viernes, 2 de noviembre de 2012

Calaveritas


Males eternos

El último muerto

De los candentes infiernos
Surgió una resolución:
“A ese chaparro pelón
Le das suplicios eternos.”

Orgulloso de su ingenio
En una de tantas giras
Calderón ponía sus miras
En el fin de su sexenio.

“Me retiro tristemente
el país queda: al tanteo
Quizás sin mucho empleo
Pero sí con menos gente.”

“No es tan fácil, Calderón
-dijo la Muerte enfadada-
Dejas pura cochinada
y muertes sin parangón.

“Pagarás eternamente
Tu conocida perfidia
Y por mirar con desidia
Los martirios de la gente.”

“Ahora entregas y te vas
No a los Estados Unidos
Sino a rincones perdidos
Pidiendo perdón y paz.”

“Vagarás por esta tierra
Irás contando las vidas,
Nombres, pesos y medidas
De los muertos de tu guerra.”

“Al llegar a ochenta mil
Empezarás nuevamente
Y tendrás eternamente
Esta pena cruel y ruin.”

Un cadáver indiscreto
Apareció en un rellano
decían que era de Lazcano
Otros que de Peña Nieto.

“La tarea que me acomete
-anunció el procurador-
Es saber si este señor
Ostenta un falso copete.”

“Para evitar mal olor
Lo lavamos con pantene
Le hicimos el ADN
Y no perdió ni el color.”

“Sabemos que pereció
Eso está claro y se nota
Trajimos a la Gaviota
mas no lo reconoció.”

“Esto está todo enredado
Hay que resolverlo en breve
Antes de que se lo lleve
el crimen organizado.”

“En lo que no hay discusión
Y lo afirmo como experto:
Este es el último muerto
Del panteón de Calderón.”

 

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