domingo, 12 de julio de 2009

Todos a la Uap


El primer signo de pobreza se presenta en el tiempo libre de las familias. No hay dinero para ir más allá de la esquina; luego la crisis impacta en la vestimenta familiar, los tenis de unos y otros comienzan a mostrar signos de vejes, el color blanco de la lona se convierte en un gris cielo y los pantalones de mezclilla comienzan a abrir pequeños hoyos deshilachados por aquí y por allá. Luego la pobreza se manifiesta en el refrigerador y la alacena. Súbitamente se ven despojados de cereales, jamón, mermeladas y otros comestibles que pasan a formar parte de los manjares exquisitos de temporada (de pago); cuando la crisis llega a la azucarera y al salero las cosas están saliéndose de control. Una vecina vino hace pocos días a solicitar diez pesos para la compra de tortillas. Le dimos los diez pesos pero no quisimos investigar con qué las iban a acompañar. Con el paso de los meses las familias nos hemos convertido en los magos de los frijoles. ¡Qué alimento tan versátil es esa leguminosa! Tal vez no sea leguminosa pero sus facultades son luminosas, por lo que le queda bien ese género alimenticio. Y, por cierto, tal vez no sea género, sino familia. Pues qué agradable familia. Una verdaderas especialidad es la que hemos hecho de las enfrijoladas que, con muy poco, quedan deliciosas. En omelet para las mañanas, en tostadas, salidos de la olla (en agua y sal, decía mi mamá), refritos con tortillas y para acompañar una infinidad de otros alimentos: chicharrón en salsa verde, chilaquiles y hasta hot dog. Le ponemos frijoles a todo o, mejor, acompañamos todo con frijoles. A veces frijoles con frijoles.

Y luego la crisis llega a lo inevitable: la educación de nuestros hijos. La pobre dueña de la escuela donde Tes acaba de terminar su secundaria ya no podrá estrenar BMW este año, tendrá que usar el del año pasado. El 90 por ciento de los egresados no podrá proseguir sus estudios en su preparatoria particular y buscará acomodo en la prepa casi gratuita de la Universidad Autónoma que, entre otras cosas, está entre las mejores, académicamente hablando. Los que han logrado sufragar el gasto del examen de admisión (750), que para tener posibilidades de aprobarlo tendrán que tomar un curso intensivo (de mañas y algunos conocimientos) en la propia universidad, que también cuesta 750, han tenido que hacer esos pagos con antelación. Muchos sencillamente no pudieron ni eso. Los que sí, tendrán que luchar cuerpo a cuerpo con una multitud para alcanzar un espacio en las abarrotadas preparatorias de la UAP. Cuarenta mil de ellos no lo conseguirán, tan sólo en la ciudad de Puebla. Para darte una idea, Tes estudia actualmente su cursillo en una de las cinco sedes disponibles, curso vespertino. Ahí hay veinte grupos de cuarenta alumnos cada uno aprendiendo (las mañanas y algunos conocimientos) para presentar el examen de admisión. La lucha será feroz. Un porcentaje grande de los que no lo consigan, es decir, de los cuarenta mil, tendrán que ir a las tenebrosas escuelas patito que pululan por toda la ciudad y que reciben sin ningún miramiento a quien les pague sus modestas colegiaturas (porque hasta eso, son tan baratas como malas), que dentro de tres años arrojarán algunas decenas de miles de estudiantes mediocres, mal formados y sumamente angustiados que intentarán aprobar el examen de admisión ¿de dónde crees?, pues de la UAP, para intentar cursar alguna de sus licenciaturas. Miles y miles quedarán en el camino, rechazados por la institución pública, e irán a formar parte de las centenares de universidades patito que, en cuatro años, les darán un título de pacotilla que les servirá para esquilmar a pobres clientes que no tienen con qué pagar un abogado de postín. Un círculo vicioso, este de la crisis, que no nos hace pasar un mal año, o una mala década, sino que nos hace daños generacionales que nos duran la vida entera, que marca, ha marcado y seguirá marcando el destino de cientos de miles de familia, de la otrora clase media, que ahora hemos pasado a formar parte de ese torbellino. Por cierto, la noticia de hoy es que la maestra Gordillo, con su emblemática sabiduría, será la encargada de asignar las nuevas miles de plazas de maestros que el gobierno ha dispuesto para paliar la crisis educativa del país. Aquí, Mario Marín ha sido destapado para la presidencia de la república por un priísta destacado y sólo nos falta que confirmen a Juanito como director del Conacyt. Pero vamos, no hay por qué estar tan pesimistas.


1 comentario:

  1. Lo mejor que podría pasar sería que Marín fuera candidato del PRI a la presidencia. Madrazo sería un exito rotundo comparado con él. Y Juanito en conacyt... en una de esas no lo hace tan mal como otros que han pasado por esa silla.

    ¡Le deseo mucha suerte a Tes en su examen!

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