“Miramos el mundo una sola vez, en la infancia.
Lo demás es memoria”. Louise Glück, poeta estadounidense; Pulitzer 1983, Nobel
2022, citada por Rafael Pérez Gay.
mitos sin sustancia
martes, 5 de marzo de 2024
Memoria
sábado, 2 de marzo de 2024
Boquitas pintadas
Cuando fui estudiante universitario entre los años setenta y ochenta asumí una moda “feminista” de la época que
deploraba el maquillaje de las mujeres, comencé a preferir a las muchachas sin
maquillaje porque sentía que una chica pintada era un símbolo del consumismo y
del voraz capitalismo que también deplorábamos con titubeante y selectiva
inconsistencia. Me quedé un poco en ese prejuicio, pues aún me gustan las
mujeres sin maquillaje, pero el avance está en que me gustan también con
maquillaje y definitivamente me repelen los hombres que lo usan, otro prejuicio, lo sé. No es algo en lo que haya pensado mucho, por eso
mis sentimientos siguen siendo muy primitivos. Nunca se me ocurrió reprimir el
uso del maquillaje (¡como si pudiera!), y Marú y ustedes las mujeres de mi
mundo siempre me han gustado con y sin maquillaje, es decir, no es un prejuicio
arraigado y creo que nunca seré dogmático a ese respecto, pero esta mañana he
visto este delicioso documental francés, producido por alemanes, que me deja un
grato sabor a bilé en la boca, un entendimiento histórico sobre el pintalabios
que en definitiva me hace cambiar de opinión. O tener alguna, pues no estoy
seguro que antes tuviera ninguna. El bilé como las medias nylon y las diversas toallas
me son ajenas y carezco de opinión. Pero me encantan las caras pintadas, las
máscaras de la vida, los protagonismos y el teatro del arte humano, un rostro
pintado que es indicio de tantas cosas.
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sábado, 3 de febrero de 2024
Privilegios de la ciencia
Tengo el privilegio de hacer
divulgación científica a través de podcast sonoros, que cultivan la
cultura del sonido, he escrito en los últimos cinco años unos trescientos
guiones basados en enciclopedias de ciencia y tecnología; este año, la mayoría
de guiones tratan de temas propios de nuestra revista, el stock de Elementos ha
crecido por 35 años y sigue, con una trayectoria específica sobre divulgación
mexicana generada en las universidades del país y en organizaciones y
científicos independientes que han publicado en Elementos piezas especiales de
su obra, caso específico Raúl Dorra que publicó en Elementos sus pensamientos
libres de alta calidad. Y de tantos otros. Entonces existe material histórico
en la revista Elementos como para levantar un proyecto de podcast de
divulgación y lo estoy llevando a cabo con el apoyo fundamental de Emilio
Salceda y Citlalli Gamboa, científicos del Instituto de Fisiología, adultos y
comprometidos. Emilio se encargó de armar la cabina que convirtió mi pequeña
oficina en un estudio de grabación, y es la voz masculina. Citlalli es la voz
femenina, cardinal en el equilibrio.
Y ahí vamos, con los
ruidos que acompañan al mundo natural y al artificial, los ruidos de la
ciencia, infinitos, que son la multitud de prácticas científicas que se
entremezclan con el universo sonoro como recurso de expresión, de comunicación.
¡Es que todo puede tener que ver con la ciencia! Imagina en la ecología, la
geología, la meteorología, etcétera.
Los podcast los
escribo, produzco y publico semanalmente hace ciento ochenta semanas
consecutivas, estrenando un nuevo podcast cada viernes, con la ayuda mencionada,
los publicamos en el portal de Elementos, la revista universitaria que dirige
Enrique Soto, que ha estado atento de la experiencia sonora, apoyando desde su
posición, como hace poco en que correspondió al proyecto con una grabadora
Taskam de campo con mucho potencial, con la que ya hemos empezado a experimentar.
En sus mejores momentos, nuestros podcast siguen la ruta trazada por los
maestros de la divulgación, artistas como Asimov y Clarke, que acudieron tantas
veces a la ficción para hablar de la ciencia y anticiparon probabilidades de
futuros ineludibles; de Carl Sagan a Jacques Cousteau y Neil de Grasse Tyson. El
estudio del sonido, siguiendo ese legado, busca experimentar y aprender con los
ruidos de la ciencia, que es el sonido del mundo, del río, del torrente
sanguíneo: la cascada y el chasquido de un corazón infartado. Si ampliamos estos
horizontes en el sonido asociado a la ciencia, el material disponible se antoja
inagotable.
La mayoría de estos
guiones está escrita de modo económico, con instrucciones básica tipo CHISPA
EFECTO/MUSICAL, en el entendido de que el guionista es el propio productor y conoce
el acervo de músicas y sonidos que se ha encargado de aglutinar en una base de
datos sonoros que provee músicas y centenares de ruidos y voces, una propuesta
auditiva original para la ciencia con elementos muy económicos.
Tan solo pensar en el
medio ambiente, tan necesitado de difusión, se aprecia que el medio ambiente
deberían ser mejor tratado por la ciencia de la comunicación sonora en este
caso. Todo lo que los medios de comunicación deberían contender en la defensa
del medio ambiente, en procuración de su bienestar a base de mensajes y
programas sobre el medio ambiente, “tu medio ambiente”.
Ahora he estado
planeando en el tema de la ciencia la idea de una cápsula de 15 o 20 segundos
que comienza con un efecto sonoro, contundente y vívido, como una locomotora, un
río, un Boeing 747; una reflexión sonora entre agresiva y convincente. Al
final, una voz en frío: “Ahí está la ciencia ¿acaso no la ves?” Llevar la
imaginación de la gente directamente al punto. Sonidos para reflexionar.
Imagino una frecuencia de radio que cultiva la ciencia del sonido, o el sonido
de la ciencia. Los podcast de ciencia tienen esta tesitura: La
naturaleza del tiempo. Ecosistemas e historia natural. Tumores. Reacción en
cadena. Eras epidemiológicas. La polémica evolucionista. Biología del sexo. Antipsiquiatría.
Comunicación animal. Biosferanos, por decir unos títulos. Tienen una duración
de 6 a 9 minutos. También existe una serie de siete capítulos sobre siete
ciencias fundamentales.
No sé si enseñan algo,
lo que logro ver es que se trata de un esfuerzo por lograr una suerte de armonía
tejiendo músicas, voces y ruidos dramáticos que se concatenan en la narrativa.
Porque eso sí, la palabra es fundamental, siempre hay que tener algo que decir.
Puedes echarles una oreja pinchando aquí. Gracias.
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viernes, 14 de abril de 2023
... en la calle
Mientras camina del brazo de su hija, el anciano recuerda su niñez en un pueblo de los de antes, cuando todos vivían apartados del mundo. En 1950 llegó el telégrafo, gracias a que nuestro pueblo se atravesó en una obra importante del gobierno y le tocó. Con el telégrafo tuvimos contacto con el exterior. El telégrafo nos permitió conocer, al día siguiente, la muerte del hermano de mi papá. No una semana después, como ocurrió antes del telégrafo con el abuelo. En los años sesenta llegó el teléfono al pueblo. Toda una novedad. “Operadora” –contestaba una señorita. 232, pedía uno de prisa. “Espere, por favor” –respondía la mujer– y empezaban los timbrazos. Oír la voz humana fue maravilloso, pero la de Conchita, tu abuela, superior a todas las expectativas de la época –el anciano se detiene y mira el cielo–, le hablé al oído, me escuchó, lloramos, nos perdimos; volvimos al pueblo y nos casamos. Todo por teléfono. Es una tradición de un servicio público que el Estado y la empresa privada han proporcionado a la gente, un servicio necesario por un largo tiempo, mientras la marginación y la pobreza reinen en nuestros pueblos. ¿En verdad interesábamos al gobierno? Eso, en este pueblo, ya era una sorpresa.
jueves, 13 de abril de 2023
... en otra cabina
Un anciano campesino mira atónito un video de su hijo con su familia en Los Ángeles. Las lágrimas resbalan por su ajado rostro mientras ve a su nieto jugar futbol en una verde cancha de pasto en los Estados Unidos. Cuando termina de ver el video, que es breve, decide enviar una carta a su hijo, para que lo reciba en Phoenix. Saca un papel con su e-mail y le pide a la empleada que le redacte sus palabras. Le agradece el video y le informa que le agradó mucho, que lo hizo reír. Al final el anciano sale muy satisfecho de este original servicio público, tan necesario para el gran número de adultos mexicanos que nunca va a tocar una computadora en su vida. Se les hubiera ocurrido antes. Un servicio inteligente, un precio justo. Y los campesinos de México, que viven en las zonas más lejanas del país, tendrían su servicio de telecomunicación actualizada.
lunes, 10 de abril de 2023
Los videos de doña Vero
Imaginen una población marginal de la sierra norte de Puebla, una
anciana humilde, doña Vero, con su rebozo oscuro y sus trenzas canas, chatea
alegremente con su hijo menor, que está en Los Ángeles, en California. Una
diligente joven de la comunidad, empleada del gobierno, escribe las respuestas
de la señora porque ella sí sabe leer, puede leer en la pantalla las palabras
que le responde su hijo. “Es como hablar con él”; tendrían que ver su cara
mientras aparece el siguiente mensaje. Ella suelta una carcajada y responde de
inmediato.
Centros públicos de Internet, con cabinas y operadores que emplean los
teclados y el mouse para comunicar a la gente que lo necesita, para recuperar
el histórico servicio telegráfico que tenía una tarifa por un mensaje de diez
palabras; cada palabra subsecuente se cobraba por separado. Un servicio para la
gente más necesitada, la más pobre y habría sido todo un éxito. La gente
adulta, los campesinos, las madres de familia acuden a la agencia Telecom,
donde se les proporciona el servicio de internet, comunicación integrada, para
hacer contacto con sus familiares a través de videomensajes y chateo, encontrar
alguna respuesta o enviarte las fotos de la boda de tu hermano en Los Ángeles.
Lástima que esta historia haya sido solamente un sueño. Creo.
martes, 28 de marzo de 2023
Internet para el pueblo
A principios del siglo XXI lo difícil era hacer entender el concepto del
internet a las autoridades de pueblos marginales de la Montaña de Guerrero,
donde anduvimos trepados con el afán de construir páginas municipales en los
albores del nuevo siglo. Una utopía que no se planteaba como algo práctico,
como un servicio público, al igual que el correo.
El internet es un instrumento de comunicación que el gobierno debe
proporcionar a la numerosa gente necesitada del país –que no tendrá nunca una
PC en su casa–, como antes lo hizo con la telefonía y la telegrafía, un
servicio de la gente que se muestra abierta a tratar de entender su complicado
funcionamiento. La gente lo que necesita es enviar palabras o sonidos o
fotografías o videos o emoticones. Necesita comunicarse con su hijo. Con su
esposo. Con su suegra. Pertenece al estado primario de los derechos humanos, el
derecho a comunicarse a través de los medios de comunicación eléctricos; en
cuanto al internet el Estado no debe desentenderse, debe proporcionar ese
servicio en el campo, en los lejanos territorios de las sierras madres. Hay en
medio de los servicios de telecomunicaciones muchos sistemas de comunicación
que hoy son obsoletos, el télex, el teletipo, la telefonía doméstica, el
teléfono público. El internet nos plantea una combinación suculenta de todo
eso. Acabó convirtiéndonos a todos en telegrafistas que por fin comprenden su
labor, sin precisar ayuda nosotros mismos transmitimos textos, audios,
imágenes, video, software; pero esta habilidad no es igual si vamos a las
sierras de México, en los pueblitos de las costas. Ahí el Estado podrían
facilitarle las cosas a los usuarios y tener un servicio público de internet.
El internet es un asunto tan complejo para muchos mexicanos y mexicanas que sin
exagerar es como si a toda la población de nuestro país en 1851 tuviera que
aprender Morse para comunicarse a través del telégrafo.
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(improbable)
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