Hoy no basta ser artista. En la convulsionada Irlanda, este día de 1960 nació Bono, una denominación sencilla para referir un artista complejo. Mientras el mercado de música pide temas amorosos convencionales; deslices sexuales; destrampes irreconocibles, Bono y su grupo U2 transitan el camino de la crítica social, la soledad, la destrucción de la naturaleza, el hambre en el mundo, la solidaridad...
Donde quiera que esté, y parece que estuviera en muchas partes, Bono hace sentir su pesada influencia de escrutador de los bajos fondos. Sea Tijuana, París, Nueva York, Bono se ha ganado respeto con sencilla perseverancia desde su trinchera musical. Junto al Dalai Lama, Greenpeace, Samuel Ruiz, y tantos otros héroes conocidos pero desconocidos, Bono es tratado como un luchador moderno contra la intolerancia y el abuso; la incapacidad de los gobiernos para gobernar, y de los gobernados... para protestar.
Donde quiera que esté, y parece que estuviera en muchas partes, Bono hace sentir su pesada influencia de escrutador de los bajos fondos. Sea Tijuana, París, Nueva York, Bono se ha ganado respeto con sencilla perseverancia desde su trinchera musical. Junto al Dalai Lama, Greenpeace, Samuel Ruiz, y tantos otros héroes conocidos pero desconocidos, Bono es tratado como un luchador moderno contra la intolerancia y el abuso; la incapacidad de los gobiernos para gobernar, y de los gobernados... para protestar.
Hace poco alguien me dijo "me gusta la música de Bono, pero él no me gusta como persona". Se me hizo que la frase contraria hubiera tenido sentido (cada quien con sus gustos musicales), pero esa no lo tenía. A menos que uno done una cantidad enorme de su tiempo y energía a ayudar a los más desamparados de los desamparados, no hay mucha cara con que decirle "no me gusta lo que haces".
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