Segunda parte de dos
La industria poblana a principios del
siglo XX repartía sus productos entre el consumo local de la ciudad y sus
productos de exportación a la ciudad de México, Veracruz y otras partes de la
república y el mundo. Además de la emblemática industria textil que producía
básicamente telas, hacia 1925 había dos fábricas de lana, tres fábricas de
lino, una fábrica de vidrios planos, cuatro fábricas de fideos, cuatro de
aguardiente, cuatro de estampados, cinco molinos de aceite, catorce molinos de
diversa molienda (de café, aceite, trigo, nixtamal), siete cernideros, ocho ladrilleras
y doce hornos de cal. Existían numerosas fábricas de diversos tamaños de panela
y piloncillo, de mezcal, carbonato de sosa, cerillos, azúcar y loza fina. (5)
Por su importancia económica y
simbólica, destacan las fábricas textiles en Puebla, que serán arquetipo y
fortaleza de la entidad en las primeras décadas del siglo. De 18 fábricas
consignadas por Carlos Contreras Cruz a principios del siglo XX, nueve eran
eléctricas, en tanto que otras nueve tenían como fuerza motriz la hidráulica o
movimiento de agua, el uso de bestias o trabajadores, que llamaban movimiento
de sangre, a vapor o combinaciones entre ellas. Entre todas producían cerca de
un millón anual de piezas de manta, con un valor de 3 483,200 pesos (1908). La
más antigua era La
Constancia Mexicana , fundada en 1835, que al principio del
siglo XX servían 205 trabajadores, aunque no era la más grande. La fábrica El
Mayorazgo, asentada al sur de la ciudad, contaba con 406 obreros, La Covadonga 360, la Independencia 340
trabajadores, la Economía
con 190, la Santiago
180 y el Alto con 130, en tanto que La
María , Amatlán y Guadalupe con unos ciento cincuenta cada
una. El Molino de en medio y La
Concepción llegaban a cien. Las fábricas pequeñas, con apenas
algunas decenas de obreros eran El Carmen, La Hilandera , La Mexicana , La Paz , La fábrica de Estampa y
Blanqueo y la San Rafael ,
ésta última apenas con diez. En total, 2 667 trabajadores empleados en la
industria textil de Puebla capital, en una ciudad que a finales de la década de
los veinte contaba con 114 mil habitantes. (6)
En Cholula y Cuautlancingo destacaban
La Providencia
en la primera población y Santa Ana Guadalupe y la Beneficencia en la
segunda, dedicadas a hilados y tejidos; en tanto que el aguardiente llegaba de
Cholula (San Nicolás y San Pedro) de fábricas como Aguilar, Zimalontle,
Yancuitlalpam y Tzintonalá. (7)
En el zócalo de la década de los años
veinte las cosas mejoraron. Las mujeres pudieron mostrar libremente los
tobillos y de los cuellos que recordaban a Hernán Cortés pasaron al uso de un
escote en "V", no sin escándalo eclesiástico y masculino de por
medio. El muy utilizado corsé cambió de estrategia, ya que si antes se había
usado para levantar el busto, ahora lo hacían para disminuirlo. Aparecieron por
las calles de Puebla muchachas con vestidos acinturados, con un artefacto que
llamaban el corsé alisador, creando un nuevo tipo de belleza y de mujer,
quienes deseaban alejarse de las antiguas beldades femeninas que ahora se antojaban
ridículas. Se generalizó el uso de materiales más simples y baratos que el
chiffon, el tul y la seda y se hicieron trajes de punto, tejidos finos que
otorgaban más y mejor flexibilidad para la nueva mujer, la que además ponía
énfasis en la práctica deportiva, incentivada por la reciente costumbre de
ocupar el tiempo en algo útil. En estos tiempos se puso de moda el lino que,
debido a su bajo costo, fue posible crear con él una media sintética que
reemplazaba a las inaccesibles medias de seda natural. (8) Las jóvenes
simplificaron la confección de su atuendo y en el zócalo de la ciudad se veía
de todo. Señoritas de vestidos muy sobrios, sin decorados, que en poco tiempo
impusieron un traje de dos piezas llamado "traje sastre". Lo más
adecuado para los nuevos tiempos.
La incipiente estabilidad se rompió
en 1926 al enfrentarse la
Iglesia con el Estado, cuando la iglesia intentó recuperar
privilegios. Calles publicó en junio de 1926 una serie de leyes que controlaban
los intereses católicos y señalaban penas para los infractores de la ley.
Declaraciones hostiles de obispos en contra de la Constitución en 1926
provocaron el cierre de escuelas y conventos por parte de las autoridades
civiles y la expulsión de sacerdotes extranjeros. El gobierno lo interpretó como
un boicot para crear una crisis económica. La Iglesia suspendió el culto
y no tardó en estallar la rebelión armada. La rebelión cristera, que se centró
en los estados de Jalisco, Guanajuato, Colima y Michoacán, tuvo carácter rural,
y no se terminó hasta 1929, cuando la Iglesia reanudó el culto y el ejército cristero
se rindió. Mientras tanto las misas se hicieron en casas particulares que se
arriesgaban a perderlas. (9)
“Los
sacerdotes entonces andaban vestidos como sacerdotes, les permitían –me platicó
doña Mary Santillana en su casa a la que me llevó su nieta Flor-; ya después vi
que les prohibieron andar vestidos como estaban acostumbrados. Oíamos misa a
escondidas. Una vez me acuerdo que yo me fui a una misa a escondidas. Como me
tardaba mucho mi papá, pobrecito, me fue a buscar. Ya que me encontró le dio
mucho gusto, me llevó a la casa llorando de emoción de que me había encontrado.
“Ay, hija, yo creí que ya te habían llevado a la cárcel.” Lo llevaban a uno a
la cárcel. Fue una época muy dura para los católicos. Sí, tenía uno que
esconderse para ir a la misa, pero íbamos a las casas.”
Muchos poblanos se adhirieron a la
causa religiosa, tomaron misa clandestinamente y simpatizaron con los cristeros
alzados en Jalisco, Guanajuato, Colima y Michoacán. Participaron en el boicot
para crear una crisis económica, según la versión del gobierno. Duraron tres
años aquellas hostilidades, hasta que en 1929 se hicieron acuerdos, la Iglesia reanudó el culto y
el ejército cristero se rindió. Pero la mecha social estaba prendida, la década
termina convulsionada políticamente con las elecciones para presidente de
México, en esta esquina, el candidato oficial Pascual Ortiz Rubio, en esta
otra, el adalid de la educación José Vasconcelos.
5) La industria textil moderna, municipio de Puebla, 1908,
de acuerdo a una investigación de don Carlos Contreras Cruz (p. 125)
6) Censos de población y vivienda, INEGI, citados en Puebla,
urbanización y políticas urbanas, de Patrice Melé, BUAP, UAM Azcapotzalco, 1994
7) La estadística Textil, 1841-1910, Cuadro geográfico,
histórico y descriptivo de los Estados Unidos Mexicanos, Oficina tipográfico de
la Secretaría de Fomento, México, 1884, pp. 26-27
8) Historia del vestido, fuentes:
http://www.teatro.meti2.com.ar/tecnica/vestuario/historiafotografica/historiateoria/historiateoria.htm;
http://www.protocolo.org/gest_web/proto_Seccion.pl?rfID=185&arefid=450
http://www.taringa.net/posts/info/1301642/Historia-de-la-Ropa.html
9) Sobre la cristiada: http://www.cimacnoticias.com/
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