lunes, 26 de julio de 2010

Evita


El 26 de julio de 1952, luego de una penosa enfermedad, muere rodeada de cuidados y preocupación nacional Eva Duarte de Perón, Evita.

Su muerte fue el colofón de una política populista de su marido, Juan Domingo Perón, que no sólo convenció momentáneamente a los argentinos, sino que elevaron la figura de esta blanca y delicada dama hasta las alturas de la deidad.

Con su muerte, Evita se convierte en uno de los símbolos de América Latina que mejor indican la posición de la mujer en el poder. No merecía su temprana muerte, menos aún el penoso itinerario que su cadáver hizo por el mundo. Pero, al igual que El Cid Campeador, aún muerta seguía –y sigue- suscitando increíbles pasiones.



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