El taller de la FEEP de Tzicatlacoyan, con financiamiento de la ONG española Ayuda en Acción, concluyó su escultura de papel maché con la representación del Tentzo, figura mítica de origen prehispánica situada en la parte alta del kiosco de la plaza principal de la comunidad de San Juan Tzicatlacoyan, Puebla.
De acuerdo a la investigadora Antonella Fogetti (Tenzonhuehue: El simbolismo del cuerpo y la naturaleza), El Tentzo es una entidad “mitad dios y mitad no”, deidad antigua intrínsecamente buena, dadora de dones, que de acuerdo a la tradición tiene la facultad de asumir diferentes apariencias: catrín, charro, viejo barbón, anciana, mujer hermosa o animales diversos, que también podría ser interpretado como el famoso nahual o entidad similar. Hoy todos niegan venerar al Tentzo, pero las ofrendas periódicamente depositadas en su honor refieren todo lo contrario. Es una suerte de deidad negada pero viva, vigente.
El Tentzo, cuyo nombre ostenta una montaña y la propia cordillera vecina a Tzicatlacoyan es, en primera instancia, un cerro al que la gente observa con apariencia humana, como lo explica doña Facunda Juárez Corichi, habitante de la comunidad:
“Bueno el Tentzo sé que es el cerro que está allá, pues nos han platicado que se ve una persona, pero en el cerro, dicen que está para allá, se ve por allá por la montaña, que se ve bien, que tiene su cabeza, que tiene sus manos, que tiene sus pies, que tiene sus ojos, que todo tiene el cerro, que le dicen el Tentzo. Que es como una persona que se ve. Se oye decir que la gente le pide cosas, mucha gente tiene miedo porque no es algo… cómo le diré, no es algo que es… luego piensan que no es un buen lugar, pero cuando se deciden van”.
En el taller elegimos la representación de un viejo, erguido y orgulloso, con el pecho y la espalda de petate, así como el remate de sus mangas, que se prolongan como formaciones cerriles hasta convertirse por la parte posterior en una ladera de cerro en cuya parte inferior una multitud de hormigas bravas (tzicatlacoyan) asciende la montaña.
El taller estuvo compuesto por ocho jovencitas de Tzicatlacoyan: Alicia Castillo, Guadalupe Sierra, Guadalupe Castillo, Ana Sierra, Cristina Castillo, Marisa Sierra, Ana Castillo y Anayeli Arizpe, investigadora del detalle de que la barba del Tentzo es en realidad un banco de nubes; la boca, una cueva donde se depositan las ofrendas. El diseño y la dirección a cargo de Polo Noyola, coordinados por Angie Martínez y Marco Castillo.
Doy fe.
NOTA DEL FUTURO:
Estimados amigos: es interesante que esta entrada sea vista
diariamente por decenas de personas y debido a ello, decidí investigar más
sobre el Tentzo para presentárselo a ustedes. Pueden verlo en el post del 26 de septiembre de 2013, llamado Tentzonhuehue. Gracias y ojalá les guste la
historia de esta mitológica montaña.