lunes, 19 de octubre de 2009

El Viejo y el Tata


Por una extraña coincidencia del destino, un 19 de octubre de diferentes años, mueren dos expresidentes de la República que escenificaron una de las controversias más significativas del sistema político mexicano del siglo XX.

En 1945, el Jefe Máximo de la Revolución, Plutarco Elías Calles, muere en la ciudad de México; en tanto que este mismo día, pero de 1970, muere Lázaro Cárdenas del Río, protagonistas del primer gran cisma del partido que gobernaría el siglo mexicano. Al final se volvieron a hallar en el camino.

En 1934, designado por Calles, toma posesión de la presidencia Lázaro Cárdenas, a quien intentaría manipular de la misma forma en que lo había hecho con Emilio Portes Gil, Pascual Ortíz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, en un ejercicio de poder que conocemos como Maximato. Sin embargo, una madrugada cercana a su toma de posesión, el presidente Cárdenas manda levantar a Elías Calles de su cama, lo conducen en piyama al aeropuerto de la ciudad de México y lo embarcan en un avión especial a su exilio obligado en los Estados Unidos.

Se cerraba una página muy importante de la historia, con estos tres significativos elementos: sin escándalo, sin disparar un solo tiro, sin derramar una gota de sangre. No cabía duda, la cruda lucha revolucionaria había dejado de reclamar cualquier acción con su cuota de barbarie.


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