Los dramitas refrenden la existencia de esa extraña raza de objetos, que son mensajes directos de aquellos seres que se ocuparon de modelar facciones humanas con barro y areniscas y piedras y montañas enteras, como los budas afganos, los multitudinarios Tai y la grandeza antropomórfica de los chinos, formaciones gigantescas que incluso habitan o utilizan como templos. Budas enormes, ejércitos de soldados de arcilla fabricados por miles y miles de artesanos, artistas que habitaron los rostros y los contornos del cuerpo humano hace cinco mil años.
Llevar la imagen humana a dimensiones absolutas, vivir en la hondonada, junto a la muñeca; mirar desde el ojo, entrar por la oreja.
- Abrid el talón para que los niños puedan jugar en sus pendientes y ángulos.
- Yo quiero bajar por aquí, papá.
- Ten cuidado.
Habitar en los cuerpos o habitar cuerpos, como los que habitamos, a veces tan indiferentes, tan ajenos. Nosotros sólo vivimos dentro. Nos ha sido prestado por un tiempo.
- Abrid el talón para que los niños puedan jugar en sus pendientes y ángulos.
- Yo quiero bajar por aquí, papá.
- Ten cuidado.
Habitar en los cuerpos o habitar cuerpos, como los que habitamos, a veces tan indiferentes, tan ajenos. Nosotros sólo vivimos dentro. Nos ha sido prestado por un tiempo.
¿Los edificios son un yo torturado y sufro las consecuencias de los terremotos, la depredación, el chantaje y las represalias de habitar junto al barrio bravo de la rodilla, frente al estadio de la cadera, donde dos ventanas siniestras y una solitaria puerta, reúne a lo más bajo de las células que constituyen cada músculo y huesos de esa chapaleante sociedad. Mi cuerpo.
Un yo habitado por dramitas que en realidad es uno. Solo. Un solitario dramita que reúne fuerzas para deslizarse por las comisuras y saltar por la nariz y crear edificios anatómicos y pedagógicos para enseñar el cuerpo a todos los dramitas pequeños y grandes que decidan seguir el juego. Ir a Dramita.
Hubo la necesidad de crear una nación dramita que acogiera a todos los artistas del mundo. Que les diera un lugar, un rincón, y los identificara a través de la historia como una presencia perenne de la cultura humana.
Los dramitas prehistóricos, históricos, contemporáneos, que habitan cuerpos e insisten en la reproducción infinita de rostros a una escala de seis mil millones de seres demasiado humanos.
- Poned barro en sus manos.
Rostros, cuerpos y rostros que se han multiplicado al infinito en 20 mil años de historia humana. El arte, un derecho humano y una obligación de dar a los niños y niñas los elementos básicos para su desarrollo. En el caso de la lucha dramita, la inaceptable ausencia de barro al alcance de los niños en un país de barro como México.
¡Manifestación en el centro de Dramina!
¡Manifestación en el centro de Dramina!
¡Me encantan!
ResponderEliminarCuidado, el dramismo puede ser contagioso
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