Dirás que los mexicanos somos decepcionantes, que no tenemos palabra. Después de tantos dimes y diretes ¿qué crees?, que Pitágoras se apareció en el Café Teorema el sábado pasado, como originalmente estaba programado, así que se suspende toda inauguración para el siguiente sábado pues, a diferencia de algunos políticos, a nosotros no nos gusta inaugurar las cosas dos veces. En descargo de los mexicanos, debo aclarar que en el complot intervinieron chilenos, catalanes y españoles, además de sinaloenses, guanajuatenses, mexiquenses y uno que otro chichimeca. Y claro, los poblanos.
En antisolemne reunión, desinhibidos por la cerveza, escuchamos discursos y alabanzas y lo único concreto del caso es que don Pita quedó rete instalado en su nicho para siempre jamás, o hasta que las polillas terminen con su frágil naturaleza.
La esposa del artesano confiesa que, de darle a escoger, ella prefiere a Pitágoras en casa. La escéptica mirada del artesano lo dice todo, mientras que él no sabe qué decir; pide otra cerveza.
El taller de la FEEP de Tzicatlacoyan, con financiamiento de la ONG española Ayuda en Acción, concluyó su escultura de papel maché con la representación del Tentzo, figura mítica de origen prehispánica situada en la parte alta del kiosco de la plaza principal de la comunidad de San Juan Tzicatlacoyan, Puebla. De acuerdo a la investigadora Antonella Fogetti ( Tenzonhuehue: El simbolismo del cuerpo y la naturaleza ), El Tentzo es una entidad “mitad dios y mitad no”, deidad antigua intrínsecamente buena, dadora de dones, que de acuerdo a la tradición tiene la facultad de asumir diferentes apariencias: catrín, charro, viejo barbón, anciana, mujer hermosa o animales diversos, que también podría ser interpretado como el famoso nahual o entidad similar. Hoy todos niegan venerar al Tentzo, pero las ofrendas periódicamente depositadas en su honor refieren todo lo contrario. Es una suerte de deidad negada pero viva, vigente. El Tentzo, cuyo nombre ostenta una montaña y la propia cordill...
¡Gracias por las fotos!... y le deseamos lo mejor a Don Pita en su nuevo hogar.
ResponderEliminarGracias, querida. Por desgracia ya hizo su primer escenita la noche de ayer. La vibración producida por la música nocturna tiró la pirámide de su brazo derecho, que estaba suelta, y le puso el susto de su vida a una pobre parroquiana que estaba abajo. Por fortuna no le cayó en la cabeza pues, aunque no es pesada (todo don Pita pesa unos ocho kilogramos), tiene tres picos que si pueden darle un buen descontón. Confiamos en que hoy se comporte.
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