Hoy
hace diez años fue un día de reflexión y mecánica. Reflexionamos en general
sobre la vida, la suerte y el destino, que a veces parece ensañarse, pero sobre
todo sobre la vida, que insiste en darnos más y más oportunidades para
experimentarla. Antier fueron Maru y Tech al Mercado Independencia, en la
vuelta en U, previa a la entrada y conforme a la flecha que te autoriza a
darla, un joven decidió pasarse el rojo en su gran camioneta y agarró a nuestro
Tsuru por la esquina delantera, le dio vueltas como una pirinola sobre la
Avenida de las Torres. Daño material mayor, pero de haber pegado un metro atrás
frente a la puerta de Teresa en este momento estaría escribiendo del hospital o
del panteón, pues los 60 kph que acepta el chofer no son creíbles frente a los
daños causados. Pero las muchachas bien, que es lo único verdaderamente
importante en todo este sainete. Llegó el jefe del chofer, creo que la mamá y
"yo no fui, fue teté"; el peritaje de los peritos es una mala broma y
cuál Damocles, deciden desconocer la versión de testigos y se circunscriben a
la voz de los implicados. Una mala jugada el tal peritaje, pues un empleado de
Purina, que estaba de frente al semáforo, vio perfectamente cómo se pasó el
alto la camioneta, pero no sirvió de nada. Mi argumento fue sencillo: nosotros
ya no tenemos coche, su camioneta apenas sufrió daños, ahora van al corralón y
van a estar ahí quién sabe cuánto; no me importa, pues como digo, ya no tenemos
coche, pero ustedes tampoco tendrán su camioneta. Piénsenlo de aquí al Sector 3
y actúen en consecuencia.
Lo
pensaron. En el sector 3, ya con abogado, quisieron negociar. Yo valoré el
golpe en 10 mil pesos (tú sabes que no soy herrero, pero le fallé por 150
pesos) y les pedía la mitad de eso. Tras ¡ocho horas! de espera a los agentes
(es increíble, cómo puedes esperar ocho horas a unos agentes afuera de un
edificio vacío. Fueron a su casa, comieron, se bañaron, se echaron un polvo,
una siesta y luego decidieron ir a trabajar: "les pedimos disculpas, somos
dos peritos para media ciudad" (pero tampoco hacen un gran esfuerzo ni
mucho menos), sentados en la banqueta, cansados, hambrientos y estresados,
terminé aceptando tres mil pesos de pago por daños, menos mil del
"arrastre" y multa por licencia vencida; salimos de ahí (es un decir,
porque nunca entramos al sector 3, te atienden en la banqueta, no hay
secretarias, está cerrado y vacío) con la sensación de haber perdido algo. Esa
misma noche volvimos a constatarlo: habíamos perdido nuestro coche.
Pero
estamos bien, nos hemos reído de nosotros mismos hasta la histeria. Y hemos
reflexionado sobre todo ello. La vida sigue dándonos la oportunidad, aunque el
destino insiste en ponernos a prueba. Le contaba Malú a su prima el accidente
por messenger, la prima de Cuernavaca le respondió: "eso no es nada,
prima, el lunes nos secuestraron a mi esposo y a mí, nos llevaron a un lugar
donde había otro secuestrado. A las dos horas oímos un alboroto. Era la policía
que había localizado el lugar por el chip del vehículo del otro secuestrado. Al
entrar nos descubrieron y nos liberaron. Tuvimos mucha suerte". De eso ni
duda cabe.
13
de mayo de 2012
Foto
revista Malinali
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