![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIqiQc5m3KFJ-N7nfflMwvmGMNjfjUzcC6o4B5jEBWgOvATW1qUO7cdjJBG77DU9JDj9fMWYDWjXkDNSjLP_x6ZtmaQFVFDpOFTq4lNPweBxqgzOE6GmtNDmhnVrjQ5CPgUnNxMhvI3v_g/s200/Farabundo.jpg)
La mañana de hoy de 1932, un pelotón avergonzado de sus actos, disparó las balas que fueron a dar al pecho de tres valientes patriotas.
En esa mañana fría, con las tumbas del cementerio de San Salvador como testigos, los cuerpos de Agustín Farabundo Martí, Alonso Luna y Mario Zapata cayeron y levantaron, no una polvareda, pues el clima era húmedo y la tierra dura como su piel, sino una insurrección campesina y popular que la junta militar apenas pudo contener a sangre y fuego.
En esa mañana fría, con las tumbas del cementerio de San Salvador como testigos, los cuerpos de Agustín Farabundo Martí, Alonso Luna y Mario Zapata cayeron y levantaron, no una polvareda, pues el clima era húmedo y la tierra dura como su piel, sino una insurrección campesina y popular que la junta militar apenas pudo contener a sangre y fuego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario