Hoy, gracias al
internet tenemos diccionarios, calculadoras, películas, noticias, podcast y
novedades de casi cualquier tópico que nos interese, a la distancia de un clic;
el mundo entero tiende a una alta especialización. La pérdida de identidad que
en verdad sufrimos con la tecnología, la divulgación de nuestros dichos y actos
como individuos, es un pago grande pero equitativo ante las proporciones de la
exposición. No veo por qué no ser también nosotros, los ciudadanos,
transparentes en nuestras cuentas como exigimos a los gobernantes; siempre y
cuando se cumplan cabalmente mis derechos, no tengo objeción de que la
autoridad política conozca mis andanzas y mudanzas mundanas. Ahora déjeme vivir
en paz y no me afecte, no me moleste, protéjame y haga un buen uso de mis
impuestos que pago puntualmente cada quincena, el iva mensual y la declaración
anual. Duro.
Mis derechos son
legítimos, y ahora que sabe quién soy y de dónde vengo y a dónde voy, ofrézcame
una mejor vida, una vivienda, mejores servicios públicos y transparencia en su
trabajo de gobierno, publique en internet sus cuentas y nosotros nos daremos
por enterados.
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