Si la tradición es memoria, la memoria es prevención, es defensa, es justicia. Y en esta semana de crímenes ilustres no podemos dejar de pasar por alto uno de los más graves asesinatos contra la paz de América Latina. ¿Puede un discurso ser mortal? El 24 de Marzo de 1980 se demostró, una vez, más que sí.
El 23 de Marzo de 1980 el Monseñor Oscar Arnulfo Romero pronuncia un discurso que le costaría la muerte. Al día siguiente, 24 de marzo, mientras oficiaba la misa de San Gabriel, sicarios paramilitares penetraron en la iglesia y mataron a mansalva a este hombre bueno y justo cuyo propósito en el mundo era la paz y la justicia.
Monseñor Romero está en cada una de las cláusulas de la ansiada paz firmada años después para El Salvador. Callaron al hombre, pero su obra crece a medida que la conciencia cívica y la pírrica democracia salvadoreña logra algún desarrollo.
Hoy es el día de su memoria, de su valentía y de su obra.
El 23 de Marzo de 1980 el Monseñor Oscar Arnulfo Romero pronuncia un discurso que le costaría la muerte. Al día siguiente, 24 de marzo, mientras oficiaba la misa de San Gabriel, sicarios paramilitares penetraron en la iglesia y mataron a mansalva a este hombre bueno y justo cuyo propósito en el mundo era la paz y la justicia.
Monseñor Romero está en cada una de las cláusulas de la ansiada paz firmada años después para El Salvador. Callaron al hombre, pero su obra crece a medida que la conciencia cívica y la pírrica democracia salvadoreña logra algún desarrollo.
Hoy es el día de su memoria, de su valentía y de su obra.
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