El 23 de enero de 1905 nace un guitarrista de alta escuela a quien se considera el verdadero creador del sonido mexicano en guitarra de seis cuerdas. En México lo hemos escuchado profusamente, pero generalmente sin quién es; es decir, reconocemos su guitarra inconfundible al iniciar algunos de los antiguos temas de Chavela Vargas o de Cuco Sánchez, pero pocas veces reparamos que detrás de esa prodigiosa guitarra se encontraba un gordito genial, que llevaba por nombre Antonio Bribiesca.
Por supuesto su nombre no escapaba a los melómanos mexicanos, pero sí al gran público. Bribiesca era y es utilizado in extenso para musicalizar miles de entradas musicales en la radio y la televisión; en el cine, incluso, donde de acuerdo con la Sociedad de Autores y Compositores de México no siempre se le dio el crédito correspondiente. Pero en radio nunca se le da, cuando su música es utilizada para buena parte de los programas campiranos, revolucionarios o nostálgicos, pues la guitarra triste de Bribiesca es ideal para recrear esos ambientes soñadores de un México pretérito, amable y taciturno. Yo mismo lo hice tantas veces. Perdón, don Antonio.
Por supuesto su nombre no escapaba a los melómanos mexicanos, pero sí al gran público. Bribiesca era y es utilizado in extenso para musicalizar miles de entradas musicales en la radio y la televisión; en el cine, incluso, donde de acuerdo con la Sociedad de Autores y Compositores de México no siempre se le dio el crédito correspondiente. Pero en radio nunca se le da, cuando su música es utilizada para buena parte de los programas campiranos, revolucionarios o nostálgicos, pues la guitarra triste de Bribiesca es ideal para recrear esos ambientes soñadores de un México pretérito, amable y taciturno. Yo mismo lo hice tantas veces. Perdón, don Antonio.
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