lunes, 31 de enero de 2011

Tortura indolora


31 de enero de 1811. La gente reunida en la plaza de San Blas, Nayarit, observa el bizarro martirio de un cadáver en la plaza de San Blas, Nayarit; es del cura de San Ahualulco, su cuerpo está desnudo, boca abajo, un hombre golpea su espalda lacerada con un látigo. Una extraña estampa del inicio de la independencia.

***

Entre los muchos desvaríos militares que tuvo Miguel Hidalgo en su breve lucha por la independencia de México, existe una historia de un párroco nayarita, José María Mercado que, inspirado por la autorización de Miguel Hidalgo, proclama la independencia del poblado que acoge su parroquia, Ahualulco, desatando una algarabía fuera de todo cálculo.

Con 300 hombres mal entrenados y peor equipados ocupó Tepic y entró a San Blas el 1 de diciembre de 1810, sin mucho orden y sin ninguna piedad. El gusto le duró poco, dos meses de desórdenes, hasta que llegó el refuerzo del ejército realista, el 31 de enero de 1811, cuando el cura Mercado pereció al buscar salvarse de la persecución de la gente del párroco de San Blas, Nicolás Santos Verdín; el clérigo se desnucó al intentar huir por una barranca, pero ni aún muerto se desquitaba el odio que levantó debido a los excesos de su plebe al ocupar esas dos pacíficas ciudades. Santos Verdín ordena llevarlo a la plaza central y azotar el cadáver desnudo para escarmiento de sus simpatizantes.



domingo, 30 de enero de 2011

La gracia de la nada


Víctima de la intolerancia, la tarde de este día, 30 de enero de 1948, el fanatismo acaba con la vida de Mahatma Gandhi, caudillo de la independencia de la India que profesó la tolerancia entre indios e islámicos. Y la paz entre las naciones y los seres humanos.

Tengo mis mejores sentimientos para personajes como Gandhi, es el vivo ejemplo de la santidad humana, un hombre que creía en sí mismo, que cultivaba con su hacer un mejor destino; un líder infinito que predicó con el ejemplo y logró desarmar cualquier argumento a favor de la confrontación violenta; es decir, logró sostener sus palabras sobre la paz, en paz.

Aprendí de él la mejor interpretación de la dignidad, humilde y enérgica a la vez, una marca indeleble en mi experiencia humana; me enseñó una actitud de vida para enfrentarme al mundo tanto como individuo social que como al yo interno que lo habita; supuso una elección en mi forma de ver el mundo desde la gracia de la nada.



sábado, 29 de enero de 2011

A lo que te truje Jano


Imaginaba que Valerio Trujano era un personaje de la Revolución Mexicana, su sonoro nombre me sonaba como para la letra de un corrido que lo retrataba subiéndose a un caballo para echar bala a todos lados. No andaba tan equivocado, al menos en esa imagen, aunque sí en el tiempo en que vivió este valiente arriero que se hizo célebre tras algunas victorias insurgentes sobre el ejército realista de los españoles.

En efecto, Valerio Trujano fue un ranchero venido a revolucionario, nacido el 29 de enero de 1770 en Tepecoacuilco, Guerrero, que se unió a las fuerzas de José María Morelos desde 1808, aunque fue en 1812 cuando realizó sus principales hazañas, como el asalto a un cargamento de fusiles que los españoles llevaban a Oaxaca desde Veracruz y otras escaramuzas de las que salió bien librado.

Su hora le llegó el 7 de octubre de 1812 cuando, con un ciento de hombres, enfrentó a cuatrocientos realistas en Tepeaca, Puebla, de donde salió ileso; pero, al intentar salvar la vida de su hijo, capturado en batalla, fue cogido de un ala y ejecutado.

Es muy probable que su apellido significara “lo que trae enero” o “el enero cambiante”, bifacial, como el dios romano que lo inspiró: Jano, el dios de las dos caras, que ese día le falló a Trujano.



viernes, 28 de enero de 2011

Pasos en la azotea


El 28 de enero de 1915 el general Álvaro Obregón penetra con su ejército constitucionalista la ciudad de México. No fue una entrada triunfal, como ocurrirá en otras ocasiones futuras. En el ambiente se respiraba el tufillo de rebelión que había dejado la reciente Convención Nacional Revolucionaria en Aguascalientes, que juntó zapatistas y villistas en torno al sorpresivo presidente convencionalista Roque González Garza, nombrado en la ocasión.

Pero no sólo se trataba de mala vibración o clima de zozobra. Los obregonistas tuvieron que entrar con la cabeza agachada, ya que en su recorrido por las calles de la ciudad de México había decenas de francotiradores parapetados en las azoteas de los edificios que se encargaron de dificultar aun más la entrada del sonorense a la ciudad.



Frases de memoria


La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados.

Jean Paul (1763-1825)



jueves, 27 de enero de 2011

Amadeus


El 27 de enero de 1756 en Salzburgo, Austria, nace un niño que perdió la inocencia casi de inmediato para convertirse en un genio admirado por todos y condecorado a tiernas edades: Wolfang Amadeus Mozart.

Su talento prodigioso fue revelado a los cuatro años de edad, cuando ya tocaba el clavecín. Tenía una memoria musical fuera de todo orden. A los once años, con sólo dos veces de escucharla, copió íntegro el Misere de Allegri; tocaba también el violín, y a los seis años improvisaba obritas para su padre, un estricto compositor de Salzburgo.

A los 35 años, Wolfang Amadeus Mozart murió de una fiebre infecciosa. Terminaban tres décadas de glorificación, que de alguna manera ayudó a configurar lo que sería el artista moderno.

Dos siglos y medio después, tan campante, Wolfang Amadeus Mozart vive su inmortalidad como un clásico inamovible de la historia musical.



miércoles, 26 de enero de 2011

Transparencia decimonónica


A mitad del siglo XIX la solicitud de transparencia por parte de militares liberales al gobierno, que solicitaban saber el resultado de la incautación de los bienes de la iglesia, o dicho de otro modo: ¿dónde había quedado la bolita sobre los cuantiosos bienes eclesiásticos?, termina en una rebelión militar contra el gobierno de Valentín Gómez Farías.

El 26 de enero de 1847, a punto de iniciarse la invasión yanqui, unos batallones llamados los “polkos”, que eran liberales moderados, dirigidos por el general Matías de la Peña, se sublevan contra el gobierno de Gómez Farías.

La razón de fondo era la necesidad de ese dinero para enfrentar la inminente invasión del general Zacarías Scott. La insurrección de cinco batallones de polkos, llamados así por su afición a las polkas europeas, pues eran “niños bien”, trajo como resultado la renuncia de Gómez Farías a la vicepresidencia de México, aunque la consecuencia más dolorosa fue dejar a Veracruz sin el apoyo militar necesario para enfrentar la llegada de los yanquis.

La invasión estadounidense ocurrió a partir de septiembre de 1847, dejando una estela de muertos y heroicidades indelebles a los ojos de la historia. Sin embargo, aunque tenían razón, los polkos fueron mal tratados por la historia oficial, a pesar de su destacada participación en la guerra, pues en muchos casos fueron tildados de traidores, cuando lo único que pedían, como ahora lo hacemos nosotros, era un poco de transparencia en el uso de los recursos públicos.



martes, 25 de enero de 2011

Don Oso


Mi mejor amigo es un hombre de 85 años de edad. Se llama José Suárez Donoso, pero le decimos Pepe. Pepe Donoso, como su presunto primo, el famoso escritor. Con él he compartido la afición por la plática libre, ligera y cervecera. Lo he visitado a su librería-café al menos una vez cada semana de los últimos diecisiete años y hemos fumado toneladas de cigarros al amparo de la tranquila soledad de las mañanas, cuando las mesas del café están casi siempre vacías y los clientes llegan a buscar infructuosamente algún libro que casi nunca encuentran. El café se llama Teorema y funcionó 30 años en una esquina céntrica de la ciudad de Puebla, en Reforma y 7 Norte y hace dos años a cien metros de ahí, en la 2 Oriente 704.

En muy poco tiempo Pepe me hizo sentir como de la familia, conocí a Pía, a Paula, a Benito, a su esposa Tita, y me tocó el nacimiento de sus bisnietos Pía y Picopalo, que ahora ya han crecido. En este largo tiempo no he podido menos que aprender de él diciendo y escuchando cosas y reflexionando sobre asuntos a los que no hubiera llegado en otra parte. Embriagándonos con dulces cervezas que en algunos momentos también fueron amargas, tejiendo una red de risas y palabras hilvanadas con el humo de innumerables cigarros que fumamos con fruición, en tantos días soleados, a veces acallados por la manifestación de la 28 de Octubre, gritando hacia al zócalo. Con el tiempo formamos juntos una elástica agrupación cultural que terminó discutiendo formalmente temas del mundo y la cultura los sábados al mediodía, con Pepe como moderador.

Me había olvidado decirlo, Pepe es un poeta. No sé si es buena o mala su poesía pero sé que es poeta. Un poeta natural, silvestre, consecuente. Fue también militar del ejército de Chile, hasta el golpe de Pinochet; fue exiliado, profesor universitario, hombre de izquierda, orador, amante furtivo, viajero del mundo, promotor cultural, cantante de banqueta. Hasta que llegó a su mesa, como empresario de libros y cafés, y ahí ha estado los siguientes treinta años recibiendo amigos, escribiendo poesías, embriagándose a veces, fumando hasta el exceso, hablando, riendo, hablando y volviendo a reír, porque es un poeta que se ha tomado la vida a la ligera, que ha disfrutado los instantes, sin concebir ambiciosos planes a futuro, sino la vida aquí, hoy mismo, en este preciso momento en que “me haces el honor de venir a verme”. Y ha vivido feliz.

Hace seis días Pepe está internado en el Hospital Universitario, el pronóstico no es bueno. A su edad, los cansados órganos del cuerpo se encadenan uno con otro y organizan paros generales. Así lo ha decidido su corazón en un súbito paro, seguido por los riñones. No lo sé, la información es confusa, como ocurre casi siempre en estas circunstancias. Lo que sí sé es que Pepe ha vivido feliz sin haberlo planeado, aunque trabajó mucho en su momento. Pero es un hombre al que aman sus hijas y sus nietos y sus bisnietos; lo aman sus empleados, sus amigos y amigas, algunos de sus clientes extranjeros. Un hombre que ha vivido el amor como muy pocos y durante mucho tiempo, detalle que lo convierte en un ser enormemente rico, millonario, pues es tal vez el principal tesoro que es posible tener en la vida.

El sábado antepasado estuvimos juntos, él tomó tequila y se acabó todos mis cigarros, de acuerdo a su costumbre. Por primera vez lo vi con bastón, quejándose de un tratamiento para las piernas, pero bien. Lúcido, con su memoria elefántica y discutiendo las noticias. Sólo esperamos que se levante y retorne a su mesa de café. Ánimo.



lunes, 24 de enero de 2011

Volver al futuro


En noviembre de 2009 Jorge G. Castañeda y Héctor Aguilar Camín publicaron un interesante y urgente ensayo en la revista Nexos con el nombre de Un futuro para México (Nexos, 01/11/2009) en el que analizaban siete puntos torales en el estancamiento político, social y económico que vivimos los mexicanos: el peso del pasado, la prosperidad, nuestro lugar en el mundo, proteger a la sociedad, educación, democracia y hacia el 2012.

Su lectura fue estimulante y me pareció fundamental hacer algo por divulgar sus conclusiones que contemplaban cuatro decisiones estratégicas: asumir los cambios que requiere la economía para crecer; decidir el lugar que se quiere ocupar en el mundo; universalizar los derechos y garantías sociales necesarios para construir una sociedad equitativa, donde más de las dos terceras partes vivan más o menos igual, y hacer productiva la democracia mediante reformas institucionales que garanticen la seguridad de los ciudadanos. De inmediato me avoqué a promocionarlo en este blog.

Mi resumen, sin pretensiones críticas, buscaba simplemente ser un rebote social a una iniciativa ciudadana que mi juicio urge discutir en todos los niveles sociales, una forma simple de reconocer a dos importantes intelectuales que se tomaban el trabajo de iniciar una reflexión que tarde o temprano tendrán que asumir los tres poderes públicos mexicanos y que, inexplicablemente, pasan los sexenios y no asumen.

Mi iniciativa –que ciertamente implicó el esfuerzo de resumir unas veinticinco cuartillas en unas cuatro- mereció la inesperada respuesta de Jorge Castañeda que me escribió, no para corregir nada relacionado al resumen del ensayo, sino para contradecir algunas alusiones personales que yo había leído en la prensa y ahora utilizaba en mi introducción. Chismes de poca monta que no aportaban nada a la discusión y que con todo derecho él decidió enmendar. No importa, fue una lección de humildad que me enseñó que la impunidad no sólo ocurre desde los poderosos a los menesterosos, sino que, ahora con estas nuevas y democráticas formas de expresión, la impunidad de decir verdades dolorosas o mentiras arteras también puede concebirse al revés. Corregí lo corregible.

En diciembre de 2010 Castañeda y Aguilar Camín vuelven por sus fueros y publican un primer resultado de las consecuencias surgidas de su primera iniciativa, publicada en la propia revista (Nexos, 01/12/2010), ahora con el título de Regreso al futuro. A diferencia de Un futuro para México, Regreso al futuro me suscitó una serie de dudas y reflexiones críticas que espero abonen a la discusión antes que la estorben, que ayuden a reflexionar mejor sus conclusiones y en modo alguno caigan en un deporte muy socorrido entre los mexicanos: joder por joder.

En este nuevo ensayo refrendo mi admiración por señalar aspectos claves de nuestra recurrente crisis social, como la idea misma de futuro, la contención de los poderes, la integración con América del Norte, el IVA generalizado y, especialmente, el señalamiento del mecanismo que permite una débil o nula transparencia de los recursos públicos en los estados federados en donde los gobernadores hacen, más o menos, lo que les da la gana.

“El efectivo aprendizaje de las reglas democráticas y su utilización desde los gobiernos locales para alcanzar victorias imaginables sólo en el antiguo régimen: resultados del antiguo régimen con reglas del nuevo”, afirman. “Los gobernadores de hoy (priístas y no priístas) son dueños del poder y del dinero en su territorio”, de las urnas, de los órganos electorales, los medios de comunicación, los negocios “y, a veces, hasta de su oposición”.

“A la hora de rendir cuentas del dinero federal, congresos y ejecutivos estatales transitan en notorio acuerdo. (…) Las quejas de corrupción son moneda corriente en el ágora local. (…) Es otro de los temas en los que la burocracia del viejo régimen sigue prevaleciendo”.

El caso Zacatecas que vemos estos días es un triste ejemplo de lo que ocurre cuando el gobierno siguiente en un estado decide investigar a su predecesor. En un brevísimo tiempo, con el análisis de sólo el 2 % de las cuentas del gobierno de Amalia García, se acumularon evidencias para probarle el desvío de recursos federales de programas sociales dirigidos al derroche y al capricho sexenal y la adjudicación directa sin concurso alguno. Los datos son contundentes: de mil 254 millones de pesos destinados a contratos de servicios y obras en el periodo 2009-2010, 62% de los recursos, es decir, 744 millones de pesos, se gastaron bajo adjudicaciones directas. (El Universal) Esto, sin embargo, no es parte de un afán de limpiar nada sino de una suerte de venganza política y por desgracia no es parejo en el conjunto nacional, sabemos que lo mismo ocurriría prácticamente con cualquier gobernador que abandona su puesto, de cualquier otro estado y de cualquier otro partido, de Puebla a Oaxaca, de Chihuahua a Yucatán. En donde aprietes brota pus.

El reclamo de corrupción “local” fue sin duda la principal inconformidad que Castañeda y Aguilar Camín recogieron en una gira nacional para acopiar reacciones a su ensayo Un futuro para México, pero también el miedo al fortalecimiento de los gobiernos estatales que llegan a ser abrumadores para una debilitada ciudadanía, inerme ante la violencia y la impunidad. Vislumbraron, sin embargo, una suerte de optimismo subyacente en el evidente progreso de las grandes ciudades mexicanas, donde “no todo es corrupción”, pues “basta viajar hoy a cualquier ciudad media del país para sentir la pujanza del cambio regional verificado en los años del feuderalismo (ironía acuñada por Genaro Borrego), la calidad del equipamiento urbano, la revolución del consumo, la energía social”.

Y ahí salta ante mis ojos la misma contradicción que saltó para los suyos cuando advierten “la impresión de esquizofrenia que tanto Un futuro para México como Regreso al futuro pueden suscitar en el lector.” Aunque para ellos finalmente lo explica la realidad contradictoria que vivimos los mexicanos, no la esquizofrenia del escrito, a mi me quedó un regusto esquizofrénico de mi lectura, pues Regreso al futuro está plagado de argumentos contradictorios, muchas veces simplistas, como si fuera la visión de dos turistas impresionados por lo grandote de la macropalza de la ciudad de Monterrey. Por supuesto, soy el primero en asegurar que los dos escritores pueden ser muchas cosas antes que inocentes turistas, pero esa fue mi impresión, sobre todo frente a los datos estadísticos de un estado como Puebla, que contradicen tanto optimismo.

“México se ha transformado enormemente, y para bien, a lo largo de los últimos 15 años, el país es infinitamente mejor que el que los mexicanos portamos en nuestras cabezas”. El nuevo ensayo está cargado de expresiones sentenciosas y claramente discutibles: el país ha avanzado mucho; es un país grande, expansivo y prometedor; todo impresiona; una reducción sensible de la pobreza, los desamparados constituyen ahora una minoría variante; le ha ido mejor en estos 15 o 20 años que a Brasil y peor que a Chile; es un país mejor en todos los órdenes al que ha sido antes en su historia. “Hay un nuevo país regional cuya pluralidad salta por todos lados. (…) México hasta ahora no se escinde ni se fragmenta: se equilibra. (…) Este México de nueva, pujante y diversa regionalidad, es un país que bulle y se transforma, (…) que tiene poco que ver con las viejas tradiciones.” Todo esto mezclado con cifras probatorias de las honduras de la crisis política, la tragedia de la inseguridad, los rezagos educativos, fiscales, culturales, pues a lo largo de su redacción los escritores insertan equitativamente una de cal y una de arena, de ahí la esquizofrenia (de la realidad, pero también de la redacción): “En la frontera dominan las maquiladoras, el comercio legal e ilegal de cosas y personas, una violencia de Wild West y un dinamismo notable, incluso en los peores momentos, aunado a unas zonas urbanas de precariedad y abandono inhumanos. (…) Esta diversidad de nuevo tipo encierra también un carácter equilibrante que produce sinergias y suma fortalezas. (…) Cada región se dedica con intensidad a lo que sabe y puede hacer, no a lo que se le ocurrió a algún funcionario genial de la capital de la República, como Cosoleacaque, que sigue cerrado, o Huatulco y Puerto Peñasco, que siguen vacíos, o el puerto industrial de Lázaro Cárdenas/Las Truchas, que esperó durante 30 años el ferrocarril prometido.”

En fin, mi aportación crítica a la lectura de Volver al futuro se circunscribe a imaginar sus conclusiones para el estado de Puebla, donde resido hace 20 años, los mismos años que los autores señalan como los de enorme transformación, un país “infinitamente mejor que el que los mexicanos portamos en nuestras cabezas”. Es el México “de la prosperidad regional evidente”.

Invitados por universidades opulentas, convidados opíparamente por congresos locales que pusieron los manteles largos y eligieron hermosos salones del siglo XVII para recibirlos, tengo la impresión de que para este último ensayo los escritores vieron todo muy bonito, satisfactorio y reluciente. En efecto, muchas de nuestras ciudades son hermosas, Puebla en primer lugar, pero como que no pudieron tocar fondo en su vertiginosa gira.

“Los sistemas de transporte colectivo y de tránsito imaginativos y eficientes (incluyendo una insólita inversión simultánea de carriles en León, algo que jamás habíamos visto en nuestros andares por el mundo); (…) las ferias de libros o cónclaves culturales, periódicos y multitudinarios; (…) onerosas oficinas en el extranjero, (…) todo habla de la holgura financiera de nuestros estados.”

Castañeda y Aguilar Camín hablan de que en los últimos quince años se percibe en las principales ciudades del interior “un ensanchamiento de la clase media, medida como se le quiera medir, con una reducción sensible de la pobreza, e incluso, de modo sorprendente, con una pequeña pero sostenida merma de la desigualdad.” Lo que no quiere decir que la miseria urbana haya desaparecido, aclaran. “Sólo decimos que a diferencia de antes, cuando esos mexicanos desamparados conformaban una mayoría clara del país, ahora constituyen una minoría variante: la indígena muy pequeña, la rural cada día menor, la que padece la pobreza urbana, muy por encima de lo aceptable.”

Las ciudades mexicanas se han homogeneizado y “presumen los mismos malls y pasos a desnivel, los mismos libramientos y edificios públicos y privados (tribunales, universidades, palacios de gobierno, o museos, parques de diversión, country clubs y cadenas hoteleras), los mismos parques y zonas residenciales, las mismas extensiones de vivienda unifamiliar sin un solo árbol y millones de fúnebres tinacos Rotoplas: retículas urbanas perpetradas por Geo, Homex, Sare, Urbi, que insultan la buena arquitectura tradicional mexicana pero son también el primer peldaño en la materialización del sueño de casi seis millones de familias que han adquirido su primera vivienda en los últimos tres lustros.”

Es muy interesante esta visión porque es cierta. Es la visión clasemediera mexicana de que si no tienes un Aurrerá cerca de tu casa no vives en el mundo moderno. Pero habría que mencionar a las decenas de miles que han perdido sus casas, sus automóviles y, por supuesto, sus trabajos; el deterioro en la calidad de vida que en los últimos lustros hemos vivido millones de habitantes, los mismos que en los años ochentas ostentábamos sin discusión el etiqueta de clasemedieros y que ahora descendemos a ritmo acelerado.

Tengo muchas satisfacciones y pruebas de las bondades que he recibido de la ciudad y del estado de Puebla, de los poblanos en particular, pero no es mi visión personal o barrial la que quiero ofrecer en este análisis porque en efecto es una perspectiva subjetiva que habla solo de cómo le ha ido a uno en la feria, sino de los números oficiales de los últimos años que dependencias e institutos especializados han arrojado sobre la situación de un estado importante y representativo como Puebla, que tienen que ver muy poco con ese México “de nueva, pujante y diversa regionalidad, en un país que bulle y se transforma”, que los escritores ven.

De acuerdo con el estudio Indicadores Regionales de Actividad Económica de Banamex, el estado de Puebla tiene un Producto Interno Bruto per cápita similar al de países africanos como Gabón y Botswana; de acuerdo a ese análisis económico, Puebla se encuentra por debajo de naciones caribeñas, como Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda o de Europa Oriental como Rumania, Lituania, Croacia o Eslovenia.

El Instituto Nacional de Geografía y estadística, el Inegi, señala que para agosto de 2009 en Puebla hay 100 mil desempleados y 750 mil trabajadores informales. Es el lugar número 28, de 32, en competitividad a decir del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey en 2010 y uno de los cinco estados de México que retrocedió en términos absolutos en competitividad desde 2008, de acuerdo a los datos proporcionados por el Instituto Mexicano de la Competitividad.

En Puebla hemos vivido los últimos seis años una paradójica realidad: un gobierno autoritario pero invisible, inaccesible. Todo empezó en el primer año como producto del escándalo mediático que enfrentó el gobierno de Mario Marín al aprehender ilegalmente a la periodista Lydia Cacho, que lo soterró el resto de su sexenio. A partir de este hecho, Puebla ha venido dando tumbos en las distintas facetas de gobierno, perdiendo lugares nacionales, dejando pasar oportunidades, concibiendo el poder como una franquicia y no la gobernación de una importante entidad.

De acuerdo con el estudio de Transparencia Internacional en 2007, Puebla es el 4º Estado más corrupto de México. El Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey en el 2010 valora a las autoridades poblanas como el peor gobierno en eficiencia gubernamental. Y el Centro de Estudios Espinoza Yglesias considera a Puebla en el penúltimo lugar de la República Mexicana en transparencia gubernamental.

El 16 de abril de 2008, Mario Marín Torres reconoció que Puebla ocupaba el séptimo lugar a nivel nacional en marginación y que la entidad tiene el sitio número 25 en desarrollo humano, tomando un estudio sobre el índice de desarrollo humano de la Organización de Naciones Unidas. De acuerdo con las cifras del INEGI de ese mismo año, Puebla es el tercer estado más pobre del país, con 3 millones 600 mil ciudadanos que viven en pobreza extrema y moderada, de los 5 millones 383 mil 133 poblanos que habitamos su territorio. Las cifras se repiten hasta el día de hoy. Un estudio realizado por la Ibero Puebla, del que da cuenta La Jornada de Oriente del 24 de enero de 2011, habla del 60% de los habitantes con mala calidad de vida; 68% viven con 879 pesos mensuales; 3 millones 600 mil habitantes con privaciones de vivienda y salud.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social considera que en Puebla existen 4 millones 340 mil personas sin acceso a la seguridad social, que representa el 77.4 por ciento. En calidad y espacios de vivienda, Puebla logra un índice de sólo 22.1 por ciento, equivalente a un millón 240 mil personas; en servicios básicos de la vivienda un porcentaje de apenas 32.7, que equivalen a un millón 830 mil poblanos y en acceso a la alimentación tiene un índice de mínimo de 27.2 por ciento, que representan a un millón 520 mil personas. Esto no es sino evidencia palpable de un fracaso en la política de Desarrollo Social, que hace necesario reconstruir el tejido social desde sus cimientos.

Los avances tecnológicos y la moderna transferencia de recursos no han sido capaces de llegar al campo y al campesinado poblano, que sigue padeciendo problemas ancestrales derivados de la mala distribución o ausencia de agua, baja productividad agrícola, pecuaria y acuícola; investigación tecnológica insuficiente y falta de valor agregado que limitan su desarrollo, someten a graves presiones económicas a las familias, que en más de un pueblo, en regiones enteras como la Mixteca, se ven precisadas a emigrar.

La Secretaría de Desarrollo Rural del Estado identifica noventa problemas de desarrollo en el campo poblano y acepta que hablar del campo en nuestra entidad es sinónimo de pobreza, de migración y desesperanza, ya que arrastra un histórico rezago tecnológico y una mal entendida práctica tradicional de las actividades agropecuarias.

Se ha hecho muy poco para remediarlo. Antes que propuestas, lo que se hace es promesas incumplibles, difusas, como las que escuchamos en la última campaña electoral: tractores de regalo, tecnificación fantasma, créditos peregrinos, viveros para vivales. Lo que en realidad vemos en el campo poblano es una nula coordinación de instituciones vitales para el desarrollo del campo, como la educación superior y los tres niveles de gobierno; lo que vemos es una capacitación y una asistencia técnica amarradas a la política.

Contra lo que muchos creen, hay una gran riqueza natural y cultural en el campo y el campesinado poblano. Se han identificado 367 clases de cultivos y 99 especies pecuarias y acuícolas agrupadas en 25 cadenas productivas; existe un catálogo de 306 opciones alimenticias; los biólogos han clasificado 455 plantas y especies animales con propiedades curativas.

Uno de los más caros problemas del campo poblano, como lo es también de la agricultura mundial, es la escasez de agua. Una prioridad ecológica hoy es una campaña permanente de concientización sobre el uso racional del agua en las ciudades y en el campo. Cultura del agua, que nos lleve a fomentar un manejo integral de las cuencas y microcuencas que hagan posible la tecnificación del riego agrícola.

En los últimos veinte años de gobiernos poblanos hemos sido testigos de la depredación de los ríos, depósitos de agua, arboledas y cultivos que circundaban la ciudad. La promesa ecológica del proyecto Angelópolis terminó siendo una falacia y de las miles de hectáreas destinadas para áreas verdes, los ecologistas poblanos de hoy se esmeran por salvar los metros cuadrados que ha dejado la voraz urbanización. En este sexenio hemos visto que ni esos metros quieren respetar. Las constructoras e inmobiliarias relacionadas al poder avanzan diariamente sobre los pocos bosques que su ambición, por múltiples causas, no ha alcanzado a depredar. La política relacionada al medio ambiente en Puebla parece tener una sola premisa: tumbar y encementar.

En el Programa Nacional de Remediación de Sitios Contaminados elaborado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en Junio de 2009,
Puebla se ubica entre los diez estados donde se registran las principales emergencias ambientales relacionadas con la contaminación por hidrocarburos, como fugas de ductos, derrames de carros tanque y pérdidas de materiales peligrosos de tanques de almacenamiento. La reciente tragedia de Texmelucan no es otra cosa que un recordatorio de lo mismo. Pero el deterioro ecológico en Puebla no es tanto un problema industrial, sino cultural, que tiene que ver con la laxitud de las leyes, la ausencia en la aplicación de reglamentos municipales.

La tala clandestina ha motivado el deterioro del 70% de la superficie forestal en el estado, de acuerdo con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, una proporción difícil de imaginar. Pero hay que añadir descargas de drenajes en ríos y barrancas, emisiones incontroladas de gases tóxicos a la atmósfera, exterminio de la flora y fauna, altos índices de contaminación en las principales cuencas del estado; en un padrón de más de 3 mil empresas, menos de doscientas cumplen con el tratamiento de sus aguas residuales.

La historia nos ha demostrado una y otra vez que no es la simple generación de riqueza o la alta productividad lo que hace grandes a los pueblos; que los habitantes de una nación crecen cuando son capaces de generar ideas que les permita ser mejores seres humanos, individuos pensantes que generen cultura para bien propio y de sus descendientes. Todo se reduce a una sola palabra, sencilla y compleja a la vez: Educación.

En la medida en que un gobierno es capaz de generar mecanismos educativos para su pueblo, será capaz de crear instrumentos de desarrollo y bienestar. Por desgracia eso no ocurre en nuestra entidad, donde la educación está circunscrita a los vaivenes de un sindicalismo educativo con enormes rezagos y profundos vicios, lo que genera inestabilidad educativa, deserción, niveles ínfimos de preparación y lo más grave: una educación selectiva, elitista y por lo tanto parcial.

Castañeda y Aguilar Camín observan que Puebla “se volvió la tercera ciudad universitaria del país en apenas 25 años”, pero no dicen que nueve de cada diez universidades son de las llamadas patito, con una educación profesional paupérrima que arrojan al mercado de trabajo –por llamarle de algún modo- a miles de jóvenes mal equipados para el ejercicio de sus profesiones y perfectamente equipados para engrosar el ejército de desempleados.

Puebla tiene la pavorosa cifra de un millón 420 mil personas en rezago educativo, una cuarta parte de sus habitantes, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, el Coneval. De acuerdo con Instituto Nacional de Geografía y Estadística (2005), existen en el Estado de Puebla 441 mil 600 adultos que no saben leer y escribir, de los cuales más de 60 mil tienen edades entre los 15 y 44 años, lo que significa que el Estado padece un “analfabetismo joven”.

El derecho a la salud es una buena frase política y electoral pero, en la práctica, se trata de una falacia. No obstante, si la situación es grave en la república mexicana, lo es aún más grave en el estado de Puebla, donde más de la mitad de los ciudadanos no tienen acceso a ningún servicio de salud. La Secretaría de Salubridad y Asistencia aprecia en 2010 que el índice de personas sin acceso a los servicios de salud en Puebla es del 57.5 por ciento, que en números representa a 3 millones 220 mil poblanos a la deriva en cuestiones de salud. Este mismo dato ha sido corroborado por el Coneval.

De acuerdo con el Inegi, Puebla es uno de los estados de la República Mexicana con la peor infraestructura hospitalaria y con el menor número de recursos humanos en el rubro de la salud. Nuestro estado se ubica en el último lugar del país respecto al número de enfermeras por cama censable, y en el lugar 29, de 32, en el número de enfermeras que están en contacto con el médico y el paciente.

México, como país, ocupa el octavo lugar a nivel mundial en recepción de turistas. Esto significa una ganancia de poco más de 12 mil millones de dólares al año. Sin embargo, Puebla, uno de los estados emblemáticos de la cultura y la historia nacional, no figura ni siquiera dentro de los 15 estados con mayor llegada de turistas, por ello la derrama económica deja mucho que desear. Todos sabemos que Puebla cuenta con la riqueza cultural, arquitectónica y natural necesaria para ser una potencia turística no sólo nacional, sino mundial.

Es decir, el optimismo por lo ocurrido en los últimos quince años en Puebla no está justificado con los números negativos que arrojan los estudios especializados, aunque cabe aclarar que existen por supuesto números positivos, resultado de los últimos cuarenta años de modernización: en el área metropolitana de la ciudad de Puebla se localiza el 80 por ciento de la industria del Estado, con una relevante industria metálica básica, de química ligera y artículos eléctricos, la metalúrgica con Hylsa y la planta Automotriz Volkswagen. La industria manufacturera de productos alimenticios mantiene una tendencia constante a ampliar sus actividades, triplicando su personal en los últimos años. La tradicional industria poblana, la textil, aunque disminuida, sigue ahí. Existen muchas plantas elaboradoras de textiles, hilados y tejidos de algodón y lana. Tiene fama la manufactura de rebozos, chalinas, sarapes y confecciones, así como los artículos de yute e ixtle, que son distribuidos a nivel nacional. Existen otras importantes fábricas de celulosa y papel, de artículos de madera y de productos de cuero, de hule, de muebles, refacciones y maquinaria, así como ensamble de vehículos; extracción y beneficios minerales no metálicos, fabricación de productos metálicos y derivados del petróleo. Existen medio centenar de plazas comerciales, decenas de supersitos y 25 mil establecimientos comerciales. Hay 4549 cuartos de hospedaje y 84 hoteles que van desde las cinco estrellas hasta otros que ya han perdido la estrella, que ofrecen una variedad culinaria de todos los niveles. En fin, un turista puede quedar sumamente satisfecho con lo que ve, pero ahora el esquizofrénico soy yo. O tal vez, como afirman los autores, la realidad lo es.

Ojalá esta réplica abone positivamente en la discusión que Castañeda y Aguilar Camín han iniciado con sus ensayos, que deje alguna inquietud en mi pequeñísimo círculo de lectores, algún rebote aquí o allá; me parece importante que se generen réplicas de otros estados que convaliden su optimismo o lo contradigan como aquí. Es un país muy grande, en efecto, pero parafraseando al maestro Arturo Warman, su gran tamaño no debe ser sustento de nuestra arrogancia, sino motivo de nuestra preocupación.

Yo, por mi parte, no habría derrochado mi esfuerzo en estas reflexiones si no creyera que la inteligencia humana puede prevalecer frente a la estupidez y la inercia de las generaciones en el tiempo. Hay un momento en que los pueblos despiertan de su letargo y toman las riendas de su porvenir, aún cuando sus herramientas democráticas sean paupérrimas y esporádicas: su triste voto. Hace décadas lo vimos en España, lo hemos visto en Chile y más recientemente en Brasil. Creo que hay razones para sostener una suerte de esperanza por la potencialidad que ostenta una sociedad viva y activa, como la poblana, que por lo pronto le dijo no a la prolongación del marinismo y cambió con su voto al partido gobernante, el PRI, por primera vez en su historia estatal. No es poca cosa.

Fuentes consultadas:
INEGI. XII Censo General de Población y Vivienda, 2000
http://www.infoagua.org/2008/09/15/
www.sedesol.gob.mx Diciembre, 2005
www.secodam.gob.mx
http://www.scribd.com/doc/16253798/Turismo-Interno-Puebla
http://www.turismopuebla.com/wiki/index.php/Puebla_Municipio
Enciclopedia de los Municipios de México, Puebla
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales/ Viernes 8 de agosto de 2003
La Jornada, Segundo Conteo de Población y Vivienda, Jueves 25 de mayo de 2006
Periódico Cambio, 2 de Junio de 2010, nota de Iñaki Gutiérrez Fernández,
La Jornada de Oriente 2008-2010
La Jornada de Oriente, 10.1.11, nota de Javier Puga,
El Sol de Puebla, 5 de junio de 2008
El Sol de Puebla, 31 de marzo de 2010, nota de Cirilo Calderón
E consulta, 22 de abril de 2010, nota de Efraín Núñez Calderón
La Jornada de Oriente, 24 de enero de 2011, nota de M. Camacho y A. Alfaro

domingo, 23 de enero de 2011

El ángel detrás


El 23 de enero de 1905 nace un guitarrista de alta escuela a quien se considera el verdadero creador del sonido mexicano en guitarra de seis cuerdas. En México lo hemos escuchado profusamente, pero generalmente sin quién es; es decir, reconocemos su guitarra inconfundible al iniciar algunos de los antiguos temas de Chavela Vargas o de Cuco Sánchez, pero pocas veces reparamos que detrás de esa prodigiosa guitarra se encontraba un gordito genial, que llevaba por nombre Antonio Bribiesca.

Por supuesto su nombre no escapaba a los melómanos mexicanos, pero sí al gran público. Bribiesca era y es utilizado in extenso para musicalizar miles de entradas musicales en la radio y la televisión; en el cine, incluso, donde de acuerdo con la Sociedad de Autores y Compositores de México no siempre se le dio el crédito correspondiente. Pero en radio nunca se le da, cuando su música es utilizada para buena parte de los programas campiranos, revolucionarios o nostálgicos, pues la guitarra triste de Bribiesca es ideal para recrear esos ambientes soñadores de un México pretérito, amable y taciturno. Yo mismo lo hice tantas veces. Perdón, don Antonio.



sábado, 22 de enero de 2011

Municipio ¿libre?


El 22 de enero de 1917 los constituyentes de Querétaro aprueban el artículo 115 de la Carta Magna, que implanta el Municipio Libre, por un Ayuntamiento de elección popular, sin autoridad intermedia entre él y el gobierno estatal.

Durante muchos años he trabajado el tema municipal, he visitado muchos municipios de alta marginalidad con el objeto de hacerles páginas de Internet; al principio de este sexenio elaboré el texto para sitios web de cien municipios mexicanos de muy alta marginación de siete estados de la república, que no llegaron más allá de eso; hice una investigación de los 2,445 municipios y descubrí que 595 tenían una página municipales, de las que elaboré una ficha apreciativa. En fin, ha sido una experiencia ilustradora acercarse a esta instancia de gobierno y observar las ataduras que aún poseen como para declarar resuelta la aplicación del artículo 115 constitucional, pues en su mayoría los municipios marginales del país están amarrados a una estructura partidaria o bajo la égida de diputados o senadores u organizaciones políticas que manipulan o coartan a sus presidentes municipales. Y últimamente de narcotraficantes.

He visto municipios en donde gobiernan asesores de organizaciones alternas al municipio, como uno en la sierra norte de Puebla donde un joven ingeniero sin puesto oficial designaba las candidaturas de los ediles, a quienes mandaba con la autoridad de un jefe de obra: “don Prici, váyase por unas cocas…”; otros presidentes gobernados por el alcohol; otros más obnubilados por la codicia de unos cuantos centavos; algunos sin salario, otros más con salarios paupérrimos de tres mil pesos. Me ha tocado ver cabildos nominales pero inexistentes: “aquí el PAN no se sienta”; “que ni se aparezcan los del PRD”; “que cobren pero que no vengan”; alcaldes amenazados por poderes fácticos, por caciques poderosos, por compadres que ya no los podían ver ni en pintura.

Y bueno, he conocido también presidentes municipales inteligentes y honestos, con ganas de trabajar por sus pueblos pero siempre enfrentados a los poderes reaccionarios que se resultarían afectados con el progreso. Siempre temerosos de su enorme ignorancia, apocados frente al visitante de la ciudad, inseguros de las cuentas finales, nerviosos por aprobar la auditoria final del congreso estatal.

Entre las principales funciones de un presidente municipal está cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de la República, la Constitución Política del Estado, la Ley Orgánica Municipal, los reglamentos municipales y las resoluciones del ayuntamiento, pero es francamente difícil que conozcan ninguna de ellas. Frecuentemente apenas saben leer, pero no acostumbran a hacerlo. Su puesto se lo han ganado en labores políticas de contención o acumulación, casi siempre de gente; han sido choferes y guardaespaldas incidentales, tapaderas de chanchullos, comparsas de alegatos ocasionales. No son políticos, son soldados de la causa, pero no tienen causa, sino compromisos, pero no están comprometidos con nada, sino amarrados con algo o con alguien. Por eso nunca he entendido la esencia del municipio libre del 115 constitucional, aunque en la carta magna suene muy importante.



viernes, 21 de enero de 2011

Rebelión en la imagen


Por una caprichosa coincidencia del destino, el 21 de enero de 1950, mientras George Orwell moría en Inglaterra, en la Plaza Roja de Moscú se festejaba con ruidoso estruendo, desfile militar y verbena popular, no la muerte de George Orwell, por supuesto, sino la muerte de la máxima figura de la revolución bolchevique, Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, que como todos sabemos ya descansaba momificado en un enorme mausoleo frente al Kremlin, pues había fallecido el 21 de enero de 1924.

George Orwell moría apenas dos años después de escribir su más célebre novela: 1984, en la que trata el tema del autoritarismo extremo de un Estado omnipresente que vigila al instante cada movimiento de sus ciudadanos, a través de una futurista cámara de televisión que ahora vemos instalada en la parte superior de nuestras computadoras, pero que en aquellos tiempos causó furor en el pensamiento liberal que quería apartarse a toda costa del Estado centinela.

Unos años antes de su célebre novela, Orwell había publicado una fastidiosa alegoría sobre la Unión Soviética titulada Rebelión en la granja, donde el líder de la revolución estaba representado por un añoso cerdo, sabio y enfermo, que moría demasiado pronto para dejar en manos de otros cerdos, menos viejos y menos sabios, los destinos de su castigada granja.

En 1984, su obsesión por la omnipresencia del estado soviético en la vida privada de sus ciudadanos, incluidos sus pensamientos, lo lleva a inventar una historia de ciencia ficción, ubicada en ese año que ahora para nosotros ya es antiguo, en el que el máximo poder, personificado por el Big Brother, impedía a los seres humanos la más mínima privacidad, incluido el amor.

Ahora, en el mundo de la globalización on line, Orwell resulta casi cándido. Aunque los inefables medios de comunicación, avorazados e irreverentes como son, hicieron del Big Brother orweliano un jugoso negocio sin el adecuado crédito a su autor.


* La imagen es una vagancia del autor del blog



jueves, 20 de enero de 2011

Cultura y administración

Por todos los flancos los habitantes de Puebla nos hemos ido enterando de los planes del nuevo gobierno del estado para desaparecer la secretaría de cultura e integrar su administración a la secretaría de educación publica en forma de Consejo. El consenso de los hacedores y promotores de cultura en la capital del Estado ha sido rechazar esa opción, dado que la SEP tiene muchos otros pendientes que atender (un millón 420 mil personas en rezago educativo, según el Coneval; 441 mil 600 adultos que no saben leer y escribir en 2005, de acuerdo al INEGI), no parece factible que la primera SEP no priísta en el estado de Puebla pueda acometer con éxito esa cantidad de rezagos y, además, ocuparse de la cultura. En todo caso, si igual va a desaparecer la secretaría de cultura como tal, por qué no pensar en unirla a otro fantasma que vuela en el ambiente administrativo como un alma en pena, la secretaría de turismo, tan relacionada a la cultura en un estado de tanta riqueza colonial, cultural y natural como Puebla. Con todo, me parece irrelevante en dónde esté situada la administración cultural de un gobierno si, con estatus o sin él, no tiene claros sus propósitos rectores y sigue dando tumbos entre el congraciamiento político y la indiferencia a la cultura de su sociedad. 

El territorio cultural es especulativo y su apreciación tiende a ser arbitraria o parcial, casi siempre. Es decir, hay muchas formas de medirla. Ahora, en la hornada de su sexto informe de gobierno vemos en los promocionales del gobernador Marín la apreciación de “su obra” cultural representada por el remozamiento de tres o cuatro museos, una banda de música y un proyecto con TV Azteca, con una inversión de muchos millones. Tiene sus razones para verlo así, pero el resto de los poblanos pudimos apreciar una ausencia notable de administración cultural en su sexenio, que de no haber sido por la presencia del talentoso Helio Huesca hubiera pasado en blanco, sin pena, sin gloria, sin nada. ¿Qué diferencia habría existido si en lugar de secretaría la administración pública de la cultura hubiera estado a cargo de un consejo? Ninguna, pienso yo, excepto que el consejo habría costado mucho menos. 

Hay, sin embargo, un trauma psicológico en la desaparición de la primera secretaría cultural en la historia de los estados mexicanos que afecta a la conciencia colectiva, que ofende a muchos, que preocupa a otros, que desemplea a muchos más, pero creo que la discusión está en otra parte. Como ocurre en el turismo, la cultura poblana se realiza más allá de la administración operativa del gobierno. Frente a la parálisis oficial de la cultura en este y otros sexenios, la cultura poblana siguió sus derroteros porque es un fenómeno social vivo que no se puede detener ante la ineficacia o la insolencia de quienes pueden protegerla y estimularla. 

La cultura social marcha de cualquier manera y los gobiernos pueden subirse a su tren o quedarse parados en la sala de espera de la estación colonial en la que habitan durante seis años. Acudiendo a los teóricos, la cultura popular debe entenderse como un conjunto de placeres y experiencias que se realiza y evoluciona permanentemente (Canclini), que nunca obedece a una sola razón, pues, cuando se consuma, ya está conectada a todos los factores que la constituyen. Y es decisión de los gobiernos subirse o no a ese tren, para insistir en la metáfora ferrocarrilera, pues hablando de cultura no existen los “lados” que apreciamos en la política: izquierdas, derechas, centros, sino que está situada en lo que Stuart Hall llama una visión de controversia estratégica, donde hay posiciones para ganar culturalmente pero no hay bandos definidos, pues todos marchan con alguna clase de desconcierto hacia delante, con base en las experiencias, los placeres, los recuerdos, las tradiciones de la gente. O Claudio Lobeto: Subculturas alternativas y marginadas, autoexcluidas o integradas, manifestaciones reivindicatorias o el mero consumo televisivo, contraculturas y arte indígena, se atraviesan en continuo movimiento, resultando en una dinámica en la que la cultura popular también se reconstruye y deconstruye a cada instante. 

 Esta discusión la llevé a la mesa de la Cacrep (que no es una fábrica de galletas sino Comisión de planeación y apoyo a la creación popular que reunía a todas las instancias: federales, estatales, municipales y civiles para presuntamente discutir la aplicación de recursos a la cultura popular), en alguna de las tres veces que formé parte de su consejo como ciudadano honorífico y topé con pared. Demasiado intelectual, nadie fue capaz de leer las diez paginitas que preparé. Mi intención era revisar –no anular- el otorgamiento de las becas Pacmyc, con abundantes vicios, pero no fue posible siquiera iniciar alguna discusión. Fue como si hubiera ido a la Catedral a intentar modificar los mandamientos. Pero aun creo que la discusión de la cultura debe venir por ahí, observar con valor, con valentía pues, la modificación radical de ciertas cosas y la invención de otras. La cultura en una entidad tan antigua y rica como Puebla puede ser discutida desde los más diversos tópicos, pues hay una temática cultural en cada resquicio de su historia, de su arquitectura, de sus objetos cotidianos, de sus tradiciones, sus usos y costumbres. 

Lo que salta a la vista es una pobre visión cultural de parte del gobierno del Estado que busca compensar su parálisis con acontecimientos anuales estrambóticos, costosos y de relumbrón; con caras ediciones a las que tienen acceso unos cuantos privilegiados, o bien, en breves y esporádicas ferias de escurridizas promociones. La miseria de la administración cultural en nuestro Estado la ejemplifica muy bien el abandono absoluto de los importantes gremios de artesanos que de tanto ignorarlos están desapareciendo hasta de la memoria colectiva; basta con dar una vuelta por la Casa del Artesano Poblano para entender ese descuido, pues la riqueza mundialmente reconocida de nuestra artesanía está representada por una docena de señoras que venden chambritas en unas jaulas metálicas de aspecto lamentable. Sólo por poner unos ejemplos, faltan ahí los representantes de tantas maravillas artesanales que, a excepción de los dulces tradicionales y la Talavera, que de ya tienen su espacio y de forma privada se exponen en la 6 Oriente, acá brillan por su ausencia en los aparadores culturales: el damasquinado, el labrado de alabastro poblano, la talla de madera y el estofado; el papel picado, la pirotecnia, la alfarería vidriada, el bordado y las aplicaciones de chaquira, así como el tallado de hueso y concha. Tampoco están los fabricantes de papel amate, las cerámicas negras y rojas, los textiles de algodón, los bordados, los talladores de madera, los de tejidos de palma, de otate y los tocados de pluma; la jarcería, la herrería, los vinos, la talabartería, etcétera. Imaginen lo que sería un muestrario de esto en la hermosa Casa del Artesano Poblano: textiles de Ahuazotepec; jarcería de Amixtlán; alfarería de Domingo Arenas, etcétera. Es urgente,  hablando de cultura, impulsar la descuidada industria del arte tradicional poblano. Tanto si es secretaría o comisión o lo que sea la cultura poblana debe ser discutida con los numerosos elementos que tiene para su discusión. En verdad no importa si es un secretario o un comisionado quien encabece esa discusión, siempre que esté dispuesto a tomar el toro por los cuernos. 

Creo que la instancia cultural cumpliría una función fundamental para la cultura con el simple hecho de informar, a través de un órgano regular, pulcro y económico, sobre los eventos que de cualquier forma suceden en la cultura local. Una suerte de Tiempo Libre que nos permita enterarnos de lo que ocurre en el teatro, en los cine clubes, en los numerosos eventos culturales de las universidades; saber de las ferias, de la gastronomía, de los conciertos, los cafés, los eventos escolares, presentaciones de libros, exposiciones pictóricas, gastronómicas, artesanales. Asumir como propios problemas que atañen a la cultura y a la tradición cultural de los poblanos, como el que los artesanos del otate tengan que estar comprando su material de trabajo de forma clandestina a “traficantes” guerrerenses, porque el otate local desapareció hace ya tiempo y por alguna razón la Semarnat prohíbe su comercialización: ese es un asunto cultural que requiere de los buenos oficios de una secretaría o comisión de cultura estatal; o qué decir de los alfareros de El Alto que tienen que cocer sus piezas en las tinieblas de la madrugada para evitar que les caigan “los de ecología” por seguir utilizando leña y no gas. El simple hecho de atender las observaciones de decenas de ongs locales y foráneas que tienen tanto qué decir sobre esta clase de problemas sería una enorme aportación a la cultura poblana, pero por el momento interesan a muy pocos. 

La labor de la administración cultural debe ser vinculadora y debe preocuparse, no por crear cultura, sino por resolver los lastres que impiden que la cultura se realice en sus cauces comunes y naturales. Vincular la cultura que permanentemente se está generando en el Estado con la industria del turismo, creando vertientes de cultura especializada para mercados específicos relacionados a los importantes acervos arquitectónicos y documentales que tenemos en Puebla, con atención especial a universidades e instituciones extranjeras y nacionales, a públicos específicos como los de la tercera edad, que deben venir a disfrutar de nuestras maravillas culturales aprovechando las ventajas de una ciudad hermosa y amable, un clima como pocos y una infraestructura turística potencialmente equiparable a la de las principales ciudades del mundo. 

 Considero que es muy sana cualquier discusión, pero en cuestiones de cultura no creo que la discusión sea simplemente si desaparece o no la secretaría del ramo, sino, secretaría o comisión, qué carachos va a proponer para oxigenar ese complejo fenómeno desarticulado que llamamos cultura. Digo ¿no? La Jornada de Oriente tuvo la amabilidad de publicar esta opinión en su edición de hoy, gracias.


* Fotografía del proyecto para el Munumento a la Victoria del 5 de Mayo de 1862, en la adminisrtración municipal de Carlos Arruti, Archivo Histórico de Puebla

miércoles, 19 de enero de 2011

Mamá Carlota


Este día de 1927 muere en Bruselas, Bélgica, Carlota Amalia, la otrora emperatriz de México que llegó con su esposo, Maximiliano de Habsburgo, en el lejano año de 1864.

Se dicen muchas cosas de Mamá Carlota, que el imperio lo gobernaba ella, que amaba a su marido, que odiaba a su marido, que en realidad el marido le valía sombrilla y prefería el acompañamiento de un gallardo capitán; que si quedó embarazada, que si perdió el hijo en su viaje a Europa, que si Maximiliano la chantajeó, que nunca se recuperó de la pérdida de su marido y del imperio, que estaba más loca que una cabra debido a la ingesta de teyhuinti… lo innegable es que fue dotada por la naturaleza de una longevidad sorprendente para la época, pues habiendo sido la emperatriz de México a mediados del Siglo XIX, todavía tuvo vida para ver las noticias de la Revolución Mexicana, la primera guerra mundial, la revolución rusa, el cine, el radio, hasta que muere el 19 de enero de 1927, a los 86 años.



martes, 18 de enero de 2011

La Prepa


Quizás todos recordamos con beneplácito nuestro tránsito por la preparatoria, territorio de descubrimientos, de pruebas, de contacto; cuando las cosas de la vida comienzan a ponerse serias, incluido el conocimiento. Sin embargo, hablando de preparatorias, siempre habrá una referencia obligada a la preparatoria original, a la primera institución preparatoria mexicana que inició su periplo hace ya muchísimo tiempo. Mi suegro, el ingeniero Luis Méndez Izquierdo, recordaba con enorme placer su paso por la Escuela Nacional Preparatoria en el edifico del antiguo Colegio de San Ildelfonso de la ciudad de México. De acuerdo a su versión, fue ahí donde verdaderamente se formó, terminando de hacerlo en la facultad de ingeniería de la Universidad Nacional, de donde salió a levantar todos los puentes del sureste y construir incontables de kilómetros de carreteras, algunas famosas, como la pasmosa recta Fresnillo-Zacatecas que tuvo que trazar así a causa del paupérrimo presupuesto. Pero como dice la nana Goya, esa es otra historia.

El 18 de enero de 1868, una vez restaurada la república y de acuerdo a la Ley orgánica de Instrucción Pública de 1857, el presidente Benito Juárez comisiona al doctor poblano Gabino Barreda para que inicie una reforma educativa y funde bajo el amparo de la filosofía positivista la Escuela Nacional Preparatoria, misma que debería iniciar sus cursos el primero de febrero de ese año de 1868.

Se pone así la primera piedra de una de las instituciones de nivel superior más importantes e influyentes del México independiente.



lunes, 17 de enero de 2011

La firma


En la primera década de la colonia española en México, ante la necesidad de trazar un camino recto entre el Puerto de Veracruz y la Ciudad de México, se pensó en fundar una ciudad intermedia que sirviera de descanso a los viajeros. La Real Audiencia Gobernadora de la Nueva España comisionó a fray Julián Garcés, obispo de la Tlaxcala, para hacer la localización del sitio adecuado, “el más aparejado lugar que hubiere”, situándolo finalmente entre las provincias de Cholula y Tlaxcala.

El 17 de enero de 1531, la reina de España, a instancias del propio Julián Garcés, firma en Ocaña la cédula real que ordenaba la fundación de la villa Puebla de Nuestra Señora de los Ángeles, en el asiento poblacional de Cuetlaxcochictan, “lugar de las culebras con pellejo”.

El nuevo asentamiento sería formalmente inaugurado el siguiente 16 de abril, cuando se efectúa la primera misa para una audiencia de tres decenas de españoles y sus numerosos sirvientes y se tiene como fecha oficial de su fundación. A partir de ese momento se hizo venir a los mejores maestros de construcción, de pintura y escultura para edificar y decorar los muros de templos y residencias que surgieron como hongos alrededor del zócalo. Los herreros proliferaron con la masiva edificación de balcones, rejas, veletas y barandales; los carpinteros y canteros esculpieron esas maravillas que vemos en puertas y ventanas, cornisas voladas, cruces atriales y ostentosas portadas.

Casi de inmediato se fundan los barrios en la periferia del centro. Sus constructores supieron ponerse de acuerdo en una traza cuadriculada y simétrica, con avenidas perfectamente rectas de 14 varas de ancho, inspirados en la arquitectura del Renacimiento, que le dio a la ciudad y le sigue dando su sello más característico.

Todo empezó este día, hace 480 años, con aquella firma de la reina.

* En la imagen, uno de los tantos documentos de 1531 pertenecientes al acervo del Archivo Histórico de la Ciudad de Puebla.



domingo, 16 de enero de 2011

Un extraño sabor


En enero de 1991 los habitantes del mundo estábamos con el alma en un hilo por la amenaza de guerra en Irak, a donde el primer George Bush había movilizado un enorme ejército para escarmentar a Sadam Husein por haber invadido el pequeño reino de Kwait que, como se sabe, flota en un mar de petróleo.

En esos días los ejércitos de la potencial confrontación se pelaban los dientes, dicho metafóricamente, pues en realidad eran misiles, aviones, tanques, buques de guerra y centenares de miles de soldados perfectamente engrasados para la lucha.

Finalmente, la noche del 16 de enero de 1991 inician los ataques de los marines sobre el ejército de Irak, en la llamada Guerra del Golfo, que resultó muy decepcionante. A la distancia de algunos miles de kilómetros pudimos apreciar que los soldados de Sadam huyeron despavoridos por el yermo desierto para refugiarse en la capital, a donde el primer Bush no se atrevió a entrar.

En unos cuantos días la presunta guerra se convirtió en una serie de escaramuzas, los iraquíes abandonan Kwait en medio de una gran quemazón de pozos petroleros y los yanquis recularon sin más, de vuelta a casa.

Perdió Irak, pero la sonrisa de Sadam Husein le dio a esa derrota un extraño sabor a victoria; gano Bush, pero en su gesto había un amargo sabor.



sábado, 15 de enero de 2011

El sueño de King


Hace casi cinco décadas (el 28 de agosto de 1963) el reverendo Martin Luther King fue la voz de millones de estadounidenses para expresar su hartazgo por las condiciones de discriminación hacia la población afroamericana y la impunidad en que actuaban cotidianamente sus agresores políticos, policíacos o civiles. La olla de presión había llegado a su límite y estaba a punto de explotar en violencia generalizada.

Ese día el reverendo King expresó reiteradamente la existencia de un sueño. Un sueño común frente a una realidad que parecía sacada de una novela criminal. Ese día soñó con un pueblo sin miedo, con una nación amparada en sus leyes, en sus normas civiles, en su moralidad religiosa expresada en la igualdad racial. Fue escuchado por la nación y el mundo entero, y aún hoy, a más de cuarenta años del sueño, sus palabras siguen retumbando en distintos pueblos que, como el nuestro, sueñan todavía con disfrutar las garantías que las palabras de nuestros políticos repiten sin cesar, pero que en la práctica se volatizan con el viento: libertad, igualdad, equidad; mesura, honestidad, imparcialidad.

En marzo de 2006 muchos poblanos nos reunimos para expresar nuestro propio sueño como ciudadanos mexicanos, como mujeres y como hombres; soñando el sueño del reverendo King para mostrar el hartazgo de tragar cotidianamente hipocresía y cinismo; depravación y corrupción política. Treinta mil habitantes de Puebla pedíamos la renuncia de Mario Marín por la simple razón de expresarse de las mujeres en la forma en que lo hizo en aquellas famosas grabaciones con Kamel Nacif; como lo vemos hoy, se trataba de un sueño. Pero era un buen sueño, inspirado en aquellas palabras de Martin Luther King, invitando a soñar.

Ese día soñamos también en que los ciudadanos comunes y corrientes no vivamos con el temor de hablar; el día en que las leyes nos protejan verdaderamente; cuando nuestros diputados y senadores representen nuestro sentir y se preocupen por algo más que los deseos de poder y sus alcances en los ratings; cuando las mujeres tengan defensa ante las agresiones de un machismo arcaico y por desgracia vigente. Soñamos con el día en que los niños y niñas mexicanos tengan vidas normales, con estudios y juego, y no sean víctimas de la corrupción de los mayores que mancillan, pervierten y violan su débil humanidad bajo el amparo de gobernadores y políticos que les cuidan la espalda.

Soñamos con un país de hombres y mujeres libres, valientes, con personalidad; hombres que aspiren a resolver nuestras carencias con sentido común, con interés por la vida, por la naturaleza, por su patria; que esos hombres y mujeres ocupen nuestros cargos públicos, que ellos sean los que gobiernen a favor del bien común, sin distingos de razas, género ni edad. Cuando esos hombres y mujeres antepongan el interés de todos por sobre los mezquinos intereses de unos cuantos, sus amigos, y decidan que el único futuro sin violencia para México es el de la libertad con equidad, el apego a la ley, la transparencia. La democracia en sí.

Cuando eso suceda nos volveremos a reunir para festejarlo. Hablaremos sin miedo, hablaremos todos. Y nuestros niños y nuestras madres reirán sin zozobra, pues tendremos un país distinto, mejor. Un país, que el día de hoy, sólo es un sueño.

El 15 de enero de 1929 nace Martín Luther King en un país que hoy no reconocería. Lo inspirador en King es su capacidad para soñar en cambios aparentemente imposibles y ofrecer su vida en la realización de ese sueño.



viernes, 14 de enero de 2011

Amistades mortales


Cuando uno vacaciona en las bahías de Huatulco es muy difícil que escape a nuestros oídos una historia que tanto a taxistas, como botones, meseros y policías esquineros les gusta platicar. “Si quiere lo llevo a la bahía de Santa Cruz donde ocurrieron los hechos.”

La historia dice más o menos lo siguiente:

El 14 de enero de 1831 el ministro de guerra del presidente Anastacio Bustamante, José Antonio Facio, contrata al marinero genovés Francisco Picaluga para asesinar a Vicente Guerrero, de quien se consideraba amigo.

Al día siguiente, Picaluga invita a Vicente Guerrero a comer a su barco Colombo, anclado en Acapulco. Vicente Guerrero acude de buena fe, así que el barco eleva anclas y se dirige a Oaxaca, donde Picaluga piensa intercambiar su preciada carga (un ex presidente de México), por los cincuenta mil pesos acordados, pues él personalmente no iba a matar a su amigo.

Guerrero es llevado a Huatulco, pero no para tomar el sol, como se imaginaba; ahí lo aprehende el general Miguel González y lo traslada a Culiápam, Oaxaca, donde será juzgado y condenado a muerte, exactamente un mes después.

Guerrero pudo haber pensado, al final de todo, que si la idea era asesinarlo, para qué le dieron tantas vueltas.



jueves, 13 de enero de 2011

Esquina con Nombradía


En 1920 muere un señor bastante desconocido pero que probablemente hizo más por los mexicanos que muchos de nuestros festejados próceres juntos, el doctor Eduardo Liceaga, guanajuatense defensor de la salud que tuvo la visión de relacionar las obras públicas con la salud.

Al Doctor Liceaga se deben el alcantarillado y las obras de agua potable de la ciudad de México. En 1904 combatió con éxito la peste bubónica en Mazatlán, hizo el proyecto del Hospital General y trajo a México la vacuna antirrábica, que por cierto recibió de manos del propio Louis Pasteur.

En fin, otro país seríamos con más administradores públicos como el doctor Eduardo Liceaga, que por lo menos se ganó su calle en la Colonia Doctores de la capital y el premio de la Academia Nacional de Medicina, que también lleva su nombre.



miércoles, 12 de enero de 2011

Teoría y praxis


A veces pensamos con ingenuidad que la modificación de la ley es suficiente para suscitar los urgentes cambios que la sociedad va necesitando en sus distintos momentos históricos, pero la realidad se encarga de indicarnos que no es así. Primero llega la voluntad (seamos democráticos –por ejemplo), luego viene su asimilación social (¿qué vamos a ganar con ello?), le sigue la aplicación política (sí ganaste, pero no puedes gobernar), posteriormente el ensayo y error (no sé cómo pudimos perder, licenciado, pero no se preocupe, nos vamos a recuperar), hasta que finalmente (espero) se alcanzan las condiciones óptimas para hacerlo realidad (¿hiciste bien las cuentas? Sí, lic, perdimos) El desarrollo de esos cinco o más pasos puede demorar años, lustros o décadas. O siglos, dependiendo del cambio que se quiera realizar.

Esa es la lógica de la liberación de los esclavos en Estados Unidos hecha por Abraham Lincon a mediados del siglo XIX, ahora los negros eran libres en el papel, en la práctica pasaron muchas décadas para que la idea fraguara en la conciencia colectiva y se reflejara en la actitud social y legal. Un siglo después, el 12 de enero de 1948, la Corte Suprema de los Estados Unidos proclama la igualdad de blancos y negros en las escuelas públicas del país, aunque tardarían todavía muchos años en hacerse realidad, sobre todo en el sur.

Hoy, la presidencia del país…, etc, etc. La idea está clara.



El recurso del método


Creo que ustedes han creado un nuevo sistema de tortura que, por lo menos, es original. Y efectivo, me veo precisado a agregar. Pueden patentarlo como modelo de contención patronal, de escarmiento, dilación financiera o castigo, sumamente útil para sindicatos, dependencias, organismos empresariales y -la novedad- ong´s; les advierto que me necesitan, pues he sido un conejillo de indias silencioso y disciplinado, discreto y aguantador.

Les envío una bitácora de los pasos relevantes del método, cronografía incluida, para ir llenando desde ahora los engorrosos trámites y formatos de la patente.

Primera etapa: calentamiento. Se encomiendan las tareas al trabajador de acuerdo al plan suscrito por las partes y se inician las labores.

Segunda etapa: desarrollo esperanzador. Si el trabajador labora los primeros cinco meses sin chistar, se le ofrece repetidamente su pago en amables misivas: “ahí viene, ahí viene”. Cuando ciertos síntomas indiquen que el trabajador está a punto de reventar, se le libera un pago, de uno o dos meses, que por el momento lo contendrá. Sin embargo, no se le pagará lo acordado, sino la mitad, eso le dará una lección de autoridad y comenzará a minar su seguridad individual.

Tercera etapa: prueba de aguante. Se espera a que el trabajador termine las labores encomendadas, en tanto que se le envían, esporádicamente, amables misivas explicándole las difíciles negociaciones que se hacen con los financiadores para liberar su pago. Se le advierte, no obstante, para que después no haya atisbo de reclamación, que se los siete meses trabajados sólo se le pagarán cinco. Eso terminará por agotar su amor propio, si algo le quedaba.

Cuarta etapa: enajenación. Un mes después de terminado el trabajo, el obrero está desesperado, sus fuentes particulares de financiamiento agotadas, su moral deshecha. Si se tenemos la suerte de que sufra alguna enfermedad grave él o algún miembro de su familia (no mortal, el experimento fracasaría), perfecto, pues llevará sus necesidades al límite y estará en condiciones de alienación total, pues carecerá ya de voluntad para asociarse, denunciar e inclusive quejarse. Pronto será un muñeco de trapo en manos de la patronal.

Sexta etapa: tortura. Al tercer mes, de preferencia diciembre, cuando las necesidades crecen a causa del periodo navideño, tras muchas semanas de silencio, comienza esta última fase que es una verdadera obra de arte por su sutileza e ingenio. Cuando acaso él ya se está resignado de haber sido víctima de un trabajo fraudulento, inesperadamente, se le envía una amable misiva, con atinados visos de verdad, pues se enviará copia de la misma al resto de las partes involucradas (maestro de obras, propietario del inmueble, etc.), prometiéndole que, ahora sí, en unos días (se puede mencionar alguna fecha, o dos o tres, siempre y cuando estén cercanas, para un mejor efecto), sin duda ninguna, recibirá su parte (o “una de las partes” de su parte, la ambigüedad ayuda), pues la financiadora “ya ha aprobado” el desembolso (aquí puede mencionarse una marca de consumo común, como un cereal, que el trabajador probablemente come o comió o comerá, que quedará indeleble en su subconsciente por el resto de su vida) y que se prepare para recibirlo.

Séptima etapa: arte. En esta etapa las comunicaciones serán periódicas, breves, certeras como un rayo que va directamente a lo que reste de voluntad en la castigada personalidad del trabajador. Por supuesto, los días acordados llegarán y pasarán de largo sin avisos ni noticias de ninguna clase (y, por supuesto, sin pago); de pronto, un aviso: “el cereal ha pagado, esperar depósito”. Los días del trabajador pasarán lentos, una semana, dos. Probablemente se suicide (fracaso), pero la naturaleza humana quizás le permita sobrevivir la difícil etapa (éxito).

Octava etapa: éxito. Si el trabajador ha logrado sobrevivir lo suficiente como para llegar a esta etapa, nuestro experimento ha resultado todo un éxito. Felicidades. Aquí ya no importa si se le paga o no (lo que recibirá a final de cuentas es apenas el salario mínimo de un mes laboral que, en cuentas alegres, por casi un año de experimento, bien vale el desembolso), lo importante es haber probado que el método funciona, que tenemos los documentos probatorios y el testimonio de este pobre infeliz que, tal vez, con alguna clase de promesa (¿Módulo dos?, por qué no, tanta es su necesidad), acceda a prestarse para atestiguar de viva voz todo el itinerario.

Novena etapa: patente. La patética condición de los numerosos pobres mexicanos hace de nuestro invento una fórmula inmejorable para alienar obreros, albañiles, indígenas y desposeídos en general que, como todo mundo sabe, presumimos defender. Imagina esto en manos de la Sedesol, encargada de entregar los recursos de los programas federales a los pobres mexicanos. Nuestro éxito debe seguir basándose en la demagogia, en la prédica de un catecismo que no creemos pero que defendemos en todo momento. Es nuestra principal herramienta de lucha, como lo son las propias palabras de solidaridad que esgrimimos sin cesar pero que no respetamos, que no reconocemos en la práctica. Somos como la iglesia, pero sin las ataduras de un dios vigilante; somos como los gobiernos, pero sin el compromiso de odiosas instituciones que nos auditen. Somos las poderosas ong´s que nadie ve y nadie vigila; estamos y no estamos; nos comprometemos sin ningún compromiso; hablamos sin hablar; pagamos sin pagar; existimos sin existir.

Décima etapa: trituración. En esta etapa ya no es necesaria nuestra participación, el sistema político, con su cauda de crisis, hace el resto. Es la cuesta de enero, el trabajador está deshecho moral, económica y psicológicamente. Se encuentra capturado por las cuatro esquinas de su entorno, con la familia en contra, con sus vecinos en contra, con el mundo entero en contra. Gracias a nuestras promesas no tuvo tiempo de preparar nada, de prever, de calcular. Se cierra el expediente, éxito total. La alienación se ha completado.

¿Acaso no somos, al final de todo, geniales?



martes, 11 de enero de 2011

Errante no errado


En medio de confusas decisiones en torno a la aprehensión de Benito Juárez del 17 de diciembre anterior, cuando ocurre aquella famosa escena donde Guillermo Prieto le salva la vida con la célebre frase de “los valientes no asesinan”, el 11 de enero de 1858 Juárez es liberado de la cárcel e inicia su largo periplo que se conocerá como la presidencia errante.

El ejército de Zuloaga lo anduvo persiguiendo del tingo al tango, obligándolo a establecer un gobierno móvil apoyado por un puñado de sus militares; muy pronto, Juárez se ve obligado a huir a Panamá, de donde viaja a La Habana, luego a Nueva Orleans, en donde toma fuerzas y espera impaciente el momento oportuno de regresar a retomar su causa.

Coincidentemente, tres años después, este mismo día, el 11 de enero de 1861, las tropas juaristas entran victoriosas a la ciudad de México, dando fin a la Guerra de los Tres años o Guerra de Reforma, no sin antes haber decretado la Ley de Nacionalización de los Bienes Eclesiásticos, el 12 de julio de 1859.

Todos estaban muy contentos, pero les iba a durar muy poco el gusto, ahí venían los franceses.



No seas agachado


Me adhiero a la campaña del gran Rius

lunes, 10 de enero de 2011

Calla tristeza


El 10 de enero de 1904 nace en Guadalajara, Jalisco, Gonzalo Curiel, talentoso niño que tuvo acceso desde pequeño a diferentes instrumentos musicales que adoptó y cultivó con seriedad. A muy corta edad tocaba piano, violín, mandolina y guitarra.

Como era de esperarse, el joven Gonzalo estudió música y no en cualquier lugar. Pudo matricularse en la academia Zez Conprey de Los Ángeles, California, de donde regresó victorioso, creativo, aunque, hay que reconocerlo, taciturno, a decir de los temas abordados por sus canciones.

Curiel es uno de los músicos mexicanos más singulares. Sus boleros, a quienes les ayudaría una mejor letra, son de largos alcances musicales, con elaborada y exquisita instrumentación. Al morir en un accidente automovilístico a los 54 años de edad, Gonzalo Curiel deja tras de sí obras sinfónicas y de concierto, además, claro, de sus famosos boleros encabezados por Vereda Tropical, Calla, Temor e Incertidumbre.



sábado, 8 de enero de 2011

El primer vuelo


El 8 de enero de 1910 se lleva a cabo el primer vuelo mexicano a bordo de un avión, porque ya antes se había volado en globos aerostáticos. De hecho, Justo Sierra, siendo ministro de Instrucción Pública, se atrevió a abordar uno de esos globos para ser el primer funcionario público mexicano en surcar los cielos (ahora ya no hay manera de bajarlos de ahí, pero bueno)

La fría mañana de este día, el aventurero y millonario joven Alberto Braniff, hijo del acaudalado ferrocarrilero, banquero y minero Thomas Braniff, logra elevarse en los llanos de Balbuena a lo largo de un trayecto de un kilómetro y medio, a una escalofriante altura de 25 metros y a una velocidad de 156 kilómetros por hora.

El avión que utilizó fue un “Voisín”, de 605 kilos, construido por el pionero francés de la aviación, Gabriel Voisín, siete años después del primer vuelo de los hermanos Wright.


Bienvenido Lalo y gracias por acompañarme en este blog.



jueves, 6 de enero de 2011

Justicias


Distraigo mi atención por la memoria del pasado para hacer un comentario del presente, que para no variar indigna y nos somete una vez más a ese sentimiento de impotencia que en los últimos años bien podría valorarse como el sentimiento nacional.

Ya vimos lo que le pasó a la señora Maricela en Chihuahua por estar buscando justicia por el asesinato de su hija. Si hubiera aceptado los ofrecimientos que se le hicieron de hacer justicia por la vía del Fast track (o por propia iniciativa) a la mejor ahora vería la telenovela en su casa y estaría conforme con los resultados de su lucha. Pero no, insistió en hacer valer la ley y decidió gritarle al oído, en su propio balcón, a un gobernador sordo y pobre de espíritu que sólo reaccionó cuando ya era demasiado tarde. ¿Qué clase de justicia es la que vamos a terminar adoptando cuando la más civilizada de todas, la de las leyes, se salta olímpicamente los detalles jurídicos y periciales para resolverse bajo la ley de la inmundicia que reza: “aquí mis chicharrones truenan”?

Leí en la Jornada de Oriente del día de ayer una nota de la reportera Elizabeth Rodríguez Lezama cuyo desenlace tal vez no vuelva a aparecer en ningún lado, aunque por lo menos apareció este 5 de enero. Se trataba de un suceso ocurrido el 20 de diciembre anterior en un pueblo de la mixteca poblana llamado San Bartolo Teontepec, junta auxiliar del municipio de Tepanco de López, por los rumbos de Tehuacán.

Una adolescente de 14 años de edad fue enviada a hacer unas comprar al centro de la población a bordo de su bicicleta, en el camino fue interceptada por los hermanos Pedro y Rodolfo Sixto Morales, policías auxiliares que cobran un sueldo para proteger a la población, quienes, tras someterla y arrastrarla a un descampado, la golpearon y violaron a su antojo. La agresión duró mucho tiempo, pues la madre de la niña, al ver que se tardaba, mandó a otros de sus hijos a buscarla y todavía tuvieron tiempo de ver a los gañanes encima de su hermana; volvieron a su casa por los adultos y cuando regresaron a la escena sólo encontraron a la jovencita en un estado crítico. La llevaron al centro médico donde el MP, tan profesional como siempre, dictaminó “nula la agresión sexual”; por su delicada condición la niña fue trasladada al hospital general de Tehuacán, donde “se confirmó que hubo violación” tumultuaria.

Esa noche, pavoneándose en la impunidad, Pedro y Rodolfo Sixto Morales se dieron tiempo para ir a amenazar a la familia por si se les ocurre denunciar. Mientras la vida de la niña está en peligro (“presenta vómitos, sangrado por la nariz y secuelas producto de los golpes que recibió”), Pedro y Rodolfo se pasean tranquilamente por las calles de Teontepec, donde el presidente auxiliar, Clemente Morales de la Luz (acaso pariente, especulo yo), afirma desconocer los hechos, puesto que, en esa enorme administración que encabeza, a los policías “los contrata el regidor de gobernación”. Hazme el bendito favor.

Es más que probable que la noticia de Teontepec quede ahí, perdida entre las notas de suicidios, accidentes viales y todos los remanentes típicos de un final de periodo vacacional. Es más que probable que yo mismo no vuelva a ocuparme de ese suceso, sobre todo por falta de elementos. Así actuamos hoy, hacemos un gran escándalo ese día y al siguiente ya estamos en otra preocupación, en la siguiente indignación, el crimen sucesivo, ahora televisado. Por eso quise, por lo menos, que la noticia de esta niña agredida tuviera siquiera el rebote en este modesto blog y sus breves lectores, al menos así la denuncia sería de dos días y no solo de uno. No lo sé. Lo que no deja de inquietarme, sin embargo, es suponer que yo fuera el padre o el hermano o el tío de esa niña agredida, y que me encontrara a Pedro y a Rodolfo tan campantes picándose los dientes con un palillo después de comerse unas memelas en la placita del centro, riéndose de la justicia, de la niña, de la familia y de mí.

Se me ocurren algunas acciones.


* Foto de la diabólica Tes



miércoles, 5 de enero de 2011

Río Blanco


El 5 de enero de 1907, los trabajadores de la industria textil de Río Blanco, Veracruz, inconformes por los bajos salarios y las pésimas condiciones de trabajo que les daban sus patrones, solicitan la intervención del presidente Porfirio Díaz, quien efectivamente interviene con un laudo, pero a favor de los patrones y contra las pretensiones sociales de los trabajadores.

La injusta decisión de Díaz origina que dos días después se produzca un motín de obreros que desencadena el cierre de la fábrica por decisión patronal, por lo que, en rigor, no hubo ninguna huelga. Los obreros solicitaban mejores salarios, reducción de la jornada y aplicación de medidas humanitarias, pero a cambio recibieron balas.

Las fuerzas públicas rompieron fuego contra la gente, masacrando lo mismo a niños que a mujeres y hombres. Río Blanco se convierte en una bandera popular que no carecerá de importancia en la caída de la dictadura, tres años después.


Foto: http://www.redmexicana.com/



martes, 4 de enero de 2011

El hombre rebelde


El 4 de enero de 1960 un hombre conduce a alta velocidad su vehículo en las afueras de París. Por su edad, puede decirse que está a la mitad de su vida, aunque por sus éxitos como escritor podría suponerse que es un anciano. Escribió tres obras de importancia universal que constituyen el ciclo del Absurdo: El extranjero, El mito de Sísifo y Calígula. Pero, sobre todo, hace tres años ganó el premio Nobel de literatura.

A sus 47 años Albert Camus ha transitado los extremos culturales y sociales del mundo. Fue un niño francés nacido en un miserable barrio de Argelia que vivió toda clase de limitaciones, comenzando por su precaria salud, la temprana muerte de su padre y el silencio de su madre analfabeta y sordomuda.

Enfermo de miseria y tuberculoso, Camus vive con tal intensidad que su amigo y estudioso de su obra, Jean Daniel, afirma que, paradójicamente, es la felicidad el elemento primordial de su vida. “No tenemos tiempo de ser nosotros mismos. Sólo tenemos tiempo de ser felices", razonó Camus.

Después de unirse al Partido Comunista, después de dejarlo, de casarse y divorciarse, hacer periodismo y lograr que lo echaran de Argelia, Camus llega a París a los 27 años para convertirse en anarquista. Como director del diario Combate, Camus es el único europeo que denuncia, tras las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki, una nueva era que le permitirá desarrollar un humanismo fundado en la conciencia del absurdo de la condición humana, filiación que incrementa al descubrir con horror las similitudes del nazismo y el bolchevismo, cuando pregunta a los cuatro vientos: ¿qué diferencia hay entre un campo soviético y un campo nazi?, lo que le atrajo rechazo y descrédito en aquel París erudito y sectario de los filósofos, a quienes pregunta ¿se adhieren a la Historia porque la encuentran justa o se decidieron a considerar injusto lo que no les parece estar en el sentido de la Historia?

Camus simplemente busca demostrar que toda ideología que proponga una finalidad en la historia es destructiva. Afirma Jean Daniel: “Junto a un ferviente elogio de la belleza del mundo, en su obra se encuentra una denuncia obsesiva de la humillación y una especie de llamado constante a las dos virtudes que para él son esenciales: la compasión y la solidaridad”. *

Siempre viviendo a plenitud y bajo amenaza…, según sus propias palabras, ese frío día de enero, cerca de Le Petit-Villeblevin, su automóvil termina destrozado a un lado del camino. Su muerte provocaría no pocas suspicacias, entre los fierros retorcidos, además de su cuerpo, la policía encontró el manuscrito de una obra inacabada pero maravillosa, El primer hombre, publicado por su hija muchos años después, que se integra a los diecisiete libros publicados en vida, entre ellos, su ensayo El hombre rebelde.



* Jean Daniel dicta en marzo de 1999 una conferencia en la ciudad de México con el nombre de Albert Camus, publicada en la revista Letras Libres en febrero del 2000.



lunes, 3 de enero de 2011

El apóstol rojo


Peregrina de ojos claros y divinos...
y mejillas encendidas de arrebol

Con la música de Peregrina retumbando en su cabeza, el 3 de enero de 1924 muere fusilado el líder yucateco Felipe Carrillo Puerto, fundador del Partido Socialista del Sureste, que luchó un poco a ciegas por el bienestar de su gente.

mujercita de los labios purpurinos
y radiante cabellera como el sol.


Los delahuertistas buscaban impedir que Álvaro Obregón impusiera a Plutarco Elías Calles como el siguiente presidente. Carrillo Puerto, en su afán de gobernar a favor de los desposeídos perdió el apoyo de los oligarcas yucatecos que controlaban no sólo la economía, sino también el ejército que, en combinación con los militares campechanos que comulgaban con las ideas de De la Huerta, derrocan al gobernador y este día lo pasan por las armas a él, a tres hermanos suyos y a ocho personas más.

Peregrina que dejaste tus lugares
los abetos y la nieve, y la nieve virginal


Poco tiempo antes de morir, a sus cincuenta años recién cumplidos, Carrillo Puerto había comisionado al poeta Luis Rosado y al connotado compositor Ricardo Palmerín la elaboración de una pieza musical dedicada a su último amor, la periodista estadounidense Alma Reed, último consuelo que le permitió refugiarse en sus palmares, bajo el cielo de su tierra, de su tierra tropical.

no te olvides, no te olvides de mi tierra...
no te olvides, no te olvides de mi amor.