En el Palacio Guajopresidencial.
GUAJÓMEZ MONT:
Guajalderón, hoy es el gran día.
GUAJALDERÓN:
¿Por qué? ¿Estamos salvados?
GUAJÓMEZ MONT:
No, Guajalderón, este día es la recolección masiva de guajolotes de la Granja, para la cena de Navidad, y como siempre empiezan por los más grandotes y gordos, hay quienes tomamos algunas precauciones.
GUAJALDERÓN:
Es cierto, ¿qué te hiciste, Guajómez Mont? Te veo más delgado.
GUAJÓMEZ MONT:
Ojalá no sea demasiado tarde. Me hice un bypass, así no estaré en las primeras redadas. Y si sigo adelgazando, tampoco estaré en las segundas.
GUAJALDERÓN:
Pues sí, debo reconocer que es una buena jugada, en verdad no tienes buen aspecto.
GUAJÓMEZ MONT:
Y cómo lo voy a tener, ¡con tres granos de maíz me lleno, Guajalderón! ¿Estás listo?
GUAJALDERÓN:
No, la verdad no. Aún tengo muchas cosas qué hacer, Guajómez Mont. Mi gobierno no ha hecho sino empezar ¡voy a la mitad!
GUAJÓMEZ MONT:
Bueno, esas cosas no las entiende el mercado, Guajalderón. Así son las cosas en la vida de los guajolotes.
GUAJALDERÓN:
No crees que…
GUAJÓMEZ MONT:
No creo que se pueda hacer nada.
GUAJALDERÓN:
Pero soy el presidente de la Granja, Guajómez Mont, no es justo. Alguna clase de fuero debo de tener.
GUAJÓMEZ MONT:
No creo. Lo que tienes son casi ocho kilos de peso y por estos días es lo único que les importa. Es un asunto de mercado, Guajalderón, no están usando otros criterios que los nuestros.
GUAJALDERÓN:
Pero yo no estaba vendiendo nada, yo estaba tratando de salvar la Granja.
GUAJÓMEZ MONT:
Bueno, pues, prepárate, ya llegó el camión del súper.
HOMBRE 1:
Hoy nos llevaremos sólo a los más grandes y gordos, Pancho. Mañana venimos por los pequeños. Mira aquel gordo, tráete ese.
GUAJALDERÓN:
Esperen, soy el presidente de la Granja, soy Guajalderón, el más exitoso político del Guajopan. No me pueden hacer esto. No le hagan esto a la Granja. Déjenme vivir aunque sea hasta mañana, tengo que velar por los guajolotes de la Granja, quiero ser el último en abandonar la nave. ¡Suéltame, desgraciado!
HOMBRE 1:
¿Qué pasa, Pancho?
HOMBRE 2:
No sé, este guajolote está muy raro.
HOMBRE 1:
Pues dale el brandy de una vez, para que se calme.
HOMBRE 2:
A ver, guajolotito, toma, ándale, toma…
GUAJALDERÓN:
No… aggg, esperen… aggg. Soy el presiden… aggg. Voy a salvar esta granj… aggg.
HOMBRE 2:
Todo, todo, tómatelo.
GUAJALDERÓN:
Yo… soy el pre, el pre… siden… te ¡hic! Le asegurro que voy a salvar… ¡hic!
HOMBRE 2:
Ya ya, ándale, vámonos. ¿Qué hago con el flaco? Parece enfermo.
HOMBRE 1:
Puros gordos, Pancho, mañana nos llevamos al resto.
HOMBRE 2:
Te salvaste por hoy, guajolotito.
GUAJÓMEZ MONT:
¡Funcionó, funcionó…!
En el centro de la Granja.
GUAJILLO:
Ya nos quedamos sin guajopresidente, don Pavón.
DON PAVÓN:
Así es, Guajillo. Esto ocurre cada año en esta Granja.
GUAJILLO:
Lo espero en la posada hoy en la noche, don Pavón. Ahí nos empezamos a despedir, pues.
DON PAVÓN:
Ahí estaré, Guajillo, ahí estaré…
(dentro de 24 horas…)
GUAJÓMEZ MONT:
Guajalderón, hoy es el gran día.
GUAJALDERÓN:
¿Por qué? ¿Estamos salvados?
GUAJÓMEZ MONT:
No, Guajalderón, este día es la recolección masiva de guajolotes de la Granja, para la cena de Navidad, y como siempre empiezan por los más grandotes y gordos, hay quienes tomamos algunas precauciones.
GUAJALDERÓN:
Es cierto, ¿qué te hiciste, Guajómez Mont? Te veo más delgado.
GUAJÓMEZ MONT:
Ojalá no sea demasiado tarde. Me hice un bypass, así no estaré en las primeras redadas. Y si sigo adelgazando, tampoco estaré en las segundas.
GUAJALDERÓN:
Pues sí, debo reconocer que es una buena jugada, en verdad no tienes buen aspecto.
GUAJÓMEZ MONT:
Y cómo lo voy a tener, ¡con tres granos de maíz me lleno, Guajalderón! ¿Estás listo?
GUAJALDERÓN:
No, la verdad no. Aún tengo muchas cosas qué hacer, Guajómez Mont. Mi gobierno no ha hecho sino empezar ¡voy a la mitad!
GUAJÓMEZ MONT:
Bueno, esas cosas no las entiende el mercado, Guajalderón. Así son las cosas en la vida de los guajolotes.
GUAJALDERÓN:
No crees que…
GUAJÓMEZ MONT:
No creo que se pueda hacer nada.
GUAJALDERÓN:
Pero soy el presidente de la Granja, Guajómez Mont, no es justo. Alguna clase de fuero debo de tener.
GUAJÓMEZ MONT:
No creo. Lo que tienes son casi ocho kilos de peso y por estos días es lo único que les importa. Es un asunto de mercado, Guajalderón, no están usando otros criterios que los nuestros.
GUAJALDERÓN:
Pero yo no estaba vendiendo nada, yo estaba tratando de salvar la Granja.
GUAJÓMEZ MONT:
Bueno, pues, prepárate, ya llegó el camión del súper.
HOMBRE 1:
Hoy nos llevaremos sólo a los más grandes y gordos, Pancho. Mañana venimos por los pequeños. Mira aquel gordo, tráete ese.
GUAJALDERÓN:
Esperen, soy el presidente de la Granja, soy Guajalderón, el más exitoso político del Guajopan. No me pueden hacer esto. No le hagan esto a la Granja. Déjenme vivir aunque sea hasta mañana, tengo que velar por los guajolotes de la Granja, quiero ser el último en abandonar la nave. ¡Suéltame, desgraciado!
HOMBRE 1:
¿Qué pasa, Pancho?
HOMBRE 2:
No sé, este guajolote está muy raro.
HOMBRE 1:
Pues dale el brandy de una vez, para que se calme.
HOMBRE 2:
A ver, guajolotito, toma, ándale, toma…
GUAJALDERÓN:
No… aggg, esperen… aggg. Soy el presiden… aggg. Voy a salvar esta granj… aggg.
HOMBRE 2:
Todo, todo, tómatelo.
GUAJALDERÓN:
Yo… soy el pre, el pre… siden… te ¡hic! Le asegurro que voy a salvar… ¡hic!
HOMBRE 2:
Ya ya, ándale, vámonos. ¿Qué hago con el flaco? Parece enfermo.
HOMBRE 1:
Puros gordos, Pancho, mañana nos llevamos al resto.
HOMBRE 2:
Te salvaste por hoy, guajolotito.
GUAJÓMEZ MONT:
¡Funcionó, funcionó…!
En el centro de la Granja.
GUAJILLO:
Ya nos quedamos sin guajopresidente, don Pavón.
DON PAVÓN:
Así es, Guajillo. Esto ocurre cada año en esta Granja.
GUAJILLO:
Lo espero en la posada hoy en la noche, don Pavón. Ahí nos empezamos a despedir, pues.
DON PAVÓN:
Ahí estaré, Guajillo, ahí estaré…
(dentro de 24 horas…)
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