viernes, 13 de noviembre de 2009

Las trampas de la fea


Mientras grupos e intelectuales elaboran sesudas ideas para sacar al buey de la barranca, la vida de los políticos transcurre en un país que consideran suyo de su propiedad, trampeando las reglas como de costumbre y torciendo las leyes hasta que resultan irreconocibles. Parece una comedia de los hermanos Marx.

Debido a una ley que prohíbe la propaganda política antes de que arranquen, por lo menos, las precampañas, los adelantados de siempre se las arreglan para ir haciéndole al monje poniendo su nombrecito aquí y allá, disimulada o poéticamente. El PRI es un buen ejemplo de ello, lo que no debe sorprender a nadie. Desde hace un año el secretario de desarrollo social, Javier López Zavala, apadrinado por el gobernador, tiene eslogan, forma grupos, se reúne diariamente con las fuerzas vivas amarrando y desamarrando compromisos, regalando despensas a diestra y siniestra en las innumerables zonas marginadas de la entidad. Digamos que es el más obvio, frente a sus contendientes reales (porque hay algunos irreales que nomás hacen montón), que espichadamente se las arreglan para estar en titulares, hacer grandes comilonas o, por lo menos, aparecer en las encuestas (las reales, porque también hay irreales), como la alcalde en funciones y el ex rector de la universidad.

En el PAN no hacen malos quesos porque también ahí la lucha es feroz. Aprovechando que los dos punteros son actuales senadores, además de las grandes comilonas, ahora han inventado un disque informe de labores senatoriales que anuncian por semanas con bombo y platillos en todos los medios de comunicación a su alcance. Rafael Moreno Valle, que es el segundo año que hace informe, es el creador de la idea, al menos en Puebla, y como si fuera el acontecimiento crucial de nuestro destino, le destina un titipuchal de lana a su campaña apareciendo literalmente hasta en la sopa. Ahora tenemos a su contendiente, Humberto Aguilar, haciendo lo propio, en una campaña radiofónica francamente ridícula, pues en corto sus amigos siempre le han apodado El Tigre, símbolo que ahora toma como elemento de batalla. Sus spots de radio son algo así como: “Humberto Aguilar (HA), el Tigre, tercer informas de labores. El Tigre, HA. HA, El Tigre”, etc. La cosa es que aparezca el nombre una y otra vez. Recuerdo otra campaña panista de Paco Fraile con el eslogan más ridículo que se tenga memoria. Habiendo tantas cosas qué decir sobre los gobiernos del PRI que siempre han gobernado la entidad, a Paco y sus asesores sólo se les ocurrió una frase que les pareció genial: “Paco-nseguir el triunfo”, apenas comparable con “haiga sido como haiga sido” de Felipe Calderón.

La batalla sigue en las ligas menores y ha alcanzado niveles de antología en el género de la trampa política. El secretario de gobernación del estado, Mario Montero, quiere ser presidente municipal, pero no puede anunciarse por ahora. También tuvieron una idea genial. Como su padre es un famoso locutor de radio que cumple algo así como 700 años de transmitir ininterrumpidamente, pero no se llama igual, sino Enrique, decidieron hacer espectaculares presuntamente en homenaje al comunicador con un texto convencional pero que a la distancia sólo es posible leer el apellido, en tipografía monumental, pues el resto está escrito “en letra chiquita”, como los contratos de las empresas abusivas.

La cereza del pastel se la lleva otro contendiente del PRI a la alcaldía capitalina, Pericles Olivares, de larga y segundona trayectoria que no es hijo de celebridad, ni tiene los recursos, ni padrinos del primero, pero sí un nombre inolvidable. ¿Cómo hacerle para aparecer también “sin que se note”?, se preguntó. Una chispa de dos mil quinientos años de antigüedad iluminó su mente: mandó hacer espectaculares con frases del célebre político y orador ateniense en letra relativamente pequeña, firmadas en el cetro del cartel con las siete enormes letras de su nombre: Pericles. Amparado en el cinismo de todos: me encantó.

La foto, por supuesto, es una composición mí, mas no la idea.


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