No se la pierda
Sensacional, emocionante, novedosa
¡El Fakir Maldito!
Hablada en inglés e interpretada por Philipss Brarringtou, Misha Auer y Ralph Lewis.
Los secretos y las artimañas de que se valen los hipnotizadores. Charlatanes mostrados en la pantalla por una trama altamente interesante.
Luneta 60 centavos. Todos los niños que ocupen butaca pagarán boleto.
Cinema Royal, Nueva empresa mexicana, Reforma num. 112,
Teléfonos: Ericsson: 68-36 Mexicana: 17-81 *
Para los habitantes de Puebla en los años treinta el cine era la referencia obligada. Doña Judith Cid de León fue testigo de cómo se fueron abriendo sucesivamente salas cinematográficas cada vez más grandes, con mejores aditamentos y adelantos:
“El primer cine que hubo en Puebla fue el Cine Lux, que estaba donde después por mucho tiempo se pagó la contribución, que ya no. En la esquina del portal, ve que está un edificio en la esquina, adelantito de ese edificio estaba el cine Lux. Fue el primero que pusieron ahí. Ya después hubo otros: el Colonial, el Reforma. Para el Reforma, como mi papá tenía ladrillera, le mandó a Gabriel Alarcón todo el ladrillo para hacer ese cine. No me acuerdo ya en qué año hicieron ese cine. Ahora es una tienda de ropa o quién sabe qué cosa es ahí. Ya después los cines fueron de Manuel Espinosa Iglesias, de su papá. Había uno en la 6, que decían que era “el de los pobres”, el Constantino y después otros, los demás”.
Y después del cine no fue difícil a los habitantes de la ciudad crear ciertos hábitos que después se hicieron tradicionales. No se trataba de saber qué ibas a hacer después de la función de cine, sino que, al salir, nos vemos ahí, ya saber dónde. Don Carlos Alberto Julián Galis lo recuerda de esta forma:
“En el callejón del Variedades estaban las gordas, que decía uno; las chanclas, los pambazos y las tortas, también. Se acostumbraba que se metía uno al cine Coliseo, al cine Variedades, metía uno sus bolsas de tortas, cosa que ahora ya no permiten; y andaban vendiendo refrescos, paletas, con su caja dentro del cine, y ahí mismo pedía uno un refresco, y se lo servían a uno, y ya se comía uno las tortas con el refresco. Películas americanas muy buenas, las de Gary Cooper, las de Bety Davis, musicales, las de Lauren Bacall, Humprey Bogart, y así. Y se acostumbraba que se daban dos películas en la misma tarde”.
* Carteles: http://www.archivomunicipaldepuebla.gob.mx/
Sensacional, emocionante, novedosa
¡El Fakir Maldito!
Hablada en inglés e interpretada por Philipss Brarringtou, Misha Auer y Ralph Lewis.
Los secretos y las artimañas de que se valen los hipnotizadores. Charlatanes mostrados en la pantalla por una trama altamente interesante.
Luneta 60 centavos. Todos los niños que ocupen butaca pagarán boleto.
Cinema Royal, Nueva empresa mexicana, Reforma num. 112,
Teléfonos: Ericsson: 68-36 Mexicana: 17-81 *
Para los habitantes de Puebla en los años treinta el cine era la referencia obligada. Doña Judith Cid de León fue testigo de cómo se fueron abriendo sucesivamente salas cinematográficas cada vez más grandes, con mejores aditamentos y adelantos:
“El primer cine que hubo en Puebla fue el Cine Lux, que estaba donde después por mucho tiempo se pagó la contribución, que ya no. En la esquina del portal, ve que está un edificio en la esquina, adelantito de ese edificio estaba el cine Lux. Fue el primero que pusieron ahí. Ya después hubo otros: el Colonial, el Reforma. Para el Reforma, como mi papá tenía ladrillera, le mandó a Gabriel Alarcón todo el ladrillo para hacer ese cine. No me acuerdo ya en qué año hicieron ese cine. Ahora es una tienda de ropa o quién sabe qué cosa es ahí. Ya después los cines fueron de Manuel Espinosa Iglesias, de su papá. Había uno en la 6, que decían que era “el de los pobres”, el Constantino y después otros, los demás”.
Y después del cine no fue difícil a los habitantes de la ciudad crear ciertos hábitos que después se hicieron tradicionales. No se trataba de saber qué ibas a hacer después de la función de cine, sino que, al salir, nos vemos ahí, ya saber dónde. Don Carlos Alberto Julián Galis lo recuerda de esta forma:
“En el callejón del Variedades estaban las gordas, que decía uno; las chanclas, los pambazos y las tortas, también. Se acostumbraba que se metía uno al cine Coliseo, al cine Variedades, metía uno sus bolsas de tortas, cosa que ahora ya no permiten; y andaban vendiendo refrescos, paletas, con su caja dentro del cine, y ahí mismo pedía uno un refresco, y se lo servían a uno, y ya se comía uno las tortas con el refresco. Películas americanas muy buenas, las de Gary Cooper, las de Bety Davis, musicales, las de Lauren Bacall, Humprey Bogart, y así. Y se acostumbraba que se daban dos películas en la misma tarde”.
* Carteles: http://www.archivomunicipaldepuebla.gob.mx/
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