En el palacio Guajopresidencial.
GUAJÓMEZ MONT:
Todo nos ha fallado, Guajalderón. Privatizar la Granja era una medida imposible.
GUAJALDERÓN:
Sí, ya lo sé…
GUAJÓMEZ MONT:
A nadie le interesa una pared; por otro lado, los coyotes fueron los únicos interesados en adquirir la cerca ¡y ya sabemos para qué!
GUAJALDERÓN:
Se iban a comer a todos nuestros pollitos. Eso no lo podemos permitir.
GUAJÓMEZ MONT:
Los guajolotes que enviaste a Estados Unidos están siendo regresados… ¡por flacos! Guajalderón. Guajoamboa Pascoe, que se creía embajador, huyó por Tigüajuana y está furioso.
GUAJALDERÓN:
Es que no sabían inglés, Guajómez Mont.
GUAJÓMEZ MONT:
La concesión para comercializar el excremento fue un fracaso por sus métodos!, Guajalderón, pues atentaba contra las garantías individuales y la intimidad. Intervino la CNDG.
GUAJALDERÓN:
No tienen sentido del sacrificio.
GUAJÓMEZ MONT:
Y por si fuera poco, nos quedan cuatro días de gobierno para tratar de arreglar todo.
GUAJALDERÓN:
Tienes razón, Guajómez Mont, en cuatro días es muy poco lo que podemos hacer.
GUAJÓMEZ MONT:
Eso es lo que digo, exactamente, Guajalderón.
GUAJALDERÓN:
Y yo. O sea yo… no he podido hacer nada.
GUAJÓMEZ MONT:
Bueno, yo no lo diría así, Guajalderón. Lo que pasa es que no debiste prometer tanto.
GUAJALDERÓN:
No, no he hecho nada, no he hecho nada…
GUAJÓMEZ MONT:
Vamos, vamos, ánimo, guajopresidente, el pueblo te necesita. El golpe a la delincuencia dado por la Guajomarina fue muy oportuno, el programa de tortilla remojada.
GUAJALDERÓN:
Unas breves luces ante tanta oscuridad, Guajómez Mont. Lo cierto es que nos quedan unas horas de gobierno y las cuentas que entrego son verdaderamente malas. ¿Qué fue lo que hicimos mal, querido secretario?
GUAJÓMEZ MONT:
Bueno, mira, la lista es larga, es cierto. En lugar de crear empleos parece que hubieras prometido lo contrario; la economía es un desastre, las empresas cierran; la educación por los suelos, la cultura desaparecida; lo único que crece es la inseguridad de la Granja…
GUAJALDERÓN:
Párale, párale ¿qué no tratabas de darme ánimos?
GUAJÓMEZ MONT:
Es que ya me pegaste la fatalidad, Guajalderón. De veras que no somos nada.
(dentro de cuatro días…)
GUAJÓMEZ MONT:
Todo nos ha fallado, Guajalderón. Privatizar la Granja era una medida imposible.
GUAJALDERÓN:
Sí, ya lo sé…
GUAJÓMEZ MONT:
A nadie le interesa una pared; por otro lado, los coyotes fueron los únicos interesados en adquirir la cerca ¡y ya sabemos para qué!
GUAJALDERÓN:
Se iban a comer a todos nuestros pollitos. Eso no lo podemos permitir.
GUAJÓMEZ MONT:
Los guajolotes que enviaste a Estados Unidos están siendo regresados… ¡por flacos! Guajalderón. Guajoamboa Pascoe, que se creía embajador, huyó por Tigüajuana y está furioso.
GUAJALDERÓN:
Es que no sabían inglés, Guajómez Mont.
GUAJÓMEZ MONT:
La concesión para comercializar el excremento fue un fracaso por sus métodos!, Guajalderón, pues atentaba contra las garantías individuales y la intimidad. Intervino la CNDG.
GUAJALDERÓN:
No tienen sentido del sacrificio.
GUAJÓMEZ MONT:
Y por si fuera poco, nos quedan cuatro días de gobierno para tratar de arreglar todo.
GUAJALDERÓN:
Tienes razón, Guajómez Mont, en cuatro días es muy poco lo que podemos hacer.
GUAJÓMEZ MONT:
Eso es lo que digo, exactamente, Guajalderón.
GUAJALDERÓN:
Y yo. O sea yo… no he podido hacer nada.
GUAJÓMEZ MONT:
Bueno, yo no lo diría así, Guajalderón. Lo que pasa es que no debiste prometer tanto.
GUAJALDERÓN:
No, no he hecho nada, no he hecho nada…
GUAJÓMEZ MONT:
Vamos, vamos, ánimo, guajopresidente, el pueblo te necesita. El golpe a la delincuencia dado por la Guajomarina fue muy oportuno, el programa de tortilla remojada.
GUAJALDERÓN:
Unas breves luces ante tanta oscuridad, Guajómez Mont. Lo cierto es que nos quedan unas horas de gobierno y las cuentas que entrego son verdaderamente malas. ¿Qué fue lo que hicimos mal, querido secretario?
GUAJÓMEZ MONT:
Bueno, mira, la lista es larga, es cierto. En lugar de crear empleos parece que hubieras prometido lo contrario; la economía es un desastre, las empresas cierran; la educación por los suelos, la cultura desaparecida; lo único que crece es la inseguridad de la Granja…
GUAJALDERÓN:
Párale, párale ¿qué no tratabas de darme ánimos?
GUAJÓMEZ MONT:
Es que ya me pegaste la fatalidad, Guajalderón. De veras que no somos nada.
(dentro de cuatro días…)
Comentarios
Publicar un comentario