En este barrio de San Pedro Cholula, llamado San Gregorio Zecapechpan, hay una leyenda -que amablemente me cuenta Emilio Ramiro-, que tiene que ver con el antiguo panteón y una serie de robos que ocurrieron en tiempos de la colonia. Los vecinos, cansados de que las tumbas de sus muertos aparecieran saqueadas cada tercer día, decidieron montar guardias vecinales en las noches para ahuyentar a los ladrones. Así pasaron los meses y los vecinos no pudieron aprehender a nadie, pero los robos a las tumbas seguían sucediendo sin ninguna explicación. Comenzaron a circular rumores de que se trataba de espíritus malignos que robaban con una intención desconocida. Desaparecían los cristos de hierro, la cantera y hasta la herrería que protegía a las tumbas. Una noche, en medio de un torrencial aguacero, los ladrones vivos o fantasmales se llevaron las rejas que rodeaban la tumba de un personaje que era un vecino conocido y respetado por todos, un hombre noble que se distinguió como un b...