Entrevisté a Doña Judith Cid de León en 2003 para un libro que se llamó Los barrios de Puebla, publicado por el extinto Consejo del Centro Histórico que dirigía Roberto Herrerías. Fue una larga entrevista de una hora y no fui considerado con sus 93 años que francamente no se le notaban, pues doña Judith aparentaba muchos menos. Ahora su hijo, José Luis Naval, me hace el favor de invitarme a su cumpleaños número cien que se festeja este día, aunque los cumplió hace una semana. Iré con mucho gusto, pero no puedo menos que festejarle a mi manera semejante acontecimiento con una breve cita de los primeros años de su vida, en pleno periodo revolucionario. Así lo recordó en aquella ocasión:
Mi abuelo nunca me dijo Judith, porque yo nací el día de Santa Bárbara y él me decía Bárbara, hasta que se murió, siempre me dijo Bárbara, Barbarita. “¿Por qué si es Judith?”, porque nació ese día y ese día es de Santa Bárbara y tiene que ser Bárbara. “No, papá, si es Ana María Judith.”
Dice mi mamá que a la hora del bautizo no me querían bautizar, porque como nada más era Judith, el padre dijo: “no, con ese nombre no.” Entonces por eso me pusieron Ana María. Pero mi abuelo decía que era Bárbara Judith, entonces me quitaron el Bárbara y nada más me dejaron Ana María Judith.
Yo nací en el mero centro el 7 de diciembre de 1910 en el Barrio de la Luz, en una casa que ya no existe, ahora son casas de vecindad, así muy feas. Entonces era un barrio de personas más acomodadas, mi abuelo tenía un molino de harina de trigo, se apellidaba Tapia. Y allá nacieron mis hermanas gemelas, antes que yo, luego nací yo a los dos años. Ahora que estoy vieja, mis hermanos casi todos ya murieron, nada más tengo al más chico, que viene de Veracruz y una hermana que es la más chica de las mujeres, sólo quedamos tres.
Nací en la Primera Calle de la Luz número 11, a la mitad de la calle había dos leones, en la azotea de mi abuelo. Luego mi papá compró en la colonia Humboldt y nos fuimos para allá, donde nacieron los demás hermanos.
Yo nací el año en que inicia la Revolución. Dice mi mamá que, como entonces no podían salir las mamás a la calle hasta que no tenían 40 días, mi papás, que no estaban casados por el civil ellos, nada más por la iglesia, mi papá me llevó al registro civil, pero le pusieron “hija natural” de José Cid de León. Y mamá no. Por eso soy nomás... hija natural, porque le preguntaron a mi papá si no estaba casado y dijo “no, nada más por la iglesia”, entonces es hija natural. Nada más yo, las demás no, nada más a mi, porque dice mi papá que en esos años quién sabe qué pasaría y me registraron así, pero no tenía yo mamá ¿verdad? Decía: “José Cid de León, soltero” ¿cómo va a ser soltero? Hasta que se casó mi hermana Rebeca se casaron mi mamá y mi papá, cuando se casó una de las gemelas por el civil, entonces fue cuando mis papás se casaron por lo civil. Desde entonces ya no fuimos “hijos naturales”. Después mi mamá nos llevó a registrar en México como hijos legítimos y ya después no sé. Murió mi mamá, no se dónde quedaron los papeles, se los dieron a una hermana mía, luego esa hermana murió, se los dejó a la otra hermana, total se desapareció el papel. Me tuvieron que volver a registrar. Tuve que ir a juicio, je je.
* La fotografía es parte de la invitación hecha por su hijo.
Mi abuelo nunca me dijo Judith, porque yo nací el día de Santa Bárbara y él me decía Bárbara, hasta que se murió, siempre me dijo Bárbara, Barbarita. “¿Por qué si es Judith?”, porque nació ese día y ese día es de Santa Bárbara y tiene que ser Bárbara. “No, papá, si es Ana María Judith.”
Dice mi mamá que a la hora del bautizo no me querían bautizar, porque como nada más era Judith, el padre dijo: “no, con ese nombre no.” Entonces por eso me pusieron Ana María. Pero mi abuelo decía que era Bárbara Judith, entonces me quitaron el Bárbara y nada más me dejaron Ana María Judith.
Yo nací en el mero centro el 7 de diciembre de 1910 en el Barrio de la Luz, en una casa que ya no existe, ahora son casas de vecindad, así muy feas. Entonces era un barrio de personas más acomodadas, mi abuelo tenía un molino de harina de trigo, se apellidaba Tapia. Y allá nacieron mis hermanas gemelas, antes que yo, luego nací yo a los dos años. Ahora que estoy vieja, mis hermanos casi todos ya murieron, nada más tengo al más chico, que viene de Veracruz y una hermana que es la más chica de las mujeres, sólo quedamos tres.
Nací en la Primera Calle de la Luz número 11, a la mitad de la calle había dos leones, en la azotea de mi abuelo. Luego mi papá compró en la colonia Humboldt y nos fuimos para allá, donde nacieron los demás hermanos.
Yo nací el año en que inicia la Revolución. Dice mi mamá que, como entonces no podían salir las mamás a la calle hasta que no tenían 40 días, mi papás, que no estaban casados por el civil ellos, nada más por la iglesia, mi papá me llevó al registro civil, pero le pusieron “hija natural” de José Cid de León. Y mamá no. Por eso soy nomás... hija natural, porque le preguntaron a mi papá si no estaba casado y dijo “no, nada más por la iglesia”, entonces es hija natural. Nada más yo, las demás no, nada más a mi, porque dice mi papá que en esos años quién sabe qué pasaría y me registraron así, pero no tenía yo mamá ¿verdad? Decía: “José Cid de León, soltero” ¿cómo va a ser soltero? Hasta que se casó mi hermana Rebeca se casaron mi mamá y mi papá, cuando se casó una de las gemelas por el civil, entonces fue cuando mis papás se casaron por lo civil. Desde entonces ya no fuimos “hijos naturales”. Después mi mamá nos llevó a registrar en México como hijos legítimos y ya después no sé. Murió mi mamá, no se dónde quedaron los papeles, se los dieron a una hermana mía, luego esa hermana murió, se los dejó a la otra hermana, total se desapareció el papel. Me tuvieron que volver a registrar. Tuve que ir a juicio, je je.
* La fotografía es parte de la invitación hecha por su hijo.
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