En memoria de Selene Ríos Andraca, citada aquí.
En los últimos cien años los seres humanos hemos
transitado de tener una vida relativamente medieval a ser individuos conectados
electrónicamente con el mundo, como ocurre hoy. Pronto, de acuerdo con las
noticias, portaremos microchips que nos permitirán ver el Internet en el dorso
de nuestra mano.
En las calles de centro vemos personas que hablan mientras
caminan, algunos mueven enfáticamente las manos. No son seres liberados de su
conciencia, sino personas hablando por teléfono. El Email se ha incorporado a
nuestras vidas, hacemos blogs como el que ahora lees, Hi Five y perfiles en Facebook
donde expresamos nuestra cosmogonía y grabamos videos con nuestros teléfonos
portátiles; manejamos objetos distantes a control remoto, usamos microondas
para cocinar; leemos diarios y revistas a través del Internet; el cine y la
televisión en tercera dimensión, la realidad virtual, Aipod, wikis,
Peer-to-peer, Missatge MMS, WiFi, HTPC, Blu-ray, SMS, UMTS, Blackberry, GPS,
iPhone 3G, bluetooth. Por lo pronto, mientras
vamos adquiriendo esa sorprendente tecnología, los teléfonos celulares han sido
eficaces cámaras de video para registrar la belleza y la fealdad del mundo, por
lo llegamos al año 2010 habiendo visto y escuchado más de lo necesario.
Lo cierto es que estamos a años luz de aquellos seres
de vidas apacibles que habitaron Puebla hacia el año 1900, cuando el mundo
terminaba a poca distancia y el tiempo transitaba a la velocidad de una carreta
jalada por un buey. El contraste entre las dos Pueblas que puede interpretarse
en esta reflexión es enorme. Sin embargo, como puede apreciarse, hay algo
idéntico entre ellos y nosotros.
A mediados de esta década, Puebla tiene un millón y
medio de habitantes. Aunque en las últimos tiempos la
agricultura ha perdido literalmente terreno en la capital, todavía se practican
algunos cultivos en huertas y granjas de la periferia; se siembra maíz, frijol,
trigo y forrajes como avena, alfalfa y cebada. También hay áreas dedicadas a la
horticultura. Existen pequeños huertos en territorio municipal donde se cosecha
aguacate, pera, manzana, ciruela, durazno, chabacano, capulín, tejocote, nuez y
zapote blanco. También ha prevalecido, aunque a la baja, la crianza de bovinos
de leche y carne, de porcinos, de ovino, equino, incluyendo el asnal y mular. Y
se han hecho experimentos para la industria cárnica con crianza de conejo y
algunas aves de corral e inclusive avestruz. En los embalses de San Andrés
Azumiatla, Santa María Zocuila la
Cantera y San Pedro Zacachimalpa se encuentra mojarra
tilapia.1
La ciudad en el nuevo milenio la empezó gobernando Mario
Marín Torres, hasta 2001; le siguió un panista, Luis Paredes Moctezuma hasta
2005, cuando el PRI recuperó la presidencia con Enrique Dóger Guerrero, a quien
sucedió también por el PRI Blanca Alcalá Ruiz, primera mujer en ocupar la
presidencia municipal; pero el PAN volvió por sus fueros el 4 de julio de 2010
y recuperó la presidencia con Eduardo Rivera Pérez. En el gobierno del Estado
gobernó el primer lustro Melquiades Morales Flores y el segundo el propio Mario
Marín Torres, pero en esas elecciones señaladas las cosas cambiaron después de
ochenta años de predominio priísta. El gobierno del Estado, la capital e
importantes ciudades poblanas estarán encabezadas a partir de 2011 por una
coalición opositora que ganó la elección: Compromiso por Puebla (PAN, PRD,
Convergencia y Nueva Alianza), marcando una nueva Era en el poder político del
Estado con Rafael Moreno Valle Rosas al frente del gobierno estatal.
En el
área metropolitana de la ciudad de Puebla se localiza el 80 por ciento de la
industria del Estado. Cada vez adquiere mayor importancia la industria metálica
básica, la de la química ligera y la de artículos eléctricos, conservando su
prominencia la industria textil, la metalúrgica con Hylsa y la planta
Automotriz Volkswagen que, no obstante que estas dos últimas no se localizan
geográficamente dentro del municipio, su impacto es directo en la economía de
la ciudad capital. En lo que se refiere a la industria manufacturera de
productos alimenticios mantiene una tendencia constante a ampliar sus
actividades, triplicando su personal en los últimos años.2
La más
tradicional industria poblana, la textil, aunque disminuida, no está muerta
como algunos dicen. Existen muchas plantas elaboradoras de textiles, hilados y
tejidos de algodón y lana. Tiene fama la manufactura de rebozos, chalinas,
sarapes y confecciones, así como los artículos de yute e ixtle, que son
distribuidos a nivel nacional. Otras industrias importantes son las
embotelladoras de refresco, elaboradoras de vino y aguardientes de uva, pastas,
alimentos, conservas, cemento, mosaicos y materiales para la construcción, así
como loza de Talavera; hay numerosos talleres artesanales en donde se elaboran
principalmente objetos de ónix y dulces.
Existen
otras importantes fábricas de celulosa y papel, de artículos de madera y de
productos de cuero, de sustancias químicas, de hule, fabricación de muebles,
refacciones y maquinaria, así como ensamble de vehículos, derivados del
petróleo; extracción y beneficios minerales no metálicos, fabricación de
productos metálicos; y finalmente otras industrias como editoriales e
imprentas, así como un gran número de industrias manufactureras no
clasificadas.3
La
estructura comercial y de servicio de la ciudad de Puebla tiene como base el
desarrollo de centros comerciales populares y de servicios; zonas comerciales,
comercio especializado, tianguis y mercado de Abasto, ubicadas en la periferia
y semiperiferia de la ciudad; de ahí se distribuye el comercio masivo que se
genera en la central de Abasto y en el bien organizado sistema de surtido de
las cadenas de centros comerciales. Como corresponde, cuenta con todos los
servicios de un polo metropolitano moderno.
Los
centros de suministro comercial establecidos en el municipio de Puebla son 34
mercados de los cuales 27 son municipales y 7 son mercados de apoyo; una
central de abasto ubicada en carretera vía corta a Santa Ana; cinco rastros
mecanizados, un centro receptor de productos básicos, 54 tiendas de
Autoservicio y departamentales y 25 mil establecimientos comerciales.
Y la
nueva expresión del consumismo citadino, de cultura urbana, sobre todo juvenil,
el lugar de reunión, de cine, de ligue y de restaurantes de cierto nivel: los
inefables centros comerciales. Existen ahora medio centenar de plazas
comerciales, entre ellas: Plaza Dorada San Pedro, Loreto, Cristal, América,
Express, Las Animas, Comercial de Puebla, Central Camionera, Central la Pedrera, Comercial San
Alberto, Centro Comercial San Manuel, Plaza de La Luz, Galerías Fama, Jorge
Murad o la fayuca, Centro Comercial
Veana, Plaza Bosques, La Noria,
Solidaridad, El Campanario, El Paraíso, Palenque, Victoria, Imperio, Real de
San José, San Francisco, Los Álamos, Zavaleta, Macroplaza, Plazuela San Miguel,
Centro Comercial 5 de Mayo, Mega Comercial Mexicana y Liverpool. Decenas y
decenas de tiendas Oxxo, supersitos y supersotes.4
Existen
4,549 cuartos de hospedaje y 84 hoteles que van desde cinco estrellas hasta de
algunos otros que ya han perdido la estrella, que entre todos ofrecen una
variedad culinaria de todos los niveles. Existen restaurantes de comida poblana
tradicional, el mole se puede comer en decenas de establecimientos y además de cocina
internacional una gama de establecimientos para la preparación de alimentos ocasionales,
taquerías, torterías, cafés y bares; discotecas, centros nocturnos que ahora
llamamos antros, de cariño. Aunque hay algunos antros verdaderos.5
El lado oscuro de la modernidad en Puebla muestra un
rostro pesimista, la ciudad ha crecido en desorden, no sólo en su equipamiento
urbano, sino en lo social, en un escenario donde el ciudadano no aporta porque
no encuentra respuesta de su autoridad. Aunque el crecimiento ha sido
monstruoso: en 1998 había en la ciudad 400 colonias, diez años después superan
las 2 mil, a un ritmo de crecimiento de 10,200 metros
cuadrados diarios. Basándome sólo en
datos aportados por organismos del Ayuntamiento e información de los diarios
locales de los años 2008-2010, la modernidad no es alentadora. Una cauda de
índices negativos hace sombra a los éxitos tangibles de la administración de la
ciudad y del Estado.
Están también las preocupaciones ecológicas ante el
voraz crecimiento inmobiliario sobre los espacios verdes de la ciudad, cada día
más escasos. Me dijo el periodista Aurelio Fernández en su despacho:
“Puebla
creció entre 76 y 2005 en razón de 1.2 hectáreas
diarias, es decir, tres zócalos, más de dos estadios Cuauhtémoc, diarios,
encementado. ¿Por qué?, no sólo por la falta de planeación, sino básicamente
por la corrupción y por la relación de las compañías inmobiliarias, que son las
grandes devastadoras del asunto, vinculadas al poder político. Yo veo que esa
parte es terrible. Por otra parte, lo que veo es una ciudad que me gusta menos
que la ciudad de los 70 y 80, porque es una ciudad dócil, amenazada, entregada,
desanimada, deprimida, triste. Triste, no por el núcleo donde uno está, yo
tengo un núcleo de desarrollo espléndido, pero son núcleos; triste porque no
hay fiesta; veo con mucha tristeza mi universidad con los estudiantes
desinteresados, sometidos, corrompidos; sin ganas de luchar, ni ellos ni otros,
por cosas que en otras condiciones no aceptaríamos de ninguna manera. Veo que
digo cosas, que cuento cosas y no encuentro respuesta más que de un núcleo muy
localizado. La universidad se desvencijó desde los 80, sobre todo en los 90,
era la gran fuerza vital en esta ciudad y en el Estado, su carácter crítico y
opositor, su fuerza alternativa, y eso se acabó, se fue perdiendo y no hay
otras fuerzas. Yo he participado en muchos intentos de fuerzas civiles y lo que
veo es que todos los que anduvieron discutiendo acaban de candidatos, acaban de
funcionarios, acaban de sacarle tajada al asunto, entonces no hay una fuerza de
resistencia en este Estado. Yo creo que nosotros, mi generación, no creo que lo
pueda hacer, puede contribuir, pero no lo puede hacer; necesitamos una fuerza
joven que se atreva y vea su fuerza ciudadana.
Necesitamos
de una fuerza que yo llamo el partido ciudadano, pero cuando digo partido todo
mundo cree que hay que registrarse en el IFE, cuando yo estoy pensando en los
partidos del siglo XIX contra las grandes causas, que eran partidarios de una
idea. Eso no existe hoy, son grupos de poder, que si no te postuló el PAN te
vas al PRD o al PRI, es un trafique del carajo, todo lo negocian. No hay una
ciudadanía, no existe una ciudadanía; de veras, eso es.”
El secretario de Gestión Urbana y Obra Pública para el
Desarrollo Sustentable del ayuntamiento de Puebla, informó desde 2008 que el 45
por ciento de la ciudad está a punto del colapso por la falta de mantenimiento
a los servicios públicos. El drenaje,
los pavimentos, las instalaciones eléctricas y la red de agua potable, entre
otros, no corresponden a las necesidades actuales y futuras de la ciudad.6
El secretario de Obra Pública expone que eso incluye tuberías de drenaje
destruidas, casonas en estado de ruina, colonias irregulares y sin servicios,
semáforos que no sirven, vialidades viejas, inmuebles construidos en zonas de riesgo
-sobre ductos de Pemex o cerca de barrancas y torres de luz.7
Existen 480 viviendas en el primer cuadro de la ciudad
a punto de colapsar, poniendo en riesgo la vida de por lo menos seis mil
personas. El ayuntamiento de Puebla ha identificado 59 inmuebles en estado
ruinoso que carecen de techo. Sin embargo, en esos lugares habitan 897
personas.8 La propia presidenta municipal Blanca Alcalá Ruiz
advirtió el 23 de julio de 2008 que en la capital del estado existen 48 puntos
de riesgo.9
“Existe la idea de que el Centro histórico tiene que
especializarse en dos actividades principales: el turismo y el comercio –opina
el urbanista de la BUAP Francisco Vélez Pliego-. Son dos actividades que
parecieran compatibles y las encontramos como demandas recurrentes, o como
rechazos recurrentes, a las peticiones a la autoridad para tratar de mejorar
materialmente el centro histórico. ¿Qué demandan los comerciantes?
estacionamientos, bajo la premisa estadounidense de que si no hay
estacionamiento no hay negocio (no
parking: no shoping); hemos visto la ligereza de proyectos que proponen: ´hagamos
del centro histórico un centro comercial-histórico´, sin reparar en los riesgos
que eso implica, sin voltear a la historia, a las experiencias internacionales.
Tenemos el caso de la City en Londres, que
después de las seis de la tarde muere, se convierte en un espacio vacío de
enormes proporciones cuyo costo de vigilancia es directamente proporcional al
costo de la renta. Hoyos negros que confunden los grandes recursos de las
ciudades para mantenerse vigentes. Vea el caso de Angelópolis en Puebla. Cuando
han cerrado los comercios es un enorme vacío que requiere de una inversión muy
grande en vigilancia. Si especializamos el centro histórico de Puebla a esos
niveles, lo vaciamos de pobladores, de gente que de manera cotidiana vive y
camina el centro histórico, para convertirlo solamente en un lugar de destino
para el trabajo y para el consumo, los únicos residentes serían los visitantes,
que no se pueden apropiar de la misma manera de la ciudad por razones obvias.
En síntesis, los códigos de vida de una ciudad son apropiados o aportados por
sus residentes. Entonces qué discutir del centro histórico: su destino. Hacia
dónde trabajarlo, hacia dónde construirlo y, sobre todo, cómo hacer para que
sea reapropiado por parte de los habitantes de la ciudad, pues cada vez es menor
la proporción de población que tiene una experiencia cotidiana con el centro
histórico. ¿Cómo hacerlo?”
El 25 por ciento del terreno de las colonias de la ciudad
de Puebla no está escriturado. 60 mil personas habitan asentamientos
peligrosos. Según información del gobierno local, en las colonias más antiguas
el 40 por ciento de los inmuebles están abandonados. Pasa lo mismo con el 50
por ciento de las casas colapsadas en la colonia América y el 70 por ciento de
Santa María.10
El
ciudadano don Juan Manuel Brito opina: “Uno quisiera que ahora Puebla, en este
milenio, se superara sin deteriorarse, sin perder lo que es, que progresara
mucho alrededor del Centro Histórico, y que el Centro Histórico se conserve
bien y se mejore; hay muchas casas abandonadas, no sabe uno si porque los
dueños quieren que se caigan o si también los ayuntamientos se hacen cómplices,
“deja, déjalo, se va a caer”. Ahí hay una en la 7 Poniente y 3 Sur, ya no queda
más que la fachada, y así hay otras que se han venido cayendo y algunas de
ellas eran muy bonitas. Valdría la pena estudiar y rehacer, quererla para que
dé gusto venir y entrar a esas casas, no nada más la fachadita, sino las casas,
con todas las comodidades actuales. A ver...”
La ciudad de Puebla se quedó sin espacios para crecer
en infraestructura urbana habitacional, pues los asentamientos irregulares y la
especulación inmobiliaria acabaron con las reservas territoriales disponibles,
reconoció el director de Planeación Urbana del ayuntamiento de Puebla.11
De
acuerdo con el conteo que realizó el Instituto Nacional de Geografía,
Estadística e Informática (INEGI), el municipio de Puebla contaba con 40 mil
analfabetas en 2005.12
Puebla
se ubica entre los diez estados donde se registran las principales emergencias
ambientales relacionadas con la contaminación por hidrocarburos, como fugas de
ductos, derrames de carros tanque y pérdidas de materiales peligrosos de
tanques de almacenamiento.13
El
nivel de vida en Puebla es uno de los más bajos de todo el país, de acuerdo con
el Índice Estatal de Cumplimiento de los Derechos Económicos, Sociales,
Culturales y Ambientales, pues sólo cuatro de cada 100 familias habitan
viviendas equipadas con aparatos electrodomésticos como televisión, lavadora,
automóvil y computadora, mientras que cinco de cada 10 carecen de agua
entubada, drenaje y energía eléctrica.14
En
agosto de 2009, en Puebla hay 100 mil desempleados y 750 mil trabajadores
informales: Inegi15 La entidad poblana es la tercera más marginada
del país con 3 millones 600 mil pobres.
El
estudio más reciente del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo
Social (Coneval) concluye que el estado tiene un millón 420 mil poblanos en
rezago educativo (25.3 %); 3 millones 220 mil personas sin acceso a los
servicios de salud (57.5 %) y 4 millones 340 mil personas sin seguridad social
(77.4%).16 Uno de los peores estados en infraestructura de
hospitales, de acuerdo al Inegi.17
La década que vivimos antes que historia es vida, es
realidad, con sus ventajas y sus desventajas. Los recuerdos observan un pasado
acomodado, segmentado y clasificado, en cierta forma objetivos a pesar de su
subjetividad; el presente, en cambio, no nos ofrece ese privilegio, a la
actualidad hay que vivirla en el quehacer cotidiano y en las breves pero
inminentes necesidades de estar vivos, en acciones tan simples como respirar.
El presente lo respiramos, pero no podemos darle alguna forma como a los
recuerdos.
Los testimonios de los poblanos de hoy son una extraña
mezcla de amor, de pasión, de preocupación; de primeras acechanzas en los más
jóvenes, que tenían 10 años al despuntar el nuevo milenio, con una buena carga
de resentimiento, pues sus oportunidades se han acortado.
La
visión de un turismo que sólo aprovecha una parte de su potencial, con un
centro hermoso y culto, la oferta turística carece de imaginación y no termina
por atreverse a probar visiones vanguardistas en el turismo potencial de la
ciudad. Tampoco es un secreto –ni un misterio europeo- la solución: bastará con
hacer un centro histórico caminable y sacar las mesas y las sillas para que la
gente –turistas y locales– se siente a disfrutar de nuestro hermoso clima y la inobjetable
belleza de la ciudad.
La
crisis juvenil actual se debe a que los jóvenes carecen de expectativas, de
proyección. Aquí se expresa nítidamente la frustración y la rabia juvenil por
una realidad actual sin opciones, atados a la casa familiar por falta absoluta
de oportunidades, sin viajes, sin deportes accesibles, en total desventaja con
los jóvenes europeos que nos visitan en Puebla y que recibimos en nuestras
casas. Una gran confusión ante esas limitaciones que los convierte en seres
vulnerables y los hace inestables, dubitativos, inconstantes. Como lo recordó
mi amigo Paco de 19 años: “En el segundo de secundaria me salí del Oriente y me
fui a La Salle,
regresé otra vez al infierno puro, de nuevo, fue como el castigo que me tocó.
Fue sólo medio año porque me corrieron a la mitad, te juro que la
odiaba. Entonces me iba mucho de pinta, me iba demasiado de pinta, porque no
soportaba esos ambientes”.
El
miedo a la inseguridad en una ciudad poco amable para los más viejos; aceras
irregulares y hoyos de obras mal terminadas que permanecen años en su lugar.
“Camina uno sobre banquetas hechas pedazos –dice Rosita Gastelum–, yo no puedo
caminar tranquila porque voy con miedo, está bien que me lleva mi hija y yo
tengo mi bastón, pero está lleno de hoyos. Y luego la aglomeración de coches y
coches y coches, esos famosos camiones blancos, microbuses creo que se llaman”.
Los
padres no tenemos más que observar y tratar de ayudar en lo que se pueda. Cada
día crecen los hijos como si fueran años, un día nos levantamos y ya son
adultos de bigotes. Cómo explicarles que aún son nuestros bebés, se lamenta mi
amiga Alejandra Gámez: “Tengo un hijo adolescente que no sabe moverse en
camiones, tenemos pánico de que ya va a entrar a la prepa y se va a tener que mover solo. Lo que vemos
es que la ciudad no está planificada para que la gente ande segura a pie”.
Pero
aquí estamos, viejos, maduros y jóvenes, a final de cuentas, muy contentos,
viviendo nuestras vidas. Porque tampoco estamos llorando ¿o sí? Mi amigo Gerardo
Yuca Sánchez lo expresa muy bien: “Yo
he vivido siempre muy a gusto en Puebla, soy una persona agradecida, me he
desarrollado bien, no he sentido limitaciones; sí he tenido la tentación de ir
a otros lados, pero el tiempo que he vivido en Puebla he vivido muy a gusto, me
ha gustado poder aportar en diferentes ámbitos, trabajos que he hecho, estudiar
en la universidad que me sigue encantando, los volcanes me siguen encantando,
hay una serie de cosas de Puebla que me gustan”.
“Tenemos
lo que tenemos”, concluye Paco, un posible resumen de la identidad.
“Amo
Puebla porque me gusta mucho –concluye con simpleza filosófica Margarita Aurora
Martínez Ramírez-, el centro histórico es como con mucha historia, la
arquitectura me gusta, me gustan los dulces, la gastronomía, supongo que por
todo eso; mi familia. Yo creo que esa es mi poblanidad. Es mi identidad, lo que
nos diferencia de otros. Aunque tenemos mala fama, tenemos fama de mochos y
sangrones ¿no? Yo escuchaba de esa mala fama, de que puedes ir en la calle y un
poblano viene de frente, pero él se cruza la calle para no saludarte; no sé,
creo que sí somos difíciles. Hay ciertas características que los poblanos
tenemos. Pero yo no cruzo la calle para no saludar a alguien. Como en todos lados,
la gente es buena y hay de todo. Pues no sé, de repente sí hay como ciertos
grupos…”
¿Cómo imaginamos la economía los residentes de una
ciudad, desarrollando qué tipo de actividades? ¿A cuáles consideramos
prioritarias? Francisco Vélez Pliego responde a manera de
conclusión: “En Puebla nos hemos dedicado al comercio, a la industria, a la
educación, a servicios de muy distinta naturaleza; por ejemplo fuimos aduana
durante el virreinato, controlábamos todo lo que era el beneficio de la plata a
través del azogue, etcétera. Hemos sido una ciudad multifacética en sus actividades
económicas, pero aquí la pregunta es cómo nos vemos en el futuro, qué aspiramos
a realizar como actividades económicas, de producción de qué, de qué clase de
manufactura para que la ciudad y la región sean pujantes, para que
efectivamente se inscriba nuestra economía en una dinámica de enriquecimiento,
de producción, de riqueza, a partir de las habilidades y las competencias de
sus ciudadanos. Cómo hacer, a partir de las visiones que tenemos de lo que es
la actividad económica, social y productiva, para imaginar un mejor destino de
la ciudad.
Hay respuestas fáciles: hay que dedicarle todo nuestro
esfuerzo al turismo. Pero además de destino turístico somos muchas otras cosas,
somos textiles, somos cuero, somos ciudad educadora. Cómo construir una visión
colectiva que acepte esa diversidad de lo que somos. ¿Qué queremos ser como
futuro?”
Citas
1)
http://www.turismopuebla.com/wiki/index.php/Puebla_Municipio
2) Ibid
3) Ibid.
4) Ibid.
5) Ibid
6) La Jornada de Oriente,
Viernes, 27 de junio de 2008, Josué Mota Corro
7) La Jornada de Oriente,
Viernes, 27 de junio de 2008, Josué Mota Corro
8) E consulta, por
Mónica Camacho, viernes, 20 de junio de 2008
9) E consulta,
miércoles, Mónica Camacho, 23 de julio de 2008
10) El Sol de
Puebla, 7 de julio de 2008
11) Síntesis /
Elizabeth Cervantes, 14 de julio de 2008
12) La Jornada de Oriente,
Jueves, 4 de diciembre de 2008
13) E-consulta, Eduardo González
Soto, 28 de junio de 2009
14) La Jornada de Oriente, Mónica
Camacho, Martes, 30 de diciembre de 2008
15) La Jornada de Oriente, 17 de
agosto de 2009
16) Quinta columna, Selene Ríos Andraca,
15 de diciembre de 2009
17) La Jornada de Oriente,
América Farías Ocampo, Martes, 19 de mayo de 2009