lunes, 14 de diciembre de 2009

Zoo humano


La gracia de los animales en las canciones de Cri cri consiste en que sus personajes son niños comunes y corrientes. Esta humanización de la zoología, que con naturalidad fue vista por nuestros abuelos en Bambi y la Cenicienta de Disney, tuvo en Francisco Gabilondo Soler, también en épocas remotas del siglo anterior, la gracia que sólo pueden ofrecer sensibilidades especiales, como la de él. Un oído infantil para retratar seres humanos, sin ofenderlos, en los más diversos animales. Tal vez recordándonos con mucha sutileza lo animales que somos, pero sobre todo recordándonos los personajes de nuestras vidas que por razones físicas o emocionales ostentaron y ostentan casi con orgullo el sobrenombre de un altivo mamífero, reptil o ave. Ahí tienen al caballo González, al elefante Ordoñez o la jirafa Domínguez, nuestros amigos, y muchos más, sin apellido conocido, que toda su vida fueron simplemente el exótico animal con los que la gente y familiares decidieron identificarlos: el pingüino, la vaca, el perro y tantos más. Esta animalización cariñosa se la debemos a Francisco Gabilondo Soler.

El 14 de Diciembre de 1990, Cri cri, el humano, dejó de existir.



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