La noche de hoy, en el polígono de tiro de Lecumberri de las Ciudad de México, Victoriano Huerta sella su miserable pacto con lo más ruin de los intereses yanquis y cercena las aspiraciones democráticas de los mexicanos.
El presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez son asesinados por los esbirros del Chacal, cerrando el expediente que la historia reconoce como Decena Trágica, los diez días que conmovieron, como ningunos otros, los primeros intentos serios por olvidar la larga noche de la tiranía e iniciar nuestros primeros pasos en una ansiada democracia que, con esto, tardaría cien años más en arribar, por cierto, muy desmejorada. Por eso creo que la traición de Huerta, entre tantas traiciones de nuestra vida nacional, es la más cara de la historia de México.
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