martes, 23 de noviembre de 2010

Morir en vivo


La tarde de este día del 2004 los mexicanos conocimos la existencia de San Juan Ixtayopan, en la Delegación Tláhuac de la Ciudad de México, debido a razones muy desafortunadas.

Instigados por oscuros móviles, los habitantes, convertidos en turba, aseguraron a tres policías federales que, acusados de ser robachicos, fueron apaleados durante horas sin que ninguna autoridad hiciera nada por detenerlos.

En cadena nacional, las televisoras se solazaron con las cruentas imágenes de los policías masacrados, a quienes incluso entrevistaron, para ser testigos luego de la incineración de dos de ellos.

No era la reacción del llamado México bronco; era, más bien, una prueba más del ostensible México impune, que hoy vivimos a todo color.


* Fotografía de La Jornada on line



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