jueves, 27 de junio de 2019

Épsilon Eridani



La noticia era que el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano (GTM), situado en el volcán La Negra a 4,600 metros sobre el nivel del mar, consiguió en 2016 la imagen más nítida y profunda que se haya logrado de la estrella Épsilon Eridani, a diez años luz de nosotros. En la preparación de una entrevista con el director científico del aparato, para mi sorpresa descubrí muchos atributos nada científicos de esa estrella que además de astro resultó toda una revelación en el otro mundo de las estrellas, que es el hollywoodense.

Épsilon Eridani, además de ser un astro del firmamento también lo ha sido en el Show Business de la ciencia ficción internacional, pues tanto por su cercanía –apenas 10 años luz– como por su polifónico nombre, Épsilon Eridani tiene los méritos para ser la estrella de presuntos planetas que la orbitan y desde donde despegan toda clase de amenazas, invasores, emigrantes y hasta héroes que vienen hasta la Tierra con algún plan. Es el caso del Dr. Spock, de Viaje a las estrellas, o de las oleadas de emigrantes estelares que se lanzan al éter espacial en busca de refugios en la serie Fundación de Isaac Asimov –Límites de la Fundación, 1982–, y de una veintena de novelas, películas, series de televisión y al menos 12 videojuegos con la estrella Épsilon Eridani como escenario de las aventuras.


En la novela La humanidad Factoring (1998), de Robert J. Sawyer, astrónomos de SETI detectan una señal artificial de Alfa Centauri que Heather Davis, la protagonista, dedica su vida en descifrar. Ella finalmente tiene éxito, pero para entonces se ha recibido otro mensaje del sistema de Épsilon Eridani, más fácil de traducir, pero mucho más alarmante: “La vida biológica, a base de carbono, está siendo suplantada por la inteligencia artificial basada en silicio...” La vida en la Tierra tiene sus días contados.


Este es un ejemplo de nuestras fantasías sobre Épsilon Eridani, pero en el conjunto hay, desde los años sesenta, de chile y de manteca como decimos en México, novelas estadounidenses, británicas, francesas y japonesas que tienen como escenario alguno de sus planetas y en donde la sobrevivencia de la raza humana está casi siempre en peligro. En ¡Dorsai! (1960), de Gordon R. Dickson, policías planetarios cuidan la espalda de un amenazado planeta Tierra; en Conquista por defecto (1968), de Vernor Vinge, parece inminente el exterminio de la raza humana; en El Napoleón de Eridanus (1976), El emperador de Eridanus (1983) y Los colonos Eridani (1984), trilogía
de Stanley Hochman, se pugna por fundar un imperio espacial; en Singularidad (1978), un cuento de Mildred Downey Broxon, tribus inteligentes pero radicalmente exóticas buscan llegar a la Tierra para habitarla; en Estación de Downbelow (1981) de C. J. Cherryh, los avatares universales son observados desde una estación espacial; Starburst (1982) de Frederik Pohl, trata sobre la vida en el tercer planeta de Épsilon Eridani; en Eon (1985) de Greg Bear, la devastación de la Tierra tras el holocausto nuclear sugiere que busquemos destino; en Las piedras de Nomuru (1988) y El Veneno árboles de Sunga (1992), de L. Sprague de Camp, un planeta de Épsilon Eridani es habitado por criaturas reptiles inteligentes; en Starquake (1989) de Robert Forward, se trata sobre exploración interestelar; Mundial de temblor (1991) de Kathy Tyers, una historia más sobre la ruina ecológica de la Tierra; en Worldwar (1994-1996), cuatro novelas escritas por Harry Turtledove, la información más reciente sobre la Tierra de la invasora especie de reptil data de la Edad Media; en Los ecos (1998) de David Weber somos testigos de un bombardeo planetario indiscriminado; en Helm (1998) de Steven Gould, los colonos proceden a construir una civilización desde cero; en Espacio Revelación (2000) de Alastair Reynolds, Épsilon Eridani posee la civilización humana más avanzada del universo; en Halo: La Caída de Reach (2001) y Halo: First Strike (2003), de Eric Nylund, Épsilon Eridani aloja un total de seis planetas habitados; en Cuchilla Vorpal (2007) de John Ringo y Travis S. Taylor, los mecánicos del espacio tienen una sorpresa en su garaje; en Espacios implícitos (2008) de Walter Jon Williams, pocos permanecen ya en el sistema solar, la mayoría busca establecer colonias alrededor de otras estrellas como Alfa Centauri, Tau Ceti y Épsilon Eridani; en Vuelo 404 (2012), de Simon Petrie, otra llamada de socorro llega de Épsilon Eridani; en Cantos Hyperion, de Dan Simmons, los humanos colonizan un planeta; en Atenuación: Cartas del hombre en la luna (2014) de Keith Basham, Épsilon Eridani es el blanco de medio millón de años de intentos de colonización; en Bossley rama (2016) de Gerard J Roffey, encontramos una civilización similar a la Tierra; en Somos legión (2016) de Dennis E. Taylor, un ingeniero congelado criogénicamente despierta tres siglos después en los mandos de una nave con dirección al sistema Épsilon Eridani. Volviendo a la realidad, la mala noticia es que los científicos del GTM han descubierto que, en apariencia, no hay planetas girando alrededor de Épsilon Eridani.

¡Nooo…! 



Imágenes originales de Épsilon Eridani proporcionadas por el Dr. Miguel Chávez Dagostino del INAOE/GTM


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