La libertad de expresión se ejerce, por lo que es menester que la comunicación mexicana insista en elegir sus temas, en proponer sus ruidos, sus músicas, sus palabras e imágenes. Tenemos la libertad que estemos dispuestos a tomar, e instrumentos maravillosos como los blog actuales –pues no se sabe qué sorpresas nos reserva Microsoft-, donde podemos transmitir libremente las palabras de las calles y las preocupaciones centrales de la gente. El discurso político al que alude la libertad de expresión no podemos tomarlo de nuestros gobernantes, quienes no tienen cosas nuevas qué decir, tiene que ser creado a través de estos medios, en la comunidad civil de los pueblos y las ciudades mexicanas. Este medio es necesariamente un ejercicio de libertad de expresión que, junto con una audiencia imposible de imaginar, es posible ejercitarlo libre y gratuitamente. Nadie nos persigue porque en la multitud no somos nadie, pero tenemos derecho a ser ese nadie. Como se ha discutido en el blog de José de la Colina sobre la fiabilidad del anónimo en las cartas del lector. Es una libertad que debemos de controlar nosotros los usuarios, un acto de civilidad muy importante, que en definitiva debemos aprovechar. A ver hasta dónde llega, porque como decía, el día en que la combinación de poderes que son capaces de darnos esta tecnología, decida suspendérnosla, aquellos que gozaban de tanta libertad nos veríamos de pronto con las manos vacías, como en China y en Cuba, donde acotan los servicios de los ciudadanos. Entonces tal vez sí haya algo qué festejar.
El taller de la FEEP de Tzicatlacoyan, con financiamiento de la ONG española Ayuda en Acción, concluyó su escultura de papel maché con la representación del Tentzo, figura mítica de origen prehispánica situada en la parte alta del kiosco de la plaza principal de la comunidad de San Juan Tzicatlacoyan, Puebla. De acuerdo a la investigadora Antonella Fogetti ( Tenzonhuehue: El simbolismo del cuerpo y la naturaleza ), El Tentzo es una entidad “mitad dios y mitad no”, deidad antigua intrínsecamente buena, dadora de dones, que de acuerdo a la tradición tiene la facultad de asumir diferentes apariencias: catrín, charro, viejo barbón, anciana, mujer hermosa o animales diversos, que también podría ser interpretado como el famoso nahual o entidad similar. Hoy todos niegan venerar al Tentzo, pero las ofrendas periódicamente depositadas en su honor refieren todo lo contrario. Es una suerte de deidad negada pero viva, vigente. El Tentzo, cuyo nombre ostenta una montaña y la propia cordill...
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