Uno suele preguntarse por qué algunos personajes de la historia recibieron honores tal vez justos y otros, que también los merecían, no.
Todos hemos visto una calle de casi cualquier ciudad mexicana con el nombre de Ignacio López Rayón, que murió un día como hoy de 1832, aunque su papel en la historia mexicana merecía algo más que una calle, quizás el nombre de un estado.
López Rayón participa en la Independencia mexicana desde el primer liderazgo de Miguel Hidalgo y Costilla, hereda el mando de la lucha a la muerte de los caudillos y dirige las acciones contra el imperio español. En 1820, al no reconocer los acuerdos de la Junta de Jaujilla, el propio general Nicolás Bravo se entrega a los realistas para ser, desde luego, sentenciado a muerte. Como los porteros del futbol, los militares también necesitan un poco de suerte. Antes de morir, López Rayón es perdonado “por gracia de las bodas del Rey de España” y dejado en libertad.
Al gobernar Iturbide, ya consumada la Independencia, trató de hacer a un lado al insurgente, pero su prestigio y méritos lo hicieron merecedor de importantes cargos, hasta su muerte un día como hoy de 1832, fecha quizás tardía para su inscripción en las letras más grandes de la historia. En este 2010, sin embargo, se le recuerda y se le otorga un homenaje en letras muy pequeñitas, que corresponden a las que aparecen en la nueva moneda de cinco pesos en donde aparece de perfil este personaje. Es cierto, no andará en boca de todos, pero al menos estará en las manos de todos.
Este mes pagaremos 200 monedas “López Rayón” sólo de electricidad. ¡Uh, mano…!
Todos hemos visto una calle de casi cualquier ciudad mexicana con el nombre de Ignacio López Rayón, que murió un día como hoy de 1832, aunque su papel en la historia mexicana merecía algo más que una calle, quizás el nombre de un estado.
López Rayón participa en la Independencia mexicana desde el primer liderazgo de Miguel Hidalgo y Costilla, hereda el mando de la lucha a la muerte de los caudillos y dirige las acciones contra el imperio español. En 1820, al no reconocer los acuerdos de la Junta de Jaujilla, el propio general Nicolás Bravo se entrega a los realistas para ser, desde luego, sentenciado a muerte. Como los porteros del futbol, los militares también necesitan un poco de suerte. Antes de morir, López Rayón es perdonado “por gracia de las bodas del Rey de España” y dejado en libertad.
Al gobernar Iturbide, ya consumada la Independencia, trató de hacer a un lado al insurgente, pero su prestigio y méritos lo hicieron merecedor de importantes cargos, hasta su muerte un día como hoy de 1832, fecha quizás tardía para su inscripción en las letras más grandes de la historia. En este 2010, sin embargo, se le recuerda y se le otorga un homenaje en letras muy pequeñitas, que corresponden a las que aparecen en la nueva moneda de cinco pesos en donde aparece de perfil este personaje. Es cierto, no andará en boca de todos, pero al menos estará en las manos de todos.
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