las palabras de Franz Kafka con resultados por demás contrastantes, pero han coincidido en un punto: se trata de uno de los escritores más influyentes de su siglo. Al igual que Juan Rulfo, a Kafka le bastó muy poco para conmover los cimientos de la humanidad. Su pequeña obra es, sin duda, una de las más grandes de la literatura moderna.
Lo de Tacubaya se utiliza como prueba palpable de que vivimos en un país kafkiano en el que buena parte del año nos sentimos cucarachas, de los interminables trámites y vericuetos que hay que seguir casi para cualquier cosa, país se ventanillas y apapachos sexenales. Después, la indiferencia y el miedo, la insatisfacción y la alienación; la desesperación y el absurdo; millones de seres movidos por la angustia de ver pasar el tiempo con las mismas promesas, los mismos juegos de palabras, las mismas caras de siempre. De ahí la pertinencia de nuestro kafkanismo.
Durante cien años las inteligencias más destacadas han tratado de encontrarle sentido a las palabras de Franz Kafka con resultados por demás contrastantes, pero han coincidido en un punto: se trata de uno de los escritores más influyentes de su siglo. Al igual que Juan Rulfo, a Kafka le bastó muy poco para conmover los cimientos de la humanidad. Su pequeña obra es, sin duda, una de las más grandes de la literatura moderna.
"A Kafka le bastó muy poco para conmover los cimientos de la humanidad"
ResponderEliminarConcuerdo.