El 26 de agosto es un día triste y alegre para la pintura mexicana. Este día los extremos se encuentran, muerte y vida, agua y aceite. Aires antiguos de un paisajismo tradicional, académico, fotográfico, que encontramos en la pintura de José María Velasco, mexicano de fama mundial, muerto este día de 1912. Es tal la importancia de su obra, que las autoridades decidieron considerarla Monumento Nacional.
En el otro extremo de este deceso, está el feliz nacimiento de Rufino Tamayo, en Oaxaca, un día como hoy de 1899. Tamayo fija el color del alma oaxaqueña, su estirpe originaria y la cadencia cromática de un temperamento específico, que es el mexicano. Probablemente el mejor pintor del siglo XX en nuestro país.
En el otro extremo de este deceso, está el feliz nacimiento de Rufino Tamayo, en Oaxaca, un día como hoy de 1899. Tamayo fija el color del alma oaxaqueña, su estirpe originaria y la cadencia cromática de un temperamento específico, que es el mexicano. Probablemente el mejor pintor del siglo XX en nuestro país.
Con perdon de Rivera, yo soy de las que consideran a Tamayo el mas grande.
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