El primero de junio de 1863, frescas aún las huellas de la carreta en que huyó Benito Juárez de la capital, el general Bruno Martínez, comandante de la guarnición de México, lanza un manifiesto a favor de la intervención francesa, declarando al general Frederic Forey (en la ilustración) del ejército francés como la máxima autoridad del país. Con estos militares el país no necesitaba enemigos.
Quién iba a decir que cuatro años después, este mismo día de 1867, salen apresuradamente hacia Querétaro los licenciados Mariano Riva Palacio y Rafael Martínez de la Torre para hacerse cargo de la defensa, por razones humanitarias, del malhadado emperador Maximiliano y sus aliados.
La suerte estaba echada, era cuestión de horas para que el segundo imperio fuera tan sólo un recuerdo fugaz en el martirologio de la historia.
Quién iba a decir que cuatro años después, este mismo día de 1867, salen apresuradamente hacia Querétaro los licenciados Mariano Riva Palacio y Rafael Martínez de la Torre para hacerse cargo de la defensa, por razones humanitarias, del malhadado emperador Maximiliano y sus aliados.
La suerte estaba echada, era cuestión de horas para que el segundo imperio fuera tan sólo un recuerdo fugaz en el martirologio de la historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario