lunes, 14 de junio de 2010

Querétaro a las tres


El 14 de junio de 1867 la regularmente pacífica ciudad de Querétaro se halla en ebullición. Desde temprana hora corrió la especie del fatídico fallo. El Consejo de Guerra ha sentenciado a muerte a Maximiliano, a Miramón y a Mejía.

Los elegantes carruajes transitan las calles empedradas de la ciudad colonial con parsimonia chirinolera; hay una chispa de ironía en las miradas de la gente, que habla en voz baja, que se saluda apenas con un gesto. Elegantes caballeros con sus comitivas entran y salen de la casona donde despacha el presidente. Son los embajadores de todo Europa que viajan hasta ahí para implorar clemencia al impávido Juárez.

El día de hoy, en previsión a que estuvieran planeando la fuga del malhadado emperador, fueron expulsados de Querétaro varios ministros extranjeros. Hay una calma chicha, sórdida, con olor a sangre y a pólvora.



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