Nada más sospechoso que una mirada de cíclope. La vista penetra por una suerte de gusano espacio-tiempo y se difumina como alcanzada por un rayo. En verdad, no deseas que nadie te mire así. Es la mirada más pesada y conflictiva de todas las que existen. Te mira a ti, pero se miran a sí mismos, una dualidad lamentable. Miran hacia delante y hacia atrás, y sólo gracias a la línea de la nariz es posible suponer dimensiones. Gracias, nariz, por devolverle algo de volumen a una vida tan plana. Tengo esperanzas, sí, pero eso no quita que hoy mi vida aparezca aplastada por la uniformidad y el conformismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario