Parte dos . El drama de la telefonía. Hablando del servicio telefónico, en el México de los años treinta ocurrió una cosa muy singular entre las dos empresas telefónica extranjeras que recibieron concesiones del gobierno para explotar el servicio público, y Puebla no fue la excepción: la Compañía Mexicana, que de mexicana sólo tenía el nombre, pertenecía a la Bell Company de los Estados Unidos y la Ericsson, de la transnacional sueca. El gobierno permitió que las líneas de cada una crecieran cada una por su lado y, para la década de los años treinta, era una situación bastante confusa, pues los usuarios de teléfonos únicamente podían comunicarse si contaban con la línea de la misma compañía. Las empresas tuvieron que poner teléfonos de ambas compañías paras prestar un servicio eficiente al público, de tal forma que el Cinema Royal, por ejemplo, que estaba en la avenida Reforma número 112, tenía con la Ericsson el teléfono 68-36, mientras que con la Compañía Mexicana el 17-81. O ...