sábado, 30 de mayo de 2009

El color de Dios


Salí de la conferencia que la Doctora Consuelo Maquívar ofreció en la biblioteca la Fragua de la Universidad de Puebla extrañamente iluminado. El tema era sobre la iconografía Trinitaria, que en castellano quería decir las representaciones de la Santísima Trinidad, es decir, padre, hijo y espíritu santo (viejo, joven y la palomita), pero ahí no acaba la cosa, pues ésta es tan sólo la clásica. Hay dos representaciones trinitarias más: la antropomorfa –tres sujetos iguales- y la trifásica, tres sujetos en uno, apenas conocida, pues fue terminantemente prohibida por la Inquisición.

Después de días de andar masticando imágenes, me puse a trabajar en la elaboración de
una serie de piezas de barro que buscaran explicar, tres siglos después, las razones de la Inquisición para prohibir la Trinidad Trifásica y, un año después, luego de dos docenas de piezas, puedo afirmar que no tengo idea de las razones inquisitoriales, aunque sí –me atrevo a decir- de las motivaciones de los artesanos novohispanos que buscaron encajar en una sola cabeza los tres personajes de la Trinidad. Pero esa es obra plástica, tendrá que hablar por sí misma. Lo interesante fue el encuentro de una temática muy vigorosa en el antiguo arte colonial, que se podría pensar superado.

La investigación de la doctora Maquívar me abrió los ojos sobre la importancia de la iconografía religiosa en los propósitos de un gremio muy difuso de artesanos que manipulan la materia artesanal (barro, pintura, vidrio, metal) cada vez con menos imaginación. De los luchadores de madera a los bodegones del Barrio del Artista. El arte popular comercial –el que se ve y se vende en nuestras ciudades- no ha sabido transitar a nuevas interpretaciones de sus propósitos mismos, los originales, y se copia al infinito.

Como sea, mi trabajo sobre la Trinidad Trifásica es un esfuerzo que busca en el quehacer artesanal motivaciones que enriquezcan ese simple placer, sin ánimo de escándalo, de provocación del tipo de la virgen desnuda, pero en la idea de provocar viejos anhelos y reflexiones propias sobre esa metáfora de Dios que es la Santísima Trinidad.

Sigue el ejercicio de cocer y pintar esas piezas, pero ¿de qué color es Dios?



1 comentario:

  1. armando linares teijeiro29 de junio de 2009, 6:02

    MUY BUENO EL COMENTARIO.YA HABÍA LEÍDO SOBRE EL TEMA.SOY DOCUMENTALISTA Y DIRECTOR DE TV Y ESTO LO ENCONTRE REALIZANDO DOS TRABAJOS AUDIOVISUALES:EL PRIMERO YA CONCLUÍDO Y ESTRENADO SOBRE LOS CARTUJOS Y OTRO POR REALIZAR, SOBRE LA POSIBLE RELACIÓN SENTIMENTAL ENTRE JESUS Y MARIA MAGDALENA,BASANDONOS EN LA ICONOGRAFIA EXISTENTE.
    UN AMIGO NUESTRO,JOSE LUIS GIMENEZ,AUTOR DE EL LEGADO DE MARIA MAGDALENA Y EL TRIUNFO DE MARIA MAGDALENA:JAQUE MATE A LA INQUISICION,NOS LLEVO A ADENTRANOS EN EL TEMA PARA PROPONERNOS REALIZAR UN DOCUMENTAL.
    EN ESTAS INVESTIGACIONES DESCUBRI UN TEXTO SOBRE LA TRINIDAD.
    VEO QUE ESTOS TEMAS SON DE SU AGRADO,SI QUISIERA COMENTAR ALGO MAS,LE ENVIO MI EMAIL PARA INTERCAMBIAR OPINIONES.UN SALUDO,ARMANDO LINARES produccionesacuarium@yahoo.es

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