Reproducción mía de un fragmento del Guernica de Picasso A cierta edad si no haces alguna clase de ejercicio tus músculos te lo recuerdan cada noche. Del empeine a las rodillas sube un calor que no es caliente ni frío, un dolor que no es demasiado doloroso sube lentamente desde el huesito del tobillo hasta la rodilla como un enjambre de hormigas que van a refugiarse en una cueva debajo de las dos rótulas; una desagradable sensación de apuñalamiento, una psicosis muscular sin respuesta racional que le convenza de que en realidad no debe existir, que es una reacción ridícula de unos músculos que parecieran desconocerse entre sí. Por favor, tendón, rotunéalo, este es el tibial anterior; les presento a ambos el tendón calcáneo; el sóleo, que convive con el gastrocnemio (el famoso chamorro), el poplíteo y el peroneo largo; todo termina en el músculo tibial. De ahí el argumento científico de que debo hacer ejercicio, eso es indiscutible.