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Aída


Hoy, Aída, el origen, cumple 75 años.
Yo sé que no me entiendes, por más que te lo quiera explicar. No entiendes nada. Pero hay en tu rostro divagante experiencias que nos pertenecen y que no podemos obviar, porque las vivimos tú y yo. Antes de que te perdieras en el alzheimer vi tu vida y me construí la mía, o mejor, construí mi vida con la tuya, pues tú me enseñaste a ser el humano que soy. Yo he sido lo que tú fuiste. Y soy consciente de que no estoy en el grado de incomprensión en el que estás. No importa. Hablar de ti me lleva a toda esa cantidad de cosas que vi de ti. Cuando lloraste en la parroquia, cuando andabas de negro. Cuando defendiste un acto de justicia, alzaste la voz, participaste en la escena del mundo, yo te vi. He hecho lo mismo, como tú me enseñaste. Te recuerdo enorme en algunos escenarios de la escuela primaria. Eras enorme y yo era muy pequeño. Ahora todo ha cambiado.

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