Los mexicanos en ocasiones sentimos que carecemos de héroes verdaderos, y que fuera de los contados héroes de la Patria, el resto son héroes inventados, inflados o mercantilizados que no cumplen con los requisitos mínimos para ser héroes. Por eso los mexicanos hemos sido víctimas de caudillos milenaristas que nos envuelven con su canto y nos obligan a honrarlos. Luego despertamos como esclavos.
Tal vez nos ha faltado buscar en otros ámbitos, como el del arte. Un ejemplo de eso que los mexicanos somos y que a veces valoramos poco, nos lo da Juventino Rosas, que nació un día como hoy de 1868 en Santa Cruz de Galeana, Guanajuato, en condiciones de extrema pobreza, y que murió en esas mismas condiciones en 1894, a los 26 años de edad. Una pérdida irreparable. Aunque se sabe que don Porfirio se interesó en la música de Juventino Rosas, como lo prueba el vals Carmen para la esposa de don Porfis, Juventino no quiso o no supo enriquecerse con su arte, como la mayoría de nosotros. En plan optimista, los mexicanos podemos ver por esos héroes verdaderos, antes aún de ver por los inmortalizados en granito, y actuar en consecuencia.
Tal vez nos ha faltado buscar en otros ámbitos, como el del arte. Un ejemplo de eso que los mexicanos somos y que a veces valoramos poco, nos lo da Juventino Rosas, que nació un día como hoy de 1868 en Santa Cruz de Galeana, Guanajuato, en condiciones de extrema pobreza, y que murió en esas mismas condiciones en 1894, a los 26 años de edad. Una pérdida irreparable. Aunque se sabe que don Porfirio se interesó en la música de Juventino Rosas, como lo prueba el vals Carmen para la esposa de don Porfis, Juventino no quiso o no supo enriquecerse con su arte, como la mayoría de nosotros. En plan optimista, los mexicanos podemos ver por esos héroes verdaderos, antes aún de ver por los inmortalizados en granito, y actuar en consecuencia.
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