Representa las mutaciones del rostro humano en un movimiento perpetuo de ojos, nariz y boca, que proponen expresiones en las caras humanas; lo mismo recuerda planos de rostros en distintas perspectivas que sonrisas picassianas y un necesario guiño de Alexander Calder, el inventor del móvil escultural, rostro de cuatro piezas. José Lazcarro me regaló amables palabras sobre la escultura con el rostro mutante de movimiento perpetuo que instalamos en el jardín de la Ibero Puebla. Ahora Eve Requena lo lleva en una oreja. Gracias, Eve. La escultura la embalaron al año de haber sido instalada y al parecer la guardaron en una bodega de la universidad, no se mostró ninguna intención de volver a instalarla en un rincón más apropiado que el pórtico del auditorio principal. Momificada pero viva, la escultura móvil envejece cada día en esa bodega, inmóvil e incapacitada para realizar su tarea con el arte y con el rostro humano, el arte del equilibrio que juega con el viento. No me parec...