Descripción
de político, Javier Ch.
Antes
de comenzar a hablarle, señor, permítame mover los pies de una manera tan
singular que ni usted ni yo llegaremos a explicar perfectamente bien lo que
sucede. O mejor dicho, tome asiento, baje la mirada y escúcheme.
He oído hablar a tanta gente acerca de su porte tal vez
desaliñado, como a alguien que piensa que la vida debe transcurrir así sin más;
pero, señor, debe usted escucharme: piense mejor en que este hombre que ahora
le habla lo observa como se observan detenidamente las obras de Carrington, las
pisadas del Quijote, los versos de Mayakovski.
Lo cierto es que su Propuesta Fraternal parece más bien
adelantada a su tiempo, pues nadie está seguro de querer sentir el abrazo del
de al lado. Por mi parte, déjeme aclararle, creo que leer a Pellicer (y
codearse anteriormente con él) hace tanto bien que incluso yo también
propondría lo que usted.
Ay, señor, perdón por hacer que baje la mirada; pero debe
entender que yo no soy tan capaz de mirarle: no por miedo o alabanza sino,
realmente, señor, porque yo no lo conozco.
Javier:
Desconcertante texto que no
deja de tener una intención literaria, aunque desbordante de ambigüedad. Leído
esto en una página de La Jornada parecería un reproche a AMLO o acaso una palmada
en la espalda. No se sabe, y esa es la gracia de lo ambiguo, que es oscuro,
enigmático, impreciso, vago. Tal vez se trata del mejor retrato de nuestra
situación política, de la política mexicana, de nuestros resquemores y delirios
a la hora de votar. Por lo uno y lo otro, qué bueno que cumpliste con tu tarea.
Polo Noyola
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