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Mostrando entradas de marzo, 2013

Puebla en los años 20

Segunda parte de dos La industria poblana a principios del siglo XX repartía sus productos entre el consumo local de la ciudad y sus productos de exportación a la ciudad de México, Veracruz y otras partes de la república y el mundo. Además de la emblemática industria textil que producía básicamente telas, hacia 1925 había dos fábricas de lana, tres fábricas de lino, una fábrica de vidrios planos, cuatro fábricas de fideos, cuatro de aguardiente, cuatro de estampados, cinco molinos de aceite, catorce molinos de diversa molienda (de café, aceite, trigo, nixtamal ), siete cernideros, ocho ladrilleras y doce hornos de cal. Existían numerosas fábricas de diversos tamaños de panela y piloncillo, de mezcal, carbonato de sosa, cerillos, azúcar y loza fina. (5) Por su importancia económica y simbólica, destacan las fábricas textiles en Puebla, que serán arquetipo y fortaleza de la entidad en las primeras décadas del siglo. De 18 fábricas consignadas por Carlos Contreras Cruz a princip...

Puebla en los años 20

Primera parte de dos Los años veintes en Puebla marcan una nueva imagen del mundo. Tras la primera guerra mundial todo fue más práctico. Los seres humanos crecimos en esa transición, hubo una nueva forma de ver el mundo, más fría y pragmática. La nueva imagen que se imponía a las jóvenes modernas en Puebla era la de una mujer trabajadora y eficiente, que se inmiscuía en los asuntos que hasta entonces habían sido privilegio de los hombres. Se respiraba un cambio profundo en la sociedad, en el discurso, la acción y la vida de los 95,535 habitantes de la ciudad de Puebla de los años veinte, la gente hablaba de política, de cultura, de educación, que fue uno de los grandes temas de la década. La lucha armada amainó y Álvaro Obregón hizo su gobierno en un ambiente más o menos pacífico. Aquí en Puebla gobernó el estado un profesor del partido liberal callista de Zacapoaxtla, Claudio N. Tirado, en dos ocasiones. Esta es la década de los aeroplanos, la generalización de los ve...

El degollado

La historia del degollado es real, sucedió una tarde que salí del cine, acaba de ver Recuerdos , de Woody Allen e iba encantado. Mi casa en la Portales estaba sola, Recuerdos me había puesto nostálgico, decidí ir a casa de mis hermanos que estaba en Zapotitlán, en la lejana delegación Tláhuac del Distrito Federal; el camino era por la UAM Xochimilco, cruzaba uno el canal de Cuemanco y seguía por una salina apropiadamente llamada Colonia del Mar, rodeabas esa enorme ciudad semiperdida con tan bonito nombre, pasabas un gran predio con un cartelón que decía que era propiedad del sindicato y que muy pronto se llenó de casitas del Foviste, tan idénticas al Infonavit, y te internabas en la delegación Tláhuac con todas sus colonias de casitas proletarias, calles de tierra, curvas, farmacias, pollerías; como la cuarta en aparecer era Zapotitlán, unas cuadras antes de topar con la avenida Tláhuac, que une a Taxqueña con el pueblo de Tláhuac. En una curvita estaba una calle de tierra...

Bailar en El Carolino

Podía uno dudar de si realmente Magno bailara. Era un hombre tan serio, seco podría decirse; inexpresivo, en todo caso. Él fue uno de los miles de jóvenes poblanos que bailaron en aquellas décadas felices de los años cincuenta y sesenta. No había internet, menos había Facebook, entonces lo que había eran bailes. No importaba quién fueras, podías ser maestro, ferrocarrilero, empleado de correos o telégrafos. Los viernes salías de tu trabajo y llegabas directamente a la regadera, te bañabas a conciencia y lo que resultaba de aquella faena no era un hombre común y corriente, era un dandie, un figurín impecable que no toleraba ni una arruguita en su elegante traje casimir. Como cometas dejaban un halo detrás suyo de un aroma envolvente y dulzón; el cabello corto de copete generoso con abundante brillantina; mancuernillas doradas en los puños de la camisa que hacían juego con el pisa-corbata en el centro del pecho. Y los zapatos cabalmente negros de brillante charol. No imaginaba a M...