“Emiliano no ha muerto, Emiliano vive en Estocolmo, Suecia, donde lo quieren mucho...
El muerto que yo vi tenía sus dedos completos, y a Emiliano le faltaba uno de los meñiques...”
El coronel Jesús M. Gallardo se ganó la confianza de Emiliano Zapata, lo trabajó muy bien; fusiló a treinta soldados para darle una buena impresión, y le dio la pauta para aceptar la invitación a comer.
Emiliano Zapata, por fin, acepta.
La mañana de hoy, 10 de abril, se verán en la Hacienda de Chinameca. Al toque de una marcha de honor, en plena entrada de los zapatistas a la hacienda, los traidores abren fuego contra los visitantes y dejan al jefe Zapata como coladera. La noche de hoy el cadáver será expuesto y miles de seguidores y curiosos se agolpan para verlo por última vez. Muchos afirman que el muerto... no es Emiliano Zapata.
El muerto que yo vi tenía sus dedos completos, y a Emiliano le faltaba uno de los meñiques...”
El coronel Jesús M. Gallardo se ganó la confianza de Emiliano Zapata, lo trabajó muy bien; fusiló a treinta soldados para darle una buena impresión, y le dio la pauta para aceptar la invitación a comer.
Emiliano Zapata, por fin, acepta.
La mañana de hoy, 10 de abril, se verán en la Hacienda de Chinameca. Al toque de una marcha de honor, en plena entrada de los zapatistas a la hacienda, los traidores abren fuego contra los visitantes y dejan al jefe Zapata como coladera. La noche de hoy el cadáver será expuesto y miles de seguidores y curiosos se agolpan para verlo por última vez. Muchos afirman que el muerto... no es Emiliano Zapata.
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