sábado, 13 de noviembre de 2021

Arete al garete

 


Representa las mutaciones del rostro humano en un movimiento perpetuo de ojos, nariz y boca, que proponen expresiones en las caras humanas; lo mismo recuerda planos de rostros en distintas perspectivas que sonrisas picassianas y un necesario guiño de Alexander Calder, el inventor del móvil escultural, rostro de cuatro piezas. 

José Lazcarro me regaló amables palabras sobre la escultura con el rostro mutante de movimiento perpetuo que instalamos en el jardín de la Ibero Puebla.

Ahora Eve Requena lo lleva en una oreja. Gracias, Eve.



La escultura la embalaron al año de haber sido instalada y al parecer la guardaron en una bodega de la universidad, no se mostró ninguna intención de volver a instalarla en un rincón más apropiado que el pórtico del auditorio principal.

Momificada pero viva, la escultura móvil envejece cada día en esa bodega, inmóvil e incapacitada para realizar su tarea con el arte y con el rostro humano, el arte del equilibrio que juega con el viento. No me parece sensato privar al arte poblano, al universitario, de esta escultura que representa a la humanidad sin distinción de sexo, si bien son las proporciones de un adulto, es un rostro que cambia continuamente de expresión, que se mueve en parsimonia, que transmite emociones. Y ahora grita desde su tumba.



Podría instalarse en un espacio abierto como un estacionamiento, un jardín o conectado a una pared blanca para la proyección de sombras nocturnas, uno de sus secretos. Enterrada en una bodega se boicotea al arte. O algo así. Supongo que no hay intención de parte de la Ibero. Simplemente la olvidaron y la dejaron ahí.


Y el escultor muere de tristeza.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

Johnny



 “De qué sirve terminar la carrera, a veces no sirve. Si eres bueno como licenciado, sí la haces; si tienes un tío licenciado te echa la mano; en cambio, si eres el único profesionista de tu familia, nadie te echa la mano.”

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lunes, 1 de noviembre de 2021

Tarea de los lunes

 


Descripción de político, Javier Ch.

Antes de comenzar a hablarle, señor, permítame mover los pies de una manera tan singular que ni usted ni yo llegaremos a explicar perfectamente bien lo que sucede. O mejor dicho, tome asiento, baje la mirada y escúcheme.

He oído hablar a tanta gente acerca de su porte tal vez desaliñado, como a alguien que piensa que la vida debe transcurrir así sin más; pero, señor, debe usted escucharme: piense mejor en que este hombre que ahora le habla lo observa como se observan detenidamente las obras de Carrington, las pisadas del Quijote, los versos de Mayakovski.

Lo cierto es que su Propuesta Fraternal parece más bien adelantada a su tiempo, pues nadie está seguro de querer sentir el abrazo del de al lado. Por mi parte, déjeme aclararle, creo que leer a Pellicer (y codearse anteriormente con él) hace tanto bien que incluso yo también propondría lo que usted.

Ay, señor, perdón por hacer que baje la mirada; pero debe entender que yo no soy tan capaz de mirarle: no por miedo o alabanza sino, realmente, señor, porque yo no lo conozco.

Javier:

Desconcertante texto que no deja de tener una intención literaria, aunque desbordante de ambigüedad. Leído esto en una página de La Jornada parecería un reproche a AMLO o acaso una palmada en la espalda. No se sabe, y esa es la gracia de lo ambiguo, que es oscuro, enigmático, impreciso, vago. Tal vez se trata del mejor retrato de nuestra situación política, de la política mexicana, de nuestros resquemores y delirios a la hora de votar. Por lo uno y lo otro, qué bueno que cumpliste con tu tarea. Polo Noyola


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