Esta historia me sedujo porque es un cuento psicológico, un relato basado en imágenes que el abuelo de Carmina Conde le contó a ella y a sus primos cuando eran pequeños. Historias que ella nunca pudo olvidar, como esta de la Llorona que es una esquiva aparición y su abuelo caía en él como Ulises con el canto de las sirenas, simplemente tenía que ir a ella. Mi abuelo Francisco Conde tenía tienda y lo íbamos a ayudar, como también vendía recaudo, cuando llevaba el jitomate era de los que había que limpiar cada jitomate, de uno por uno. Nos llevábamos horas y entonces él nos platicaba muchas historias de cuando era joven y todas sus andanzas. Una de esas historias era la de la llorona. Contaba que cuando era joven, de unos cuarenta años, en un pueblito que se llama Amajac de Guerrero, Tlaxcala, rumbo a Santa Cruz, cuando él salía del trabajo ya era de noche, estaba muy oscuro y no había transporte. Todo se hacía caminando. Ese día salió de trabajar y, aunque no tomaba -nunc...