martes, 30 de junio de 2009

Vas con ellos


Este día de 1959 muere José Vasconcelos, ilustre oaxaqueño que es un buen ejemplo del espíritu contradictorio de los mexicanos. Amaba profundamente a México y despreciaba profundamente nuestros defectos, que eran los suyos. Revolucionario maderista, intelectual de un país en formación, fue el primer secretario de Educación Pública con Álvaro Obregón. Luego fue exiliado de la revolución, candidato a la presidencia en los albores del Maximato y político errante; de nuevo exiliado, vive en los Estados Unidos con graves problemas de manutención, que tras muchos años regresa a México para terminar siendo un viejo sabio medio fascista que repudiaba todo lo liberal. Sin embargo, Vasconcelos es uno de los escritores más exquisitos de la literatura mexicana, como lo demuestran las excelsas páginas de sus novelas autobiográficas El Ulises Criollo, La tormenta, El Desastre y El proconsulado.



domingo, 28 de junio de 2009

Sección de Historia


Un día de 1982, el dedo flamígero del subdirector Vargas en la Torre Central de Telecomunicaciones me puso en la Oficina de investigaciones históricas, cosa que no complació al anciano taimado que la dirigía, don Rafael Hernández. Era un viejito de aspecto cascarrabias muy parecido físicamente a Elías Caneti (en esta foto de Caneti se puede apreciar lo mucho que se parecía al Sr. Hernández).
Mi primera impresión no fue grata, pues trataba muy mal a los empleados y también a los pocos visitantes, pero también advertí que se llevaba fuerte con los empleados de la contigua biblioteca. Trataba a todos de “pasguatos” y gritaba anatemas cultistas a los despistados, que eran la inmensa mayoría. Yo me acomodé en un escritorio frente al suyo y me puse a escribir. En algún momento me interrumpió para insultarme y tuvo el disgusto de enfrentar –por única vez en los siguientes seis años- a una lengua biperina que venía entrenado en otras broncas burocráticas mucho más rasposas que esas. Tras un explicable desconcierto de su parte, me aceptó a los pocos días y llegamos a tejer una buena amistad, pues terminó muy orgulloso de mí. Tenía la colección completa de “sepan tantos” de Porrúa y me permitió comprobar, una vez más, que no todos los burócratas eran unos idiotas redomados (pasguatos, para mayor propiedad), y que tras los oscuros personajes trajeados que deambulaban en los pasillos la dependencia, había historias individuales de gran intensidad, como la de este anciano, peinado su pelo cano al cepillo, que pelaba los dientes mientras fumaba sin cesar. Un viejo a la antigua del que obtuve espléndida colaboración y apoyo a mis iniciativas, que no fueron pocas. “Sí -gritaba enfático-, hay que trabajar”. Durante siete años hablamos de todo lo que sabíamos, con respeto e interés, ante los oídos atentos de un grupo de jóvenes de algún modo entusiastas por la investigación, y de tres mecanógrafas. Todos participábamos de alguna manera en aquella plática y con el tiempo llegó a reglamentarse con la participación de los otros investigadores, pues en un momento llegamos a ser cinco los investigadores, todos sin una dirección muy definida, pues era claro que el Sr. Hernández era autoridad sólo para los jóvenes, nosotros respondíamos a autoridades más elevadas, pero ¿cuáles? Aparecieron dos carcamanes típicos de la burocracia. Bueno, tres, conmigo. Un actuario que hizo una historia inservible de las telecomunicaciones, otro sujeto temeroso y torcido que dizque investigó (quisiera saber si alguien vio la investigación) y yo, que habíamos llegado ahí por el misterioso laberinto de una burocracia muy movida como la de comunicaciones y transportes. Estaba también un estudiante de sociología llamado Apolinar, que era michoacano y uno de Derecho llamado Teodoro Martínez, oaxaqueño profundo, y otras personas interesadas en la historia que eran convocadas en aquel grupo de escritorios, algunos de los cuales llegaban a dirigir ese barco zozobrante que era –y es- el enorme acervo de equipos históricos de las telecomunicaciones en México, con su precursor y promotor el ingeniero Tomás Guzmán Cantú, Tomasito, que nos ordenó dejar de llamarle así y dirigirnos a él simplemente como: el ingeniero. Así fue. El general Guillermo Garza Ramos, que estuvo muchas veces, un hermoso anciano de corte clásico que había sido un ingeniero militar y que llegaba a contarnos sus andanzas en la segunda guerra y la defensa heroica de baja California, ante el avistamiento de un submarino japonés. El general ordenó: “ataquen”. Echaron bomba y bomba hasta que no se supo más del submarino japonés, no se volvió a acercar. Como la orden no estaba autorizada, el general Garza Ramos tuvo que pagar de su salario el costo del arsenal gastado ese día. Era muy divertido cuando el general recordaba la imposibilidad de comunicarse a la capitanía central, pues hubiera tardado días la respuesta.
Puse manos a la obra y organicé mi vida, nuevamente. Aprobé los siguientes diez semestres y terminé antropología, en tanto que adelantamos bastante la investigación sobre el telégrafo.


viernes, 26 de junio de 2009

Llamada de atención


La muerte de Michael Jackson es una llamada de atención a todos los cincuentones que quieren hacer las cosas que hacían a los treinta, sin las debidas precauciones. No pienso especular sobre las causas de su fallecimiento y tampoco voy a investigar nada, desde anoche decidí no ver esa retahíla de repeticiones y hoy en la mañana apenas vi los encabezados del despliegue informativo sobre este contemporáneo, nacido apenas unos meses después de mi propio nacimiento. La enseñanza de su muerte está en la necesaria mesura que los que alcanzamos medio siglo debemos de emprender para nuestras vidas. Es posible que físicamente no seamos tan diferentes, en algunos casos, pero está claro que el motor y el cigüeñal ya no funcionan igual que hace dos o tres décadas.

En febrero pinté la fachada de la casa. En los últimos metros cuadrados estaba claro que requería un descanso. “No, termina de una vez”. El esfuerzo de los últimos centímetros fue atroz, las clavículas me punzaban y los hombros parecía que se me derretían. Pero acabé, supuestamente muy feliz. En las siguientes dos semanas no pude levantar los brazos más allá de los hombros, parecía un robot con articulaciones limitadas. Lo más patético fue lavarme la cabeza, en lugar de alzar los brazos hasta la cabeza, echaba shampoo en las manos y bajaba la cabeza hasta la altura de los brazos, presionaba la cabeza con las dos manos y la movía para arriba y para abajo, para atrás y para adelante, hasta que, supuestamente, me acababa de lavar el pelo. Me lo enjuagaba igual.

Yo creo que Michael Jackson se tomó muy en serio lo de su larga gira que iniciaba en dos semanas en Londres. Como bailarín siempre fue el mejor y no podía darse el lujo de dejar de serlo. Se forzó, se excedió, sin considerar que veinte años no es nada, que es febril la mirada, pero que, cincuenta, es una respetable edad en la que hay que medir cada uno de nuestros movimientos, de nuestros consumos, de nuestros sentimientos.


jueves, 25 de junio de 2009

Jueves de suspenso


Contenido de una caja de cassettes hallados en una bodega de la Universidad de Puebla, vinculados a los asesinatos del negociante de arte Raymundo Ortiz y de su acompañante, la fotógrafa Nadia N., ocurridos el 10 de agosto de 1994.
Trascripción.

Tape 26 B
Rótulo: Algunas cifras del problema

Las autoridades gubernamentales y eclesiásticas señalan que la zona centro del país es donde se presenta el mayor número de robos, destacando los Estados de Puebla, México, Tlaxcala, y Morelos.

En Puebla, el INAH estima en 41 millones de dólares el saqueo que han sufrido durante 5 años 120 iglesias poblanas por el robo de 520 piezas de arte sacro, de las cuales solo se han recuperado una docena de objetos en los últimos tres años.

Así, en ese Estado, en 1999 se denunciaron 37 robos; en el 2000, 27; un año después, 21; para el 2002, el índice delictivo descendió a nueve; en 2003 alcanzó 18, mientras en lo que va del 2004 se han contabilizado 21 robos a templos.

¡Uta, qué datos Ray! CORTE


Odios insensatos


Nunca me imaginé que mi modesto blog tuviera tanta importancia y que, a sólo dos días de haberme inconformado con la pederastia electoral, el PRD rectificara su campaña y se hiciera el propósito de terminar con esa práctica a partir del 3 de julio. En horabuena, Chucho. Eso sí es escuchar a la ciudadanía.

Más objetivamente, me entero hoy por información de El Universal que no soy el único inconforme con la pederastia electoral, aunque, con tristeza, veo que sí soy de los pocos que veían en esa práctica un abuso infantil en un negocio de adultos, es decir, que la niña es una víctima antes que un vocero del partido de marras, y que no es el único partido que abusó del recurso infantil para atraer los votos ciudadanos, pues también hice notar a la medallista olímpica del PAN y al niño de la calle de otro partido de pacotilla que sueña con una buena cena y una buena escuela.

El Universal informa de toda una campaña de odio ¿contra quién crees? ¡contra la niña del PRD!, que Chucho bautizó como Mariana. Ignorantes e imbéciles de toda calaña han hecho un masivo alarde de intolerancia, no contra el PRD, ni contra el abuso de los niños en las campañas, ni contra las mentiras que éste y todos los partidos nos repiten con incesante crueldad, sino contra la niña, a la que algunos bárbaros piden que se mate; otros acusan sus rasgos orientales y, ya entrados en el racismo ramplón, señalan a los miembros del PRD de “nacos y feos”.

Dice el diario que al menos existen en Facebook nueve blogs con diferentes cantidades de “fans”. El más numeroso es de 155 mil 125 miembros; “odio a la niña del comercial del PRD” tiene mil 499 suscriptores.

El sitio en esta red “odio a Mariana, la niña del PRD” tiene 678 miembros; “odio a muerte a la niña estúpida del PRD” cuenta con 178 integrantes; “yo también odio a la niña del PRD”, 53 miembros; “Yo también odio a la niña babosa del PRD” tiene 2 mil 364 integrantes. (http://www.eluniversal.com.mx/notas/607278.html)

Este blog, en su modestia taciturna, quiere desligarse completamente de esa ruin campaña de odio contra esta pequeña actriz utilizada equivocadamente para fines adultos. Se trata de una linda niña de seis años, que podría ser hija o sobrina de cualquiera de nosotros, y que las campañas de odio en su contra no hacen sino ratificar la inconveniencia de su utilización en las campañas electorales (nadie odia al niño de la calle porque a los niños de la calle nadie los ve). Deploro la desviación lamentable de ese odio a la figura de la niña y considero que esa caterva de idiotas que la odian se suman redonditos a la pederastia denunciada en este blog. Mientras tanto, que bueno que el PRD rectifique y la saque de la publicidad de sus campañas.


miércoles, 24 de junio de 2009

Madreselvas en flor


Junio de 1935. En la pista Uno del Aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, Colombia, el avión F-31 de la SACO se apresta a despegar para transportar al divo del tango, Carlos Gardel, de regreso a Buenos Aires.

En plena pista, a toda carrera, el avión choca frontalmente con otro avión de tipo Manizales y estallan en fuego mortal.

Carlos Gardel viajó por todo el mundo, aclamado por ese llorón que todos traemos dentro. Su voz y su buena figura lo llevaron al cine desde 1917, aunque fue en los años treinta cuando hizo aquellas increíbles películas en donde el argumento era extraído de alguno de los tangos, como: Luces de Buenos Aires y Cuesta Abajo entre 1931 y 34; Tango Bar en los Estados Unidos en 35, y otras con títulos como Medio día de arrabal, El tango en Broadway, El día que me quieras y Cazadores de Estrellas. Por supuesto, todos eran unos dramones.

Carlos Gardel muere en el pináculo de la gloria. Sólo con una madera de ídolo como la suya, alimentada por la necesidad social de tenerlos, es posible explicarse que después de tantas décadas se le siga escuchando y venerando. ¡Sos grande, Carlitos!


lunes, 22 de junio de 2009

Pederastia electoral


La primera vez que los oí, hace unas semanas, no entendí nada. Una niña muy pequeña anunciaba que, hasta el 5 de julio, sería la voz de las campañas electorales del PRD. No soy muy dado a atender la propaganda electoral, pero cuando se te repite una y otra vez, por espacio de tres meses, terminas escuchándola completa. La escucho, eso sí, en la tele no veo ni uno de los anuncios. Todas las mañanas en el baño oigo radio y no me salvo. Bueno, con las semanas la niña ha llegado a ser más comprensible, y hasta humorística “oye, esa frase me tocaba a mí”, le dice a un candidato pederasta electoral que abusa de su confianza. Tardé un poco más de enterarme que el famoso Chucho que la acompaña es ni más ni menos que Chucho Ortega, con su deslumbrante personalidad y su –después- inconfundible voz debajo de su inamovible bigote. Ahora, un partido que no he podido identificar, parodia a la niña y le habla de sacar los machetes a Chucho. Debe ser del PAN, cuya propaganda ha sido previsiblemente para elevar la guerra contra el narco a nivel de epopeya, y de lo contentos que están con tanto muerto desperdigado por las calles de México. No pudieron, sin embargo, sustraerse a la pederastia electoral y usaron a una medallista olímpica, muy bella, con su enorme panza de nueve meses de embarazo, que sueña ilusamente con que su hijo nazca en un país libre de violencia y floreciente desarrollo económico. Si las cuentas son claras, el niño ya nació, pero la violencia y la crisis siguen tan campantes. Otro partido, mucho más abusivamente, agarra a un pobre niño de la calle, profundamente drogado con activo, y lo pone a soñar con que termina la primaria, que come en una mesa limpia y que termina la universidad. “Silencio”, nos pide a los radioescuchas, no vayas a despertar al niño de la calle porque está soñando. El PRI no ha incurrido, que yo sepa, en la pederastia electoral, a no ser la aguardentosa voz de la infanta Beatriz, diciendo que ellos no buscan pleito con nadie y que seguramente ganarán las elecciones. Los del Verde, ganando votos con sus tres promesas, entre las que destaca la pena de muerte, utilizando a dos jóvenes actores de la televisión, que para mi consternación ha tenido mucho eco entre los jóvenes votantes, cuya mejor idea de la política es empezar a matar gente a ver si solucionan algo. Becas en un idioma “extranjero” es otra de las promesas. Y alguna otra seguramente discurrida por el inefable dirigente Niño Verde –ajá, tenía que salir un niño a relucir-, brillante intelectual de reconocida trayectoria.

Todos sabemos que los niños no votan, no intervienen en la política ni tienen por qué aparecer en la propaganda electoral. Como es lo único puro que nos queda en México, los pederastas electorales no dudaron ni un momento en utilizarlos para enternecer a una endurecida clientela electoral que ya no quiere saber de políticos profesionales. En mi humilde opinión deberían prohibir el uso de niños en las campañas electorales, su intervención no se justifica en un país donde los niños mueren por las corruptelas de un pariente de político que hace negocio con las guarderías el IMSS, donde reciben una educación de tan baja calidad, donde existe una severa desnutrición, atraso físico e intelectual, donde no tienen lugares adecuados para jugar –habrían de ver mi fraccionamiento “residencial” donde los fraccionadores no dejaron ni un metro cuadrado para áreas verdes-; un país que les niega el desarrollo deportivo y cultural, que tolera el maltrato, el abandono y el abuso, donde los pederastas perfectamente señalados siguen tan campantes. No, no deberían ser utilizados en la propaganda electoral. El IFE debería exigir que los políticos salieran con sus carotas de cadeneros de antro tratando de convencernos que, “ahora sí”, trabajarán por una mejor educación, por más empleo, por mayor transparencia. A ver quién les cree. Pero qué estoy pidiendo y a quién. Peras al olmo.


domingo, 21 de junio de 2009

La burocracia en los 80


En 1979 la burocracia era el paraíso de los estudiantes. Aún cuando había momentos de mucha intensidad laboral, pude estudiar y trabajar con holgura, con suma comodidad. Por si fuera poco, López Portillo nos recompensó generosamente y en dos ocasiones nos chorrearon la lana nomás porque sí. Como 170 mil pesos, que era tanto dinero que no supe qué hacer con él. Lo dejé tirado en la casa, en un librero, lo fui gastando poco a poco, invité a unos franceses al bar Guau. Invité, lo compartí, lo tiré. El dinero no fue tema para mí durante mucho tiempo. Ganaba modestamente mi sueldo de burócrata, pagaba mi renta, mi comida y mis vicios. La quincena siempre era bienvenida. Pero no pensaba en el dinero, pues no lo necesité, no lo deseé. Luego vino la debacle, López Portillo se fue llorando arrepentido y Miguel de la Madrid heredó una economía hecha pedazos. Como lo sospechábamos, nos apretó el cinturón a todos parejo, congeló los sueldos, devaluó la moneda hasta la abyección y nunca más volvimos a ver regalitos y mucho menos excedentes de aquella pasajera abundancia lopezportillista. Los mexicanos supimos desde entonces el verdadero significado de la austeridad, que habíamos atestiguado periodísticamente con Argentina, que pisaba entonces el fondo de su propia crisis, y la noche nos cayó, cobijándonos intermitentemente hasta el día de hoy. De una moderada estabilidad pasamos a una crisis económica permanente. Por esos días leíamos en los diarios las matanzas cotidianas de la lucha del narcotráfico en Colombia. Lamentábamos con ignorancia la carnicería de Pablo Escobar. Los columnistas empezaban a amenazarnos con la “colombianización” de México, pero tal eventualidad parecía realmente lejana. Los “malos” en México eran una banda de muchachos llamada Los panchitos, de Santa Fe, que en muy poco tiempo fueron aplacados con prebendas y al cabo de unos meses intervenidos y neutralizados. Creo que llegaron a ser diputados algunos de ellos. Había crímenes pasionales y accidentes al por mayor, pero los ciudadanos comunes y corrientes nunca imaginamos el pozo de muerte que atestiguamos en el México actual. El laberinto en que ha caído la violencia narca y que ahora leemos en las noticias cotidianamente. Nos colombianizamos, pues.

Iba a hablar nostálgicamente de aquella burocracia que conocí, pero me ganó la rabia.


sábado, 20 de junio de 2009

Honestidad


Mi perspectiva para el día de hoy no es homogénea. Aunque una especie de estabilidad se apodera de todo el rostro. No hay desequilibrio, digamos. Es evidente que me interesan más de un asunto, lo que da cierta dispersión a mi día, como si quisiera hacer muchas cosas y no supiera por cuál empezar. Haré primero la uno, luego la dos y así, pero ¿qué es exactamente lo que quiero hacer? Si fuera honesto no haría ninguna de las cosas que voy a hacer. Si fuera honesto conmigo mismo estaría haciendo otra cosa, ya sé, ninguna de las cosas que voy a hacer finalmente el día de hoy. Las haré, ni modo, pero tengo que reconocer que no estoy siendo suficientemente honesto conmigo mismo.



viernes, 19 de junio de 2009

Teoría del voto


Desde luego, llamarle teoría a esta especulación no es sino un primer rasgo de desconfianza disfrazada de ironía, pero no se me ocurrió una mejor manera de definir un fenómeno que tiene 20 años manifestándose en la sociedad mexicana. La teoría consiste en creer que el voto, que en la elección de 2009 se ha llamado “blanco”, ha estado presente en las últimas grandes votaciones en donde ha sido robado o ha estado muy peleado el resultado. Más allá de la promoción del voto blanco, quienes votaremos así somos los mismos que en su momento votamos por Cuauhtémoc Cárdenas en el 88, por Vicente Fox en el 99 y por López Obrador en el 2006. Las encuestas señalan cómo el grueso de esos votantes no estaríamos dispuestos a volver a votar por ninguno de ellos, pues somos una masa amorfa y voluble que evidentemente carece de una afiliación ideológica y, por supuesto, partidaria. Simplemente hemos buscado, a través del voto, un cambio a las condiciones prevalecientes en cada uno de los momentos mencionados.

Hay algo muy interesante en el fenómeno del voto blanco que nos ocupa ahora y es la reacción apanicada y desmesurada de los partidos políticos y los gobernantes, con el coro inamovible de sus corifeos de los medios de comunicación, que en los últimos días han aumentado el tono de su preocupación, dedicándonos toda clase de adjetivos e insultos, desde malditos ciegos, estúpidos, inocentes, cándidos y pretenciosos de una superioridad moral de la que, evidentemente, carecemos. Los gobernadores, los presidentes municipales y, por supuesto, los candidatos han entrado al quite para condenar la opción del voto blanco bajo el único argumento de que “no vale” en la contabilidad, lo que no es exacto, pues claro que vale, de acuerdo al artículo 279 del Cofipe, donde se precisa que el voto nulo deberá ser contabilizado y consignado en el acta de votación. Lo que no hace el voto nulo es llevar a alguien a la legislatura, deduciéndose que le da exactamente lo mismo que llegue un panista, un priísta o un perredista pues, en última instancia, vienen a ser los mismos inútiles que sólo ven por sus intereses partidarios y obedecen únicamente los dictados de sus jefes. Ese ataque de pánico me tiene francamente divertido pues, en corto, en las entrevistas que ofrecen sus detractores en los medios, inevitablemente reconocen que las opciones que tienen los votantes son sumamente pobres, en muchos casos inexistentes pero, que aún así, hay que votar por alguno de ellos.

El voto blanco del 2009, que antes fue voto cardenista, foxista y lopezobradorista, es una nueva oportunidad para que se manifieste a escala nacional la inconformidad que los mexicanos hemos venido acumulando en las últimas décadas, y que no tenemos otra forma de manifestarla. Es un grito sin muchas pretensiones –pues efectivamente no cuentan, matemáticamente hablando-, que nuevamente “alertará” a los pequeños grupos que detentan el poder sobre la poderosa fuerza que su ineficacia política ha ayudado a formar en cada pueblo y ciudad de México; una fuerza, aún ciega, que por primera vez despreciará la oferta política para apoyar masivamente una abstracción muy representativa del hartazgo social. Un voto blanco que se parece al vacío de nuestras expectativas; un voto vacío como nuestras esperanzas, desnudo como nuestro futuro, desprovisto de todo. Entre más escucho la nueva moda de pederastia electoral que empezó el PRD, pero que ahora ya utilizan todos, poniendo niños que no votan a manera de chantaje moral en sus publicidades, más se consolida mi intención blanca y muda por el voto en blanco. Lo único que pediré es la aprobación del plebiscito como medida concluyente y definitoria de nuestros innumerables problemas. Plebiscito nacional, estatal y municipal para los problemas nacionales, estatales y municipales que tanto nos aquejan, asuntos pendientes y francamente atorados como Pemex, la reelección de alcaldes y diputados, el seguro social, los impuestos que casi nadie paga. Plebiscitos que produzcan compromisos sociales, que nos involucren y nos comprometan como habitantes de un país, un estado o un municipio. ¿Dónde está mi superioridad moral? Lo único que pido son cuentas claras. Pero si me preguntan ¿dónde está la inmoralidad de los políticos y de la política?, tengo tantas respuestas que no sé por cuáles empezar.


jueves, 18 de junio de 2009

Jueves de suspenso


Contenido de una caja de cassettes hallados en una bodega de la Universidad de Puebla, vinculados a los asesinatos del negociante de arte Raymundo Ortiz y de su acompañante, la fotógrafa Nadia N., ocurridos el 10 de agosto de 1994.
Trascripción.

Tape 26 B
Rótulo: Los sujetos con Ray

Close up de la cara de Nadia que le acomoda una cámara en la solapa a Raymundo. CORTE

Fade in. Interior de un vehículo, parte trasera. Voces de hombres.

Es una pieza robada...
Si su coleccionista quiere a la virgen de los Dolores de San Martín, la única manera de facilitársela es sustrayéndola de San Martín.
La pieza quema.
Ese es problema de ustedes. Nosotros cumplimos con traérselo. Y una vez recibido y certificado el pago, le agradezco su compra.
Pero...
No hay pero que valga. La pieza es colocada en una camioneta comercial, en buen estado, con placas del Distrito Federal. Podrá llegar a la ciudad de México. La recogeremos allá.
Traigo mi vehículo.
Para eso trae a su acompañante. Y lo más sensato es que usted no le diga nada a ella.
Por supuesto. CORTE



miércoles, 17 de junio de 2009

martes, 16 de junio de 2009

Espanto, susto y muerte


Don Agripino Díaz fue convocado a la presidencia municipal de Tlacoachistlahuaca, Gro., para que lo entrevistara. No venía de muy buen humor, él era curandero, no artista. Es decir, él curaba, no daba entrevistas. Es un hombre entrado a los sesenta, de mirada sartreana y semblante hosco. Como todos en esta comunidad amuzga de la montaña viste de paisano, camisa a cuadros, pantalón y huaraches. Mi actitud amablemente inquisidora lo serenó un poco. Le pregunté las diferentes curaciones que hacía para niños o adultos. Don Agripino tardó en carburar:

“Mire, yo de curar sí, entre la religión católica… siempre hace eso a la persona que me educan, pues, pasaron los años de un muerto angelito o sea de persona grande. Porque eso tocante a eso, para hacer de una persona grande son aparte, aparte oraciones y aparte los cantos, pues, ya se nota que es persona grande y aparte de los angelitos, los angelitos que mueren, ya tiene otro canto y otra oración”.

¿Utiliza yerbas?

“Mira, nosotros curamos, pero los medicamentos ya vienen, crecen en la venta. Ya vienen en bolsista, la persona que voy a curar compra eso y con eso se hace el remedio. Ella lo compra y eso se hace molido, lo muele en el metate”.

¿Se compra en la farmacia, entonces? –lo interrogué consternado.

“Las hojas, entonces se vuelve con hojas de limón agrio, se hace la macita, o sea, que poquito se cuela y se la toma la persona, o sea, que se unte en el cuerpo. Yo, tocante de la planta, pues, ya es otra cosa, ya. Yo lo rezos son de Biblia, así, de la religión católica. No es cosa de meter cosas malas. Hay algunos curanderos que rezan las malas oraciones, eso quiere decir que son brujos. Es un brujo. Y la persona que cura rectamente la cosa de Dios es el curandero, nomás. Eso hago. Las enfermedades. Cuando la gente que llega a mi casa le digo: ´lleva a tu hijo con el doctor´, lo hacen, pero a veces regresan y me dicen que no resultó, ´me dio esto y me encuentro igual. Fui con otro mejor, ahí me dio otra cosa que ya me estaba matando, que tal vez ora vamos a buscar de otra manera´, entonces llegan a la casa.

“Que no creen las cosas del curandero, porque hasta sufren enfermedad, así es el matulín, que quiere decir que quieren tener algo de antojo, pues, resulta entonces la enfermedad de aquella persona. Y yo les digo, hagan esto, que quiere pollo o baoyote o chivo, tamales, eso es lo que van a comer ustedes. Es cosa de comida para todos ellos, ya después que hayan comido eso, le soplo al enfermo, es matulín y no se les hace otra cosa.

¿No da remedio?

“Si tiene espanto, entonces ahí ya se toma algo, pues. Si uno no sabe en qué parte se espantó, entonces nomás se cura en medio de la casa, en el mero centro de la casa, porque así, cuando es un espanto que no sabe uno, que no sabe dónde te espantó, ¿donde uno lo cura? En la casa, para que llegue al espíritu. Y si se espantó de otro modo, que hizo coraje, vio cómo están haciendo y se espantó haciendo corajes, entonces ese ya se le da el remedio que le estoy diciendo, una cosa amargosa, para que así se le quite el coraje; se le rocía con aguardiente, entonces ya le dice el nombre del enfermo, llamándolo, pues, se ve si la persona se espantó en lugar seco, en lugar donde hay lumbre o en la sombra; o está en el agua, en un lugar fresco, o se espantó de noche o se espantó de día… Bueno, todo eso exclama uno. Todo eso exclama uno. Cuando se asustan con un muerto es el más grave de todos, porque si no te curas de eso, usted agarra las locuras de su cabeza, a veces como ataque se cae, pero ese es espanto de muerto. O sea que la persona, que vio que mataron a aquella persona, o sea que ya está expirando, entonces pasa y agarra la sombra del difuntito, pues, entonces esa enfermedad ya se lo lleva, pues. Y si no sabe el nombre de la persona, ese nombre entonces se cura en el medio de la casa, porque no sabe el nombre”.

¿Y cuándo no tiene remedio, don Agripino?

“Ya muertos, cuando las personas han fallecido, ya no puedo hacer nada. Ahí nomás a rezarle, pedirle a Dios por su descanso eterno. Eso es lo que se hace con alguien que ya haya fallecido, ya no se le puede dar nada”.

Muchas gracias. “Ande pues”, responde don Agripino, muy contento de que se haya acabado la entrevista. Su casa no está cerca y ya pardea la tarde. Se despide de mano y se pierde rápidamente entre la muchedumbre que nos rodea en el Ayuntamiento. “Ande pues”, me quedo yo pensando, inseguro de haber sacado algo en limpio de esta entrevista.


lunes, 15 de junio de 2009

Degollado


En 1861 muere, paradójicamente acribillado, el general Santos Degollado, nacido 50 años antes en Guanajuato, para ser un valiente y exitoso militar y político que fue gobernador de Michoacán y ministro de Juárez en dos ocasiones. Tan popular era, que dos meses después de morir fue declarado Benemérito de la Patria y algunos pidieron que se le nombrara El Santo de la Reforma. Finalmente no fue ni santo ni degollado, Santos Degollado murió en la Batalla de las Cruces, en su intento de cazar al Tigre de Tacubaya, el peligroso Leonardo Márquez, y no vivió para contarlo.


domingo, 14 de junio de 2009

Hermano

Cuando naciste, hace 43 años, teóricamente yo era el rey de la casa. Por primera vez supe lo que significaba la presión social. Se suponía que yo, a mis nueve años, estaba celoso de tu repentina aparición y era menester cuidar mis pasos porque no se sabía muy bien cuál sería mi reacción. Hicieron bien, porque ya sabes que nunca fui muy equilibrado pero, a decir verdad, yo no tenía ninguna expectativa ni a favor ni en contra de ti; sorpresivamente apareció un bebé que pasaba a formar parte de la numerosa familia de telegrafistas. Ahora éramos cinco. Yo, en efecto, era el pequeño pero también estaba creciendo y a los nueve años ya tenía alguna perspectiva. La aparición de un bebé, por hermano que fuera, en realidad no me afectaba, en la medida en que no estorbaba ni mis juegos ni mis planes. Yo era un niño en la adultez de la niñez, tenía mi vida más o menos armada, dejar de ser el menor no implicaba ninguna verdadera amenaza a mis privilegios e, incluso, incrementaba un poco mi libertad. Todo esto no lo pensé entonces, desde luego, lo imagino ahora. Mi recuerdo se limita a tu llegada del Hospital Nuevo en los brazos de Aída y que eras un bebé regordete con unos hoyitos primorosos en las mejillas. Quedé fascinado con la adquisición. Pasaste a formar desde entonces parte de mi vida cotidiana y, eventualmente, a ser una figura familiar con la que habría de convivir casi diez años. La mayoría del tiempo eras más bueno que el pan, sensible, risueño y chillón. Cuando agarraste maña te volviste un poquito díscolo. Así pasaron esos años en que tú creciste, cumpliste tres y yo doce; después tenías seis y yo quince, Entraste a la primaria cuando yo encendía mi primer cigarro y salía con mi primera novia. Fue entonces que me volví un pequeño adulto indiferente y me separé de ti creo que para siempre, me volví un hermano lejano. Mi emigración a la ciudad de México no hizo sino incrementar esa distancia. Paradójicamente, fui tu único hermano cotidiano, pues tus otros dos hermanos -casi tíos-, fueron muy mayores para convivir contigo. Jaime cumplía trece años cuando tú naciste, mientras Tono ya no vivía en la casa a sus 15, estudiaba en Chihuahua. Con Evelina es otra historia. Todos fuimos muy amorosos contigo, pero la leyenda negra de mis maltratos obedece a que fui en realidad el único hermano con el que conviviste, de niño a niño, como es habitualmente la relación entre los hermanos. Cuando tú y los primos de tu edad nacieron, la familia entera entraba en otra etapa. La muerte de mi abuelito fue la separación de dos generaciones entre la antigua y la nueva familia Rocha, un parteaguas que divide dos momentos diferentes de la vida familiar. Así de poderoso era ese señor. Unos días después de aquella muerte nacieron los gemelos Portillo e inauguraron la última camada de los primos hermanos. Ocho meses después naciste tú y te siguieron muchos más que pasaron a ser los seres pequeños de la familia, los nuevos, la última generación que, cosas del destino, me tocó encabezar, pues era el mayor –junto al lejano Hugo Tafoya, que apenas participó–, cosa que hice, creo, con relativa eficiencia, pues pastoree una docena de chiquitos que nunca tuvieron un verdadero accidente, es decir, los cuidé, como era mi responsabilidad. Todos nos cuidamos. Por supuesto, en esa bola tenías un lugar prominente en mi imberbe escala de valores, pues eras mi hermanito y mi más cara responsabilidad, respondería con mi vida ante cualquier peligro y, sin tanto dramatismo, te cuidé entre la prole de todos los que eran mayores que tú, en pocas palabras, era tu guardaespaldas personal. Un día estábamos en la matiné del Cine Variedades, tú tenías tres años. Al terminar la función todos corrían hacia la salida como caballos locos, por eso nuestra instrucción era aguardar a que saliera la marabunta y después salir nosotros. Voltee a tu asiento y no estabas. Mi corazón dio un vuelco y la adrenalina me expulsó del asiento como un resorte. Caminé sobre los respaldos de los asientos la decena de filas que me separaban del pasillo de entrada; de algún modo alcancé la delantera del tropel que avanzaba corriendo hacia la salida. Empujado por la multitud llegué a la dulcería y pude verte saliendo del baño, aún abrochándote el cierre del pantalón. Como pude te tomé en los brazos y avancé contigo hacia la salida. ¡Qué felicidad! No sabes durante cuántos años sufrí el escalofrío de pensar en otro desenlace de aquel evento y la alegría de haber actuado para evitarlo. Como hermano mayor abusé más de una vez de mi fuerza contigo, quién no lo hizo, pero la constante fue el cuidado y la protección, sobre todo cuando estábamos fuera de casa. Y creo que había un cariño recíproco, una convivencia filial. El verdadero abuso en mi hermandad contigo no fue de fuerza sino de descuido, pues al encender aquel simbólico primer cigarrillo mi urgencia por ser adulto me obligó a dejarte sin cuidado y, muy poco después, perderte el rumbo por completo por mi viaje al sur; los siguientes años pude escribirte alguna carta de cumpleaños y después hacerme presente con un giro simbólico que te envié durante varios años para lavar mis culpas y sostener un hilo muy delgado de comunicación. En treinta y tres años nos hemos visto cada cinco años o más y sólo una vez viniste con los niños a visitarnos. Una lástima, pues. Esa lejanía no podemos cambiarla, tal vez podamos aprovechar mejor la cantidad de canales que ahora se han abierto con el Internet. Enmendar entre ambos tantos años de silencio y asumir sus sentimientos cada quien, pues la única condición de la que no podremos despojarnos jamás, es la de ser hermanos de sangre y del alma. Lo único que me reconforta es que nunca precisaste de mis cuidados ulteriores. Creciste sano y te hiciste un hombre de bien, un papá cariñoso y amante fiel de tus amores. Creciste y creciste hasta la inconveniencia y he observado orgulloso tus triunfos y he sufrido con tus escollos. Es lo único que quería decir –me hubiera ahorrado tantas palabras–, aunque lejano he estado ahí, observándote, como un fantasma gélido pero pendiente, lejano pero amoroso. O, al menos, eso quisiera creer.

viernes, 12 de junio de 2009

Voto en blanco


Florexita: Hace mucho que no se de ti ¿cómo estás? Acá el viento sopla con pasmosa monotonía, al grado que nos ha hecho entender que esta es la normalidad. La vida misma. Vemos como los irakíes mueren, los gringos dejan de comprar tanta porquería y los mexicanos no podemos comprar prácticamente nada, es decir, normal, no podemos comprar ni siquiera un futuro más digno, una esperanza, una democracia. Todo parece tan estacionado. Muertos en Chihuahua y Sinaloa y corrupción en casi cada rincón que volteamos a ver, de la aviación a las guarderías infantiles, pasando por pemex, el seguro social, las instituciones que vivimos y sufrimos cada quien. Lo normal es percibir la podredumbre en casi todos lados (ver que estoy dejando un resquicio en los "casis", debemos asirnos a algo, aunque sea un sueño), pero sin duda lo más podrido y clave de todo esto es la política, esa cosa que hemos construido todos y que ahora deberemos deconstruir -a la manera de Derridá-, aprovechando la situación que se presenta en el voto en blanco. Podemos en verdad hacerles sentir a los políticos que somos capaces de emitir una voz. Un lamento ciudadano parecido al ruidoso silencio de una mayoría, que son las manifestaciones que más duelen al poder, que más preocupan, porque suelen ser las más transformadoras y peligrosas.

Nuestro primer voto de confianza nos lo debemos dar a nosotros mismos, los únicos capaces de hablar así. Y de paso confiar en el vecino que piensa igual, en los líderes esporádicos que piensan igual y le ponen íes al argumento. Los políticos no cambiaron en absoluto con el tránsito de los partidos en el poder. En PAN se comportó igual -y en muchos casos peor- que nuestro viejo y conocido PRI. En algunos casos mejor, se han abatido algunos vicios muy obvios, pero ha sido la presión social no el PAN, que ha obligado las reformas, como la semi transparencia. Los verdaderamente maduros somos los ciudadanos, que por fin hemos entendido que nos debemos hacer escuchar de alguna forma, y que a través del voto en blanco lo podemos hacer. Es el primer mensaje que podemos enviar desde que tuvimos que votar por López Obrador, para manifestar nuestro rechazo al foxismo acartonado e inútil, pero perdimos la oportunidad. El Peje se plegó al sistema de partidos -nunca estuvo desplegado, en realidad- y la prueba de ello es la cantidad de parientes y cuadros que ha colocado en las candidaturas del PT y hasta del PRD. Los ciudadanos volvimos a dispersarnos, a perder la voz. Ahora el voto blanco es una nueva oportunidad. El Blanquismo, se llamó a una corriente obrera en Inglaterra que destruía sus máquinas de producción, es ahora una buena metáfora para este blanquismo que se nos presenta a los ciudadanos mexicanos. Romper la máquina de la política es fundamental para que pueda volver la sensatez al ejercicio de la política en este país, si alguna vez la hubo. Lo que seguro sí hubo fue una maquinaria unipartidista que con las décadas perfeccionó un sistema gobernado exclusivamente por el PRI, muy corrupto, basado en la repartición de puestos que llegó a ser una agencia de colocación vital para el funcionamiento de los mexicanos. Así pasó el tiempo. Con el nuevo siglo el PRI tuvo que hacerle un lugar a la oposición -había logrado contenerla desde 1988, que fue el primer ejercicio ciudadano como el que ahora nos tiene entretenidos con el voto en blanco. Esos mismos ciudadanos apoyamos cada uno de los movimientos sociales importantes, como las elecciones del 88 y las del 2000. El movimiento de Cuauhtémoc Cárdenas proveyó de voz a una mayoría que expresó la necesidad de reformar el PRI, aunque fuera con un PRI reformado, menos corrupto y avorazado. En el 2000 fue clara nuestra decisión de acabar de una vez por toda con el PRI. Sanseacabó, pero nos fue muy mal. En el 2006 fue clara nuestra decepción por el PAN, de quien lo menos que esperábamos era orden y deseos de cambiar a un sistema democrático, trabajar por un cambio verdadero, como el que realizó Adolfo Suárez en España y rectificaron y mejoraron Felipe González y su sucesor cuyo nombre se me escapa. Antes de Aznar, por supuesto. Los españoles aprovecharon la oportunidad pero fue necesario un compromiso de esos hombres y mujeres que estaban hartos de la longeva dictadura del franquismo, y los políticos lo asumieron como un compromiso. Fox resultó una cruel caricatura de ese estadista que necesitábamos. Y López Obrador, un político tropical muy resentido que terminó plegándose a las maniobras partidistas y ahora representa a dos o más partidos, claramente disminuido en la confianza de esos ciudadanos que no aprobamos la catadura –y la cara dura- de quienes le rodean y manipulan a base de pleitesía y falsa adoración , como se aprecia en las encuestas.

Las peticiones actuales del voto blanco son muy precisas. El plebiscito debe ser llevado a instancias decisivas y desde ahora podríamos debatir algunos temas que nos preocupan, votar una y otra vez cualquier cosa de nuestra larga agenda de pendientes, apoyados por los modernos mecanismos de consulta (ecuestas, sondeos, etc.) que ahora es posible tener a relativo bajo costo, organizados por un IFE nombrado y constituido por los ciudadanos mexicanos -los del famoso voto en blanco-, a través del voto directo por candidatos probos y capaces, que ya sabemos que existen aquí y allá, como lo demostró Woldenberg y su gente. La mayoría gana, eso sí. Podríamos votar por preguntas sensibles como el aborto, la pena de muerte, PEMEX, la reelección y otros tantos temas en los que es posible decidir como mayoría. Eso nos permitiría cerrar expedientes. Los diputados y senadores deben concluir la legalidad de todas esas respuestas y ciertamente no necesitan ser tantos; esos profesionales deberán terminar la chamba jurídica de las decisiones populares representadas por la mayoría de votos. ¿Qué opinas de los altavoces de las iglesias en los pueblitos y en algunas colonias de México? preguntas sencillas que sería muy útil responder: ¿qué opinas del ruido que hacen los vendedores de gas y otros en las ciudades mexicanas?, que hoy no tenemos a quién presentar, a quien reclamar ni cómo, hay un muro infranqueable entre la política y los ciudadanos que es necesario derribar. Y por eso es tan importante que el plebiscito tenga un rango constitucional decisivo.

Ahora los analistas han formado una lista de diez o más peticiones, todas pertinentes y algunas estrictamente técnicas, para implementar un sistema democrático y el voto blanco es nuestra primera experiencia, la primera ocasión de decidir, más allá de los partidos, qué conviene a México, cómo podemos hacer para cortar el lastre que la política ha dejado a nuestro desarrollo, a nuestra evolución como economía, como nación. Por qué otros países sí lo pueden hacer y nosotros no.

De ahí que el voto en blanco sí cuente, por eso debe ser contundente y copioso, decisivo. El partido que gane entenderá que los ciudadanos no estamos jugando y que debe aprobar esas sencillas reformas que se solicitan: plebiscito para decidir las cosas importantes de nuestra vida nacional.

¿Cómo estás tú, Florecita? Como verás, eres inspiradora en tantas cosas de mi vida, no había podido hacer esta reflexión que traía atorada en la garganta y ahora tú has venido en mi auxilio. Con tu permiso hasta la voy a poner en mi blog. Besitos.


jueves, 11 de junio de 2009

Jueves de suspenso


Contenido de una caja de cassettes hallados en una bodega de la Universidad de Puebla, vinculados a los asesinatos del negociante de arte Raymundo Ortiz y de su acompañante, la fotógrafa Nadia N., ocurridos el 10 de agosto de 1994.
Trascripción.

Tape 26 A
Rótulo: Viaje a Puebla

Raymundo Ortíz manejando su lujoso auto compacto por la Avenida Zaragoza de la Ciudad de México, salida a la autopista de Puebla. Llama varias veces por teléfono.
Háblenos de su adquisición, licenciado Ortíz.
El cuadro es lícito, es legal, espero no tener que acudir a los fondos del mercado negro poblano.
¿Con quién es la cita o qué?
Un personaje por el Barrio de los Sapos, muy enterado presuntamente.
Observemos mejor este paisaje inigualable. Mira el Iztla, Ray.
Grábame al Izta, por fa.
Pero por supuesto, nomás vete despacito.
Ahorita grabas Río Frío.

Entonces ¿ni siquiera sabes cómo se llama el sujeto éste…?
Sí, aquí traigo apuntado su nombre. CORTE


miércoles, 10 de junio de 2009

Herramienta inaprensible


Fui a una conferencia en donde la conferencista se dedicó a leer las diapositivas que llevaba preparadas en Power Point. Hubiera sido más útil que se callara y nos dejara leer por nosotros mismos la información, pues además no era una buena lectora. Por desgracia no es algo infrecuente. De cada diez presentaciones que he visto con el apoyo de esta herramienta de exposición, en nueve no han sabido utilizarla. Su uso ha sido una difícil conciliación entre la preparación y la inteligencia del ponente y lo que se imagina sobre el método de exposición con el apoyo de esta herramienta.

La trampa más recurrente es elaborar una presentación tan laboriosa que termina comiéndose al ponente. Y es que, aunque no lo quiera nadie, la presentación en Power Point, tan abundante en datos y cruzamientos de información, con frecuencia resulta más interesante que los expositores culturales y académicos. O será que confiamos más en la palabra escrita que en la hablada. O simples limitaciones de la gente, que se expresarían mejor sin el presunto apoyo.
Involucrado en esa trampa, yo mismo he elaborado sesudas presentaciones de 25 o más diapositivas, pero he conocido algunas de más de cien, con decenas de hipervínculos y efectos móviles en sus coloridos diagramas, que cuando han sido presentadas como soporte de una conferencia de ventas, no pudo llevarse a cabo ni lo uno ni lo otro. El ponente no acaba de decir lo que quiere decir, y la portentosa presentación no acaba de apreciarse, pues el criterio de elaboración es el de un programa integral, una explicación completa, y nunca el apoyo de una presentación, que es el uso original para el que fue creado.

Suerte a la próxima.


martes, 9 de junio de 2009

Todo lo que quería saber


Todo lo que quería saber sobre el sexo pero era muy pequeño para preguntar, me fue revelado por un niño llamado Chito Saito en una caminata de la escuela a la casa. Tenía seis años de edad. Arrastraba una mochila y me quedaban guangos los pantalones. Sorbí la nariz y miré la raya de la banqueta, recientemente construida en concreto, supe que había llegado el momento de la verdad. Chito Saito me habló del sexo sin pelos en la lengua, aunque con una gran cantidad de omisiones e incorrecciones. Lo que entendí era que los adultos –léase papá y mamá- “cochaban” en la cama mientras nosotros dormíamos. ¿Qué cochas hachían”, preguntaría mi abuelita de inmediato.

El conocimiento de Chito, basado en una ojeada a un libro encontrado en el clóset de sus papás, me fue transmitido con ciertas ambigüedades. El hombre metía su pilinguina en el ano de la mujer para hacer posible que los niños nacieran. Y si bien los hijos nacían así, mediante este acto, afortunadamente no me informó sobre ningún detalle de cómo daban a luz las mujeres -léase mamás-, pues hubiera sido difícil interpretarlo. Concurrieron en mi cabeza algunos mitos que me duraron hasta casi entrada la adolescencia, en las que aparecía yo haciéndole esas cosas a una niña de la que estaba secretamente enamorado. Pues sí, por detrás ¿cómo iba a saber que las mujeres tenían vagina?, aunque estaba casi seguro que no tenían pene. Esa primera gran incógnita de mi fugaz curso de sexología perduró mucho tiempo, pues tampoco era un tema que los niños trataran con ninguna seriedad, y en términos de comunicación sexual, en los siguientes seis años en la primaria mis conocimientos al respecto fueron más bien áridos y poco concluyentes. Aún tengo muchas dudas.

Una vecina de toda la vida le preguntó a mi mamá en la intimidad de la cocina sobre una duda que tenía: “nosotras que tenemos, Aída, vejiga o vagina”, la muchacha, además de esos dos órganos, tenía dos hijos y un desafortunado aborto. Empezó tarde su curso de sexología.


lunes, 8 de junio de 2009

Libertad de expresión


La libertad de expresión se ejerce, por lo que es menester que la comunicación mexicana insista en elegir sus temas, en proponer sus ruidos, sus músicas, sus palabras e imágenes. Tenemos la libertad que estemos dispuestos a tomar, e instrumentos maravillosos como los blog actuales –pues no se sabe qué sorpresas nos reserva Microsoft-, donde podemos transmitir libremente las palabras de las calles y las preocupaciones centrales de la gente. El discurso político al que alude la libertad de expresión no podemos tomarlo de nuestros gobernantes, quienes no tienen cosas nuevas qué decir, tiene que ser creado a través de estos medios, en la comunidad civil de los pueblos y las ciudades mexicanas. Este medio es necesariamente un ejercicio de libertad de expresión que, junto con una audiencia imposible de imaginar, es posible ejercitarlo libre y gratuitamente. Nadie nos persigue porque en la multitud no somos nadie, pero tenemos derecho a ser ese nadie. Como se ha discutido en el blog de José de la Colina sobre la fiabilidad del anónimo en las cartas del lector. Es una libertad que debemos de controlar nosotros los usuarios, un acto de civilidad muy importante, que en definitiva debemos aprovechar. A ver hasta dónde llega, porque como decía, el día en que la combinación de poderes que son capaces de darnos esta tecnología, decida suspendérnosla, aquellos que gozaban de tanta libertad nos veríamos de pronto con las manos vacías, como en China y en Cuba, donde acotan los servicios de los ciudadanos. Entonces tal vez sí haya algo qué festejar.


Muerte en el Amazonas


Mi amigo Pancho me envía esta información desde la zona de Iquitos, en la selva amazónica del Perú. Pancho es antropólogo del colectivo RUNA y, como todos, se vio sorprendido por la violenta respuesta gubernamental a las peticiones de los pueblos originarios que en mayo iniciaron una movilización nacional a favor de sus derechos. Pongo un fragmento de su comunicado:

“Para no perderse en la curva del diablo de la información

“Un buen indicador de que algo está terriblemente mal a gran escala es cuando el nombre de tu país se convierte en hashtag en Twitter. Un hashtag es un término que todos están buscando en ese servicio. Por ejemplo, el viernes por la mañana, en la twitósfera peruana un hashtag popular era #bagua. Todo el mundo se enviaba información sobre la matanza en la selva y escribir #bagua era una forma segura de que tu mensaje llegue a las personajes indicadas.

“El sábado en la mañana el hashtag era #peru.

“Eso quiere decir que twitteros de todo el mundo buscaban y se reenviaban información sobre la crisis social más devastadora que haya tenido el gobierno de Alan García. El Perú está de moda.

Que yo recuerde eso no había ocurrido nunca, ni siquiera durante el terremoto de Pisco. Así de grave. Tampoco recuerdo que alguna vez hayan muerto casi cincuenta personas durante una protesta. El Arequipazo y el Andahuaylazo, comparados con esto, parecen Woodstock. Así de grave. ¿Con qué cara los apristas podrían criticar ahora a Toledo? Pero esta es una columna sobre la sociedad de la información, así vayamos a eso: a la información”.

“Pero hay antecedentes... aquí en Iquitos en el paro, pudimos ver a los policías provocando a los del sindicato de construcción civil disparándoles escopetas de perdigones... para comenzar, eso fue entre 00:30 y 1:00 am, cuando apenas empezaba el paro y los obreros se formaban para marchar pacíficamente por las calles”.

En otro envío me proporciona un link con decenas de fotografías del conflicto, de donde he tomado –y recortado, perdón- la que ilustra esta entrega: http://catapa.be/en/north-peru-killings

Entre la información que me envía Pancho, hay una buena reseña de la investigadora Ana María Vidal llamada Cronología de una masacre anunciada, en esta dirección:
http://avecritica.blogspot.com/2009/06/cronologia-de-una-matanza-anunciada-ana.html

Servido, mi buen.


domingo, 7 de junio de 2009

El Premio


A los ocho meses de trabajo vino la debacle. Si bien era un empleado honesto y trabajador, también era un muchacho inexperto en las lides de la grilla y la sórdida política de los pasillos. Tenía 23 años y cara de niño. Había muchos que querían mi puesto y trabajaron arduamente para desbancarme. Cuando el escándalo llegó a mayores fuimos convocados por el director, confrontados y, tras torpes discusiones, perdí como solitario gladiador, pues ellos no sólo eran mayores, sino tres. La oficina de Rezagos me fue arrebatada. Me dieron mi dinero acumulado que gasté a manos llenas, pues también pedí un mes de vacaciones que me concedieron sin chistar.

Al regresar de vacaciones el señor Vargas me dijo que no me querían perjudicar, que tenía una pequeña oficina en el octavo piso con una secretaria y un oficial administrativo, que mi sueldo seguiría igual. Le dije que gracias, pero que durante las vacaciones me había inscrito en la escuela de antropología e historia y que sería muy amable de su parte regresarme mi antigua plaza de oficial administrativo de 3,800 pesos mensuales, para dedicarme los siguientes años a estudiar. “Que sea un lugar agradable”, me atreví a pedir. ¿Cómo qué quieres? Me preguntó Vargas. ¿Cómo qué tiene?, le reviré. Empezó a leer una lista de dependencias a su cargo y cuando salimos de las oficinas financieras leyó el nombre de una que satisfizo mi divagante expectativa, pues quería poco dinero, pero un poco de manga ancha en mis obligaciones, ya que pretendía estudiar: Oficina de investigaciones históricas y Museo de las Telecomunicaciones. “Allí”, grité, tal vez demasiado fuerte. ¿Ahí?, me preguntó Vargas con una sonrisita, al parecer era una negociación muy fácil. Sí, afirmé. “Tendré que hacer algunas llamadas”.



sábado, 6 de junio de 2009

Concentración


El día de la mirada partida. Temía que llegara este día neurótico. La línea de mi rostro en una raya enfurruñada e irónica, como si no le interesara decir nada, pero tuviera muchas cosas qué decir. Hay algo en la mirada, sin embargo, de esperanzadora. Pues veo, no la multitud de horizontes, que son planos de vida y supuestos proyectos, sino un solo horizonte. Sí, visible, pero algo lejano. Debo enfocarme en él. ¿Cuánto podrá durar esta concentración? Lo digo porque pasará el tiempo demasiado rápido y me distraerá de mi proyecto y pasaré a otra cosa, a otra expresión. Por eso debo concentrarme. Permíteme entonces ¿sí?

viernes, 5 de junio de 2009

Mar primigenio


“Si no cuidamos los humanos nuestra casa espacial, pronto regresaremos por la senda que conduce al mar primigenio de donde surgimos.”

Arthur C. Clark.

Hoy se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, proclamado en 1972 por la Organización de las Naciones Unidas. Se estima que desde 1900 han desaparecido la mitad de las tierras húmedas del planeta, drenadas para dedicarlas a la agricultura, taladas para aprovechar la madera o desbrozarlas para urbanizar o construir proyectos turísticos.

Con un deterioro tan avanzado es inminente reflexionar sobre la naturaleza que cotidianamente manoseamos para bien o para mal. Es muy simple: se trata de lo que respiramos, vemos, transformamos. En cuestiones de medio ambiente nadie es ajeno a nada, todos producimos basura, todos consumimos alimentos y los desechamos. Pero también producimos bienes naturales. Fomentamos costumbres y constituimos una conciencia ecológica. Educamos en la costumbre de no tirar basura en la calle; mucha gente separamos la bvasura, cultivamos plantas en nuestros breves solares de jardín.

Es decir, no todo está perdido y algo podemos hacer hoy.

Tal vez sea poco, en efecto, lo que podemos hacer individualmente, pero en conjunto, esas individualidades no sólo mejoran nuestra calidad de vida familiar, un día la podremos ver en la calle, el barrio, la ciudad. Debemos tener la convicción de que es posible mirar el planeta Tierra como nuestro hogar.


jueves, 4 de junio de 2009

Jueves de suspenso


Contenido de una caja de cassettes hallados en una bodega de la Universidad de Puebla, vinculados a los asesinatos del negociante de arte Raymundo Ortiz y de su acompañante, la fotógrafa Nadia N., ocurridos el 10 de agosto de 1994.
Trascripción.

Tape 22 A
Rótulo: Clara, datos. Salón Barroco

En Puebla, el INAH estima en 41 millones de dólares el saqueo que han sufrido durante 5 años 120 iglesias poblanas por el robo de 520 piezas de arte sacro, de las cuales sólo se han recuperado una docena en los últimos tres años.

Así, en este Estado, en 1999 se denunciaron 37 robos; en el 2000, 27; un año después, 21; para el 2002, el índice delictivo descendió a nueve; en 2003 alcanzó 18, mientras que en 2004 se contaron 21 robos a templos.

El 28 de abril de 2005 diecinueve lienzos del siglo XIX y una escultura de madera de la Virgen María desaparecieron de una iglesia de Puebla. En total se robaron 550 piezas de arte sacro en los últimos cinco años, según información del diario Reforma...
Está de güeva esta información, mano. Va, cortemos, son muchos números. Me siento locutora japonesa.

¿Le das su crédito al periódico?
En los títulos, cuando lo edite.
Ta´ bueno… CORTE


miércoles, 3 de junio de 2009

El terapeuta


La gente necesita tirar el choro de vez en cuando, sobre sí mismos. Me pasa en todos lados. Ancianos, señoras, taxistas y policías sueltan la lengua a la menor provocación. Basta con un mínimo interés. La gente de desahoga con el desconocido y le cuenta cosas que comúnmente no cuenta a nadie de su entorno. Aprovecha al susodicho que es como un sacerdote artificial que absuelve historias enterradas en las carnes del tiempo y que fluyen a la menor presión, como espinillas del espíritu. Un taxista me contó su infancia en una vecindad del DF y los modales de decencia que su madre solía transmitirles continuamente. “Ustedes respeten y serán respetados”, como único precepto. Decía en aquellos años de la Merced en donde ochenta personas compartían catorce baños y eran un motivo viviente de disputa. “Teníamos que defendernos”
Una señora me agarró de paño de lágrimas para desahogarse de las maldades de su nieto, que la robaba para adquirir droga. Lloraba la señora frente a mi escritorio, mientras yo tenía pocas cosas que decirle para consolarla, le recomendé cambiar las cerraduras de su casa y esconder mejor el dinero.

Es lo que pasa cuando decides escuchar a la gente, que la mayoría de las veces apenas te ve, no pregunta tu nombre, ni de dónde eres, ni dónde vives. Esa clase de escuchas somos como ángeles corpóreos, porque nos pueden tocar, pero volátiles, porque saben que no nos volverán a ver. Somos psicoterapeutas de esquina, atendemos en cualquier lugar, como los buenos brujos no cobramos, como los buenos médicos, escuchamos con atención cada palabra, cada giro idiomático; nos reímos con las bromas aunque sean muy malas y nos escandalizamos artificialmente con las palabrotas, que de pronto se nos salen sin chistar. Pensándolo bien no tiene nada que ver con los curas, que confiesan a la gente para regañarla e imponerle castigos, aunque la gente se confiese igual. “Yo en las cosas del sexo simplemente fui un vicioso, señor”, me dijo don Usted. “Hizo bien, don usted, para eso nos dieron tanta carne”; no se me ocurrió otra cosa que decirle.


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martes, 2 de junio de 2009

Zonas de refugio

Joan Armell Benavent, misionero en Rancho Viejo, municipio de Tlacoachistlahuaca, Guerrero, dirige la Misión Católica de Rancho Viejo, que pertenece a una misionera española de nombre Ekumene. Sus manos, con los dedos juntos, definen un punto específico de la mesa. Estamos en el comedor del albergue y Joan Arment trata de explicar lo que entiende como zona de refugio, más para sí mismo que para mí. “Empecemos por distinguir esto como una zona de refugio. Ellos (los mixtecos guerrerenses) han venido huyendo para no contaminarse con otras culturas y preservar la suya. Empezando por ahí ellos se han cerrado mucho, no quieren que desde afuera vengan a decirles qué tienen que hacer y cómo lo tienen que hacer. Entonces, la gente de montaña es cerrada, como en todas partes del mundo, pero aquí un poquito más. Los amuzgos están más abiertos porque replegaron a la otra civilización, al blanco, a ciertas costumbres, y han evolucionado mucho más, limpios, etcétera, se les ve más educados. Sin embargo, el mixteco ha ido huyendo porque no quería que les llegaran otras culturas, que les dejasen sus costumbres, y tienen algunas tan ancestrales que te recuerdan la edad de piedra. Pero no han salido de ahí. Son gente que tiene que evolucionar y por eso nosotros estamos trabajando, no para evangelizar, sino para ayudar a que estas mismas generaciones jóvenes, al tener más cultura y sepan más del mundo, puedan comportarse de otro modo y dejar ciertas tradiciones que ya ellos mismos no le encuentran sentido”. 

No comparto su opinión, pero la comprendo. Por diez años ha enfrentado cotidianamente la resistencia de los mixtecos para asumir lo que generosamente llegó para otorgarles: catecismo y educación, ante la pasmosa indiferencia del gobierno. Pero los avances son tímidos, simbólicos, algunas generaciones de egresados de la secundaria que imparte en el albergue, algunas mujeres catequizadas. El resto de su obra se ha dispersado en el volátil calendario de la década, eso sí, día por día. Cuando no falta un herido o un enfermo de peritonitis que hay que llevar corriendo al hospital, a tres horas de distancia, hay que arreglar algún litigio entre familias. Los proyectos le brotan de la boca, pero no tienen eco, caen en la mesa como granos de maíz estéril y rebotan para morir sin la esperanza de un arado. Cuánto trabajo tiene y que tan solo está Joan, con sus sesenta años a cuestas y una nostalgia bárbara por su querida España. Qué extraño el ecumenismo cristiano que practica Joan, luminoso y ciego a la vez.

lunes, 1 de junio de 2009

Marilyn


En Junio de 1955, en el estreno de La comezón del séptimo año, Marilyn Monroe vuela literalmente con sus faldas a reunirse con las estrellas.

Mientras la Liga de la Decencia obligaba al State Theatre de Nueva York a retirar la famosa fotografía de Marilyn sobre una rejilla del metro, el resto del mundo, que incluía a gobernantes, artistas, escritores, beisbolistas, políticos, la industria del espectáculo y la gente común, ansiaba tener, como dijo la revista Life, “un trozo” de ella.

Norma Morrison, su nombre verdadero, nació un primero de Junio de 1926 en un hogar humilde. Fue empleada de súper, miss de su pueblo, modelo del montón y en un golpe de suerte se convirtió en el símbolo viviente de la belleza americana. Marilyn Monroe tuvo una brillante y exitosa carrera en el cine, se casó con el escritor Arthur Miller, luego con el astro del beisbol Joe DiMaggio, e hizo una mala telenovela de la vida real con los hermanos Kennedy, hasta que el 5 de agosto de 1962, a los 36 años de edad, fue hallada muerta en su recámara. Entonces se entendió el verdadero sentido de aquella frase del Life: “A todos les gustaría tener un trozo de ti”, pues para realizar ese anhelo, debido a la demanda, era menester hacerla picadillo.