viernes, 2 de octubre de 2009

Cómo olvidarlo


En octubre de 1968 se fermentó en México un brebaje que incluía plantas ancestrales con nuevas combinaciones de la naturaleza, algunas venenosas. Este año una sociedad se encontraba madura para otro tipo de faenas políticas y culturales. Por 1968 se consolidaba un nuevo segmento llamado juventud, que hasta hacía muy poco pasaba sin trámite de los pantalones cortos al adulto tacuche, sin identidad intermedia. De ahí la importancia de los suéteres de César Costa, el pelo beatle y las sandalias de Tzintzuntzan. El brebaje mexicano del 68 tampoco era nada del otro mundo, ni siquiera parecido al prohibido prohibir de La Sorbona de París. Los estudiantes mexicanos pedían un poco de democracia, de reconocimiento, de libertad, pero el gobierno interpretó que querían el poder. Y se ofendió por los groseros gritos de las manifestaciones en el zócalo: “Sal al balcón, pinche hocicón”.

- ¿Cómo, al presidente?
- Esto es inadmisible, licenciado.
- Mañana violarán a nuestras madres.
- Con mi madre no se meta, licenciado o…

¿Qué pasó en el 68? ¿Por qué nunca llegó la revolución juvenil? O si acaso llegó ¿por qué fue tan diferente a las promesas que todos pronosticaban? ¿Qué pasó en aquellos días maravillosos? ¿Fue una crisis del pensamiento humano... una crisis del Estado como institución...una crisis de la fe, del comunismo, de la hipocresía...?

Lo único cierto del 68 fueron los cientos de personas que perdieron la vida ese día fatídico y que dejaron a madres sin hijos y a hermanos sin hermanas, sin padres, sin amigos. A 41 años de aquel octubre del 68 percibimos con crudeza que, ante todo, hubo ahí una matanza que viola flagrantemente todos los tratados de derechos humanos que México ha firmado con el exterior. Que fueron entre 250 y 300 las personas acribilladas aquella negra tarde de las Plaza de las Tres Culturas. Y que es una cicatriz viva en la memoria colectiva de los mexicanos. Ahora sabemos que existe una fotografía del Médico Forense en donde se amontonan cadáveres de niños y mujeres que murieron ese día víctimas de la rapaz sorpresa. Y sobre todo -nunca fue secreto para nadie...-, que ahí están aún muchos de los responsables.


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