En el despacho de don Pavón.
GUAJILLO:
Así que no te becaron más que tres chamacos en la escuela, Lupita.
GUAJALUPITA:
Así es, Guajillo. Me perece una injusticia.
DON PAVÓN:
Pero ya pasado el coraje, debemos ahora reflexionarlo, Lupita. Tal vez sea correcto dejar espacio para los demás. Ocho son muchos pavitos.
GUAJALUPITA:
Pues sí, don Pavón, tal vez tiene usted razón.
GUAJILLO:
¿Y por qué no haces una pequeña trampita, Lupita?
GUAJALUPITA:
No se me ocurre qué podría hacer, Guajillo.
DON PAVÓN:
Explícate, Guajillo, qué se le está ocurriendo a tu salvaje imaginación.
GUAJILLO:
A ver, don Pavón, ahí le va una prueba: ¿cómo se llaman los pollos de Lupita?
DON PAVÓN:
¡Újule!, a mi edad la memoria…
GUAJILLO:
Piénsele, a ver, ¿cómo se llaman, según usted?
DON PAVÓN:
Pico… Lico… ¿Tito?
GUAJILLO:
Y eso que usted es Guajolote, don Pavón. A ver, Lupita, dile cómo se llaman tus pollitos.
GUAJALUPITA:
Pico, Tico, Lico, Quico, Nico, Sico, Fico y Gertrudis.
GUAJILLO:
¿Qué le dice eso, don Pavón?
DON PAVÓN:
Pues que se parecen mucho sus nombres, en efecto. Y ellos también, en realidad son igualitos.
GUAJILLO:
Ahí está. Es muy fácil hacer una trampita. Vea el documento. Están a nombre de Pico, Pico y Pico.
GUAJALUPITA:
Es que así los escribió el Chucho.
DON PAVÓN:
Explícate de una vez, Guajillo, ya la hiciste mucho de emoción.
GUAJILLO:
Pues que, en medio de tanta confusión, puede asistir a la escuela cualquiera de ellos, que se parecen tanto y se llaman casi igual. Así de sencillo.
GUAJALUPITA:
De esa forma todos podrán estudiar.
DON PAVÓN:
Pues sí, en realidad parece una buena idea. No cabe duda que a veces piensas, Guajillo.
GUAJILLO:
Qué pasó qué pasó, don Pavón.
DON PAVÓN:
Goble goble goble…
(quedan cuatro días para la Navidad)
Así que no te becaron más que tres chamacos en la escuela, Lupita.
GUAJALUPITA:
Así es, Guajillo. Me perece una injusticia.
DON PAVÓN:
Pero ya pasado el coraje, debemos ahora reflexionarlo, Lupita. Tal vez sea correcto dejar espacio para los demás. Ocho son muchos pavitos.
GUAJALUPITA:
Pues sí, don Pavón, tal vez tiene usted razón.
GUAJILLO:
¿Y por qué no haces una pequeña trampita, Lupita?
GUAJALUPITA:
No se me ocurre qué podría hacer, Guajillo.
DON PAVÓN:
Explícate, Guajillo, qué se le está ocurriendo a tu salvaje imaginación.
GUAJILLO:
A ver, don Pavón, ahí le va una prueba: ¿cómo se llaman los pollos de Lupita?
DON PAVÓN:
¡Újule!, a mi edad la memoria…
GUAJILLO:
Piénsele, a ver, ¿cómo se llaman, según usted?
DON PAVÓN:
Pico… Lico… ¿Tito?
GUAJILLO:
Y eso que usted es Guajolote, don Pavón. A ver, Lupita, dile cómo se llaman tus pollitos.
GUAJALUPITA:
Pico, Tico, Lico, Quico, Nico, Sico, Fico y Gertrudis.
GUAJILLO:
¿Qué le dice eso, don Pavón?
DON PAVÓN:
Pues que se parecen mucho sus nombres, en efecto. Y ellos también, en realidad son igualitos.
GUAJILLO:
Ahí está. Es muy fácil hacer una trampita. Vea el documento. Están a nombre de Pico, Pico y Pico.
GUAJALUPITA:
Es que así los escribió el Chucho.
DON PAVÓN:
Explícate de una vez, Guajillo, ya la hiciste mucho de emoción.
GUAJILLO:
Pues que, en medio de tanta confusión, puede asistir a la escuela cualquiera de ellos, que se parecen tanto y se llaman casi igual. Así de sencillo.
GUAJALUPITA:
De esa forma todos podrán estudiar.
DON PAVÓN:
Pues sí, en realidad parece una buena idea. No cabe duda que a veces piensas, Guajillo.
GUAJILLO:
Qué pasó qué pasó, don Pavón.
DON PAVÓN:
Goble goble goble…
(quedan cuatro días para la Navidad)
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