martes, 24 de agosto de 2010

El calendario hostil


Si fuéramos puntillosos con las fechas de los acontecimientos históricos, este día festejaríamos el día de la Independencia mexicana, sólo que habría de retrasar su estridente conmemoración al aún lejano 2021. No habría grito, pues todo el protocolo se hizo en relativo silencio dentro de un edificio de Córdoba, Veracruz con la presencia del jefe político de la Nueva España y el comandante del Ejército Trigarante.

Fue entonces que Juan O`Donojú y Agustín de Iturbide firman los Tratados de Córdoba, confirmando el Plan de Iguala que proclamaba la independencia de México. El estandarte virreinal de color pardo, con la cruz morada de San Andrés en su centro, deja de existir este día. Era menester una nueva bandera y, tal vez, algún mito o parafernalia que sirviera a los mexicanos para festejar cada año su independencia e, incluso, llegar a conmemorar su bicentenario. Sin saber si eso era posible, el profesor poblano José Basilio de Unanue escribió en los años cincuenta este chabacano panegírico que representa muy bien toda esa palabrería:

“En Dolores se inicia la Independencia y en Córdoba se consuma, una abre y la otra cierra, una alienta y la otra ejecuta, una enciende la antorcha y la otra funde las cadenas de opresión, una principia con ideales y la otra los hace realidad, una empieza con una campana y la otra termina con una bala y una firma; una lucha y la otra consuma, son pues el alfa y la omega de nuestra Independencia”.

Quién sabe...



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