martes, 5 de enero de 2010

El sueño de Iturbide


En 1822, con el propósito de averiguar después lo pertinente de la medida, pero buscando amarrar su independencia al lado de la nuestra, se anexan a México espontáneamente Guatemala, Honduras y Nicaragua inmersas en el sueño del imperio iturbidista.

El sueño duró muy poco tiempo, en rigor, apenas si fue una cabeceadita, un breve intervalo de sopor somnoliento que despertó en el ánimo de los centroamericanos una sola consigna: “salir inmediatamente de ahí”.

A casi dos siglos de distancia no es difícil pensar qué hubiera sido de esos tres estados nacionales largamente gobernados (¡brujo!) por el PRI, en sus nuevas circunstancias. Colom, del estado libre y soberano de Guatemala pertenecería al PAN, Porfirio Lobo de Honduras sería priísta (aunque el defenestrado Zelaya estaría coqueteando una candidatura con el PT) y Ortega, de Nicaragua, claramente, pertenecería al PRD.

Por eso, atinadamente, los antiguos gobiernos independizados de Centroamérica, aplicaron para sí una antigua sabiduría oriental: “preferible ser cabeza de ratón… que cola de león”. Y así les fue.


No hay comentarios:

Publicar un comentario