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Mostrando entradas de junio, 2012

Subenestrujanbajan

En un viejo chiste mexicano se hace una pregunta capciosa: ¿cómo se dice camión urbano en alemán? La respuesta era: “subenestrujanbajan”. El chiste lo entendemos muy bien en México porque acá transporte urbano es sinónimo de maltrato y riesgo: subes, te estrujan y te bajan. Hay en la cultura automovilística de nuestro país una inclinación a la violencia identificable en los nombres populares que tienen algunas funciones en el manejo de un vehículo. No se avanza, se arranca; al frenar con cierta violencia “te amarras”; para dar una vuelta a izquierda o derecha das un “volantazo”; si llevas a alguien le estás dando “un  aventón”, no limpias el parabrisas le das un “trapazo”, a la defensa le llaman “tumba burros” y cuando tienes un accidente: “te pusiste en la madre”. El agente de tránsito “muerde”, los conductores extorsionados son mordidos. La violencia es parte sustantiva en nuestra transportación. Subirse a un autobús en el Paseo Bravo de la ciudad de Puebla y viajar al su...

¿Quiere crédito?

Mi amiga no quería un crédito, mucho menos bancario. La mala fama que persigue a la insaciable y ciega usura de los bancos era suficiente como para huir de esa posibilidad, pero su cuenta en HSBC la puso en una lista de candidatos a recibir un crédito al que reiteradamente se negó en los últimos meses, no obstante que le hablaron cinco o seis veces. Por fin, incómodas y pequeñas deudas y otra clase de necesidades perentorias la obligaron a aceptar el día de ayer el ofrecimiento, pidió la información necesaria para gestionarlo y se aseguró de cumplir con los requisitos que le solicitaban. Muy fácil, el amable empleado le indicó que con una identificación y un comprobante domiciliario era suficiente, que acudiera con ellos a su sucursal. Me pidió acompañarla. En el banco todo resultó sencillo. Una ejecutiva, muy amable también, le tomó los datos y le informó que su línea de crédito era de veinte mil pesos. Mi amiga no necesitaba tanto, pidió que fuera de diez mil, así las cuotas ...

Flecha

El año pasado tuve el gusto de presentar a un escritor paraguayo en una de las sedes culturales del Ayuntamiento poblano, el Dr. Víctor-jacinto Flecha, un hombre bajito, de sesenta y seis años de edad, que inició su ponencia sobre la importancia de la memoria en los pueblos con la lectura de una decena de poesías en español y guaraní. Una semana antes nunca había escuchado hablar del poeta y ensayista Víctor-jacinto Flecha, lo que no sólo era una vergüenza, sino una gran pena, pues en esos pocos días pude enterarme del significado que tiene en Paraguay este nombre. Sea en análisis político, social, cultural, económico, la voz del Dr. Flecha ha estado presente ahí desde la cárcel de la longeva dictadura, desde el exilio o desde su propia patria, a su regreso hace veinte años. Crítico hasta lo involuntario, el Dr. Flecha es ese tipo de personajes incómodos que son indispensables en nuestras incipientes democracias, pues de ellos emerge una voz sin miedo y con las bases suficiente...